1 Reyes 18:44 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual44 Después de ir siete veces, el ayudante le dijo a Elías: —¡Se ve una pequeña nube del tamaño de una mano! Está subiendo del mar. Entonces Elías le dijo: —Ve a decirle a Ahab que prepare su carro y se vaya antes de que empiece a llover y no pueda salir. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196044 A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente44 Finalmente, la séptima vez, su sirviente le dijo: —Vi una pequeña nube, como del tamaño de la mano de un hombre, que sale del mar. Entonces Elías le gritó: —Corre y dile a Acab: “Sube a tu carro y regresa a tu casa. ¡Si no te apuras, la lluvia te detendrá!”. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)44 Cuando volvió la séptima vez, subía desde el mar una nubecita no más grande que la palma de la mano. Elías le dijo entonces: 'Anda a decir a Ajab que enganche su carro y baje, porque si no lo, va a pillar la lluvia'. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion44 Y aconteció que a la séptima vez, dijo: He aquí, sube una nube del mar, tan pequeña como la mano de un hombre. Y él dijo: Ve y di a Acab: Unce tu carro° y baja, para que la lluvia no te detenga. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197544 Y a la séptima vez exclamó: 'Por el mar se levanta una nubecilla como la palma de la mano de un hombre'. Entonces dijo él: 'Sube a decir a Ajab: 'Engancha el carro y baja, no sea que luego te lo impida la lluvia''. Gade chapit la |
»Si quieren saber si fue el Dios de Israel quien los castigó, hagan lo siguiente: Construyan una carreta nueva. Esa carreta deben jalarla dos vacas que nunca hayan trabajado con el yugo puesto ni hayan jalado ninguna carreta. Las vacas deben estar criando terneros. »Como lo normal es que las vacas vayan hacia donde están sus terneros, encierren a los terneros en el establo. Pongan luego el cofre del pacto de Dios en la carreta, y en una caja pongan las figuras de oro que hicieron. Una vez que hayan hecho esto, suelten la carreta para que las vacas se lleven la ofrenda. »Fíjense entonces hacia dónde se dirigen las vacas. Si se van hacia Bet-semes, que es un pueblo israelita, podemos estar seguros de que fue el Dios de los israelitas quien nos causó tanto daño. Si no sucede así, entonces sabremos que no fue su Dios quien nos castigó, sino que todo esto fue un accidente.