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2 Reyes 13:19 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

19 Entonces el profeta se enojó con él y le dijo: —¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Si lo hubieras hecho así, habrías podido vencer a Siria de una vez por todas. Pero ahora solo vas a derrotarla tres veces.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora solo tres veces derrotarás a Siria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 pero el hombre de Dios se enojó con él y exclamó: —¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Así habrías vencido a Aram hasta destruirlo por completo. Ahora saldrás vencedor solamente tres veces.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Entonces el hombre de Dios se enojó con el rey y dijo: '¡Tenías que haber golpeado cinco o seis veces! Así habrías derrotado a Aram hasta que no quedara nadie. Pero ahora sólo derrotarás a Aram tres veces'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Y el varón de Dios estalló en ira contra él, y dijo: ¡De haber golpeado cinco o seis veces, entonces hubieras herido a Siria hasta acabarla! Pero ahora vencerás a Siria sólo tres veces.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Se irritó contra él el varón de Dios y le dijo: 'Si la hubieras herido cinco o seis veces, derrotarías a Aram hasta exterminarlo'. Pero ahora lo batirás sólo tres veces.

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2 Reyes 13:19
13 Referans Kwoze  

Después Eliseo le dijo al rey: —Toma las flechas. El rey las tomó, y Eliseo le dijo: —¡Golpea el piso con las flechas! El rey golpeó el piso tres veces y se detuvo.


Entonces Joás, rey de Israel, se enfrentó a Ben-hadad en tres batallas, y en todas lo derrotó. Así recuperó las ciudades que Hazael le había quitado en la guerra a Joacaz, su padre.


Eliseo le dijo: —El próximo año, por estas fechas, llevarás en tus brazos un hijo tuyo. La mujer respondió: —Usted es un profeta de Dios y yo soy su servidora. Por favor, no me mienta.


Después sirvieron el guiso a los profetas para que lo comieran. Mientras comían, ellos gritaron: «¡Eliseo, hombre de Dios, el guiso está envenenado!» No pudieron comerlo,


Guehazí, el sirviente de Eliseo, pensó: «El profeta Eliseo ha dejado ir a Naamán sin aceptar ningún regalo. Voy a correr detrás de él para conseguir algo. Lo juro por Dios».


Pero Eliseo le mandó a decir al rey de Israel dónde iba a acampar el rey de Siria, para que no pasara por allí.


»¡Maldito sea el que no quiera tomar la espada para matar! ¡Maldito sea el que de mala gana haga lo que yo le ordene!


Poco después Moisés preguntó por el chivo que se ofrece para el perdón de los pecados. Cuando supo que ya había sido quemado sobre el altar, se enojó con Itamar y Eleazar, y les dijo:


Moisés se enojó muchísimo y le dijo a Dios: «No aceptes sus ofrendas, Dios mío. Yo nunca les he hecho ningún daño, y ellos jamás me han dado nada. ¿Cómo pueden decir que me aprovecho de ellos?»


Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos.


Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban y, al ver que eran muy tercos y no tenían amor, se puso muy triste. Entonces le dijo al enfermo: «Extiende la mano.» El hombre extendió la mano, y la mano le quedó sana.


Y poniendo las manos sobre los enfermos, Jesús sanó a algunos de ellos; pero no pudo hacer ningún otro milagro,


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