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Habacuc 3:4 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

4 Un gran resplandor te rodea; de tus manos brotan rayos de luz y dejan ver tu poder escondido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Su llegada es tan radiante como la salida del sol. Rayos de luz salen de sus manos, donde se esconde su imponente poder.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Se asemeja a la luz su resplandor, un par de rayos brotan de sus manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Su resplandor es como el sol, Sus manos producen rayos de luz, allí se oculta su poder.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Su fulgor es como la luz; salen rayos de sus manos; allí está oculto su poder.

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Habacuc 3:4
14 Referans Kwoze  

De día guiaste a tu pueblo con una columna de nube; de noche lo dirigiste con una columna de fuego. Tú les mostraste el camino que debían seguir.


»Esto es apenas un murmullo que alcanzamos a escuchar; es tan solo una muestra del gran poder de Dios, que jamás podremos comprender».


12 (13) ¡De su grandioso trono salían nubes, granizos y carbones encendidos!


En ningún momento Dios los dejó solos. De día los guiaba mediante una nube en forma de columna, y de noche les alumbraba el camino con una columna de fuego.


la cual siguió alumbrando el camino a los israelitas, pero dejó en la oscuridad al ejército egipcio. En toda esa noche los egipcios nunca pudieron alcanzar a los israelitas.


Dios es como una alta torre; hacia él corren los buenos para ponerse a salvo.


De la cintura para arriba brillaba como el metal derretido; de la cintura para abajo, brillaba como el fuego. ¡Era como ver el arco iris después de un día lluvioso! Entonces me di cuenta de que estaba contemplando a Dios en todo su esplendor, y me arrodillé hasta tocar el suelo con la frente, en actitud de adoración. Entonces escuché una voz que me hablaba.


y vi que venía el poderoso Dios de Israel. A su paso se oía un fuerte ruido, como cuando el río lleva mucha agua, y la tierra se cubrió de luz.


Frente a ellos, Jesús se transformó: Su cara brillaba como el sol, y su ropa se puso tan blanca como la luz del mediodía.


Dios es el único que vive para siempre, y vive en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder son de él para siempre! Amén.


La ciudad no necesita que el sol o la luna la iluminen, porque el brillo de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara.


Allí nunca será de noche, y nunca nadie necesitará la luz de una lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor será su luz, y ellos reinarán para siempre.


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