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2 Crónicas 21:16 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

16 Y así sucedió. Dios hizo que los filisteos y los árabes, vecinos de los etíopes, odiaran a Joram,

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Biblia Reina Valera 1960

16 Entonces Jehová despertó contra Joram la ira de los filisteos y de los árabes que estaban junto a los etíopes;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Después el Señor incitó a los filisteos y a los árabes, pueblos que vivían cerca de los etíopes, para que atacaran a Yoram.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Yavé hizo que se levantaran contra Joram los filisteos y los árabes, vecinos de los etíopes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y YHVH incitó contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes, que estaban junto a los etíopes,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 En efecto, Yahveh suscitó contra Jorán la animosidad de los filisteos y de los árabes, vecinos de los etíopes,

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2 Crónicas 21:16
16 Referans Kwoze  

Dios volvió a enojarse contra Israel. Le hizo creer a David que sería bueno hacer una lista de todos los soldados que había en Israel y Judá.


Por eso Dios le dijo: «Te has comportado mal y no has obedecido mis órdenes. Por eso voy a quitarte el reino y se lo daré a uno de tus oficiales.


Hadad, que era descendiente de los reyes de Edom, luchó en contra de Salomón, pues así lo permitió Dios. Resulta que años atrás, cuando David había vencido a Edom, Joab, que era el general del ejército, fue a enterrar a los que habían muerto en la batalla. Joab se quedó allí durante seis meses, hasta que logró matar a todos los hombres de Edom.


Dios también permitió que Rezón, el hijo de Eliadá, se pusiera en contra de Salomón. Rezón era un oficial de Hadad-ézer, rey de Sobá, y se había escapado


Por el contrario, para estar en paz con Josafat, algunos de los filisteos le llevaban plata y otros regalos. De la misma manera, los árabes le llevaron siete mil setecientos carneros y la misma cantidad de chivos.


Los que ayudaron a los árabes en su ataque contra Judá, mataron a todos los hijos de Joram, excepto al menor de ellos, que se llamaba Ocozías. Por esa razón, la gente de Jerusalén lo nombró rey. La madre de Ocozías se llamaba Atalía y era nieta de Omrí. Ocozías tenía cuarenta y dos años de edad cuando comenzó a reinar en Judá. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró solo un año.


Dios no solo ayudó a Ozías a derrotar a los filisteos; también lo ayudó a vencer a los árabes que vivían en Gur-baal, y también a los meunitas.


Entonces Dios hizo que los jefes del ejército del rey de Asiria atacaran a los israelitas. Los asirios apresaron a Manasés y lo humillaron, pues le pusieron un gancho en la nariz, lo ataron con cadenas de bronce y se lo llevaron prisionero a Babilonia.


En el primer año del gobierno de Ciro, rey de Persia, este rey dio la siguiente orden a todos los habitantes de su reino: «El Dios de los cielos, que es dueño de todo, me hizo rey de todas las naciones, y me encargó que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en la región de Judá. Por tanto, todos los que sean de Judá y quieran reconstruir el templo, tienen mi permiso para ir a Jerusalén. El Dios de Israel vive allí, y los ayudará. »Todos los que decidan ir a Jerusalén para trabajar en la reconstrucción, recibirán de sus vecinos ayuda en dinero, mercaderías y ganado. También recibirán donaciones para el templo de Dios». Ciro, rey de Persia Con esta orden se cumplió la promesa que Dios había hecho por medio del profeta Jeremías.


Cuando los jefes de las tribus de Judá y de Benjamín se enteraron de esta orden, sintieron que Dios les pedía que fueran a Jerusalén para reconstruir su templo. Lo mismo sintieron los sacerdotes, sus ayudantes y muchos otros judíos.


5 (4.5) Ustedes se han robado todo mi oro y toda mi plata; ¡mis más ricos tesoros se los llevaron a sus templos!


El Dios de Israel ha dicho: «Ustedes, habitantes de Gaza, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Tomaron presos pueblos enteros, y en Edom los vendieron como esclavos.


Si la gente se alborota, es porque sonó la alarma; y si la gente se espanta, es porque algo malo sucede. Y si algo malo sucede, es porque Dios lo causó.


»Yo le suplico a mi señor y rey que me escuche. Si es Dios quien ha puesto a Su Majestad en mi contra, espero que él me perdone y acepte mi ofrenda; pero si es una cuestión de los hombres, que Dios los maldiga. Porque me están arrojando de esta tierra de Dios, y así me obligan a adorar a otros dioses.


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