12 ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso?
12 ¿Acaso no se dan cuenta de que fue el mismo Ezequías quien destruyó todos los santuarios y altares del Señor? Él ordenó a Judá y a Jerusalén que se adorara solamente en el altar del templo y que se ofreciera sacrificios únicamente sobre él.
12 ¿No es este mismo Ezequías el que ha quitado los santuarios altos y los altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Ante un solo altar se postrarán y sobre él quemarán incienso?
12 ¿No es el mismo Ezequías que suprimió sus lugares altos° y sus altares, y ordenó a Judá y a Jerusalem, diciendo: Ante un único altar os postraréis, y sobre él quemaréis incienso?
12 ¿No es Ezequías quien suprimió sus lugares altos y sus altares, y dijo a Judá y a Jerusalén: 'Ante un solo altar os postraréis y sólo sobre él habéis de quemar incienso?'.
Salomón también mandó hacer todos los utensilios que había en el templo de Dios. Los de oro puro eran: el altar, la mesa de los panes para Dios, los diez candelabros del Lugar Santo, las figuras de flores, las lámparas, las tenazas, las copas, las tijeras para cortar mechas, las vasijas, los cucharones, los incensarios, las bisagras de las puertas del Lugar Santísimo, las bisagras de la puerta de la entrada principal del edificio.
Quitó los pequeños templos de las colinas en donde la gente adoraba a los dioses, y destruyó todas las imágenes de Astarté. También hizo pedazos a la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque los israelitas la trataban como a un dios, pues le quemaban incienso y la llamaban Nehustán.
Lo primero que hicieron fue quitar todos los altares, y los lugares para quemar incienso a los falsos dioses que adoraban en Jerusalén, y tirarlos en el arroyo Cedrón.
Cuando terminó la celebración, todos los israelitas fueron a las ciudades de Judá, y a los territorios de las tribus de Benjamín, Efraín y Manasés, y destrozaron las imágenes que la gente adoraba. También destruyeron las imágenes de la diosa Astarté, y los pequeños templos de las colinas. No descansaron hasta acabar con todo eso. Luego regresaron a sus ciudades, cada uno a su hogar.