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Hebreos 9:7 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

7 Pero en el Lugar Santísimo solo podía entrar el jefe de los sacerdotes, y esto, solo una vez al año. Entraba llevando la sangre de los animales, que él y el pueblo ofrecían para pedir perdón a Dios cuando pecaban sin darse cuenta.

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Biblia Reina Valera 1960

7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Pero solo el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo y lo hacía una sola vez al año; y siempre ofrecía sangre por sus propios pecados y por los pecados que el pueblo cometía por ignorancia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 pero en la segunda tan sólo entra el sumo sacerdote una sola vez al año, y nunca sin la sangre que va a ofrecer por sus extravíos y por los del pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Pero en la segunda, sólo el sumo sacerdote, una vez al año, no sin sangre, la cual ofrecía por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Pero en la segunda entra sólo el sumo sacerdote, una vez al año, no sin llevar sangre que ofrecer por sí mismo y por los pecados del pueblo.

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Hebreos 9:7
23 Referans Kwoze  

pero Dios se enojó mucho contra Uzá por haber tocado el cofre, y allí mismo le quitó la vida.


Pero los israelitas no obedecieron a Dios, y Manasés les enseñó a cometer peores pecados que los que habían cometido las naciones que Dios había destruido cuando los israelitas llegaron a la región.


12 (13) Nadie parece darse cuenta de los errores que comete. ¡Perdóname, Dios mío, los pecados que cometo sin darme cuenta!


Durante cuarenta años estuve muy enojado contra ellos, y al fin les hice ver que vivían en el error, pues no obedecían mis mandamientos.


Isaías también dijo: «Los profetas y los sacerdotes se tambalean y tropiezan por tanto licor que beben. Están demasiado borrachos para recibir palabra de Dios.


Por eso, voy a hacer cosas tan maravillosas que este pueblo quedará asombrado. Entonces destruiré la sabiduría de sus hombres sabios y la inteligencia de sus personas inteligentes».


»Los gobernantes engañan a mi pueblo, y lo llevan por mal camino; hasta las mujeres y los niños gobiernan y abusan de la gente.


16 (15) »Los jefes engañaron a este pueblo, y confundieron a toda su gente.


Es tan fuerte su deseo sexual que prefieren andar con mujerzuelas; por eso se han apartado de mí. »¡Es increíble! Mi pueblo le pide consejos a un pedazo de madera; ¡quiere que un simple palo le ayude a adivinar el futuro!


Para obtener el perdón de sus pecados, deberán cumplir este mandamiento una vez al año». Todo se hizo como lo había ordenado Moisés.


Deberá llevarle al sacerdote un carnero de su rebaño, o el dinero equivalente a su precio. Así el sacerdote me presentará la ofrenda en favor de esa persona, y yo la perdonaré.


De mí no podrán escapar ni los corredores más veloces, ni los soldados más fuertes, ni los guerreros más valientes, ni los flechadores más diestros, ni los que huyan a caballo;


Son gente ignorante y terca, que no entiende nada, y por eso no disfruta de la vida que Dios da.


Pero sucede lo contrario. Cada año, cuando ofrecen esos sacrificios, lo único que logran es recordar sus pecados.


Esta confianza nos da plena seguridad; es como el ancla de un barco, que lo mantiene firme y quieto en el mismo lugar. Y esta confianza nos la da Jesucristo, que traspasó la cortina del templo de Dios en el cielo, y entró al lugar más sagrado.


Jesús no es como los otros sacerdotes, que todos los días tienen que matar animales para ofrecérselos a Dios y pedirle perdón por sus propios pecados, y luego tienen que hacer lo mismo por los pecados del pueblo. Por el contrario, cuando Jesús murió por nuestros pecados, ofreció su vida una sola vez y para siempre.


Detrás de la segunda cortina estaba la parte llamada Lugar Santísimo,


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