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Proverbios 30:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 No he aprendido la sabiduría, ni he entendido por mí mismo la ciencia de los santos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 No he dominado la sabiduría humana ni conozco al Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¡sí, yo que no aprendí la sabiduría, pensé conocer la ciencia del Santo!

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No he aprendido sabiduría, Ni comprendo la ciencia del Santo:°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Dios me enseñó la sabiduría, y aprendí la ciencia del Santo.

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Proverbios 30:3
15 Referans Kwoze  

¿Quién ha subido al cielo y ha bajado de allá, para poder hablar sabiamente? ¿Quién sujetó el viento con sus manos? ¿Quién envolvió en densas nubes las aguas como en un envoltorio? ¿Quién ha dado esta habilidad a todas las partes de la tierra? ¿Cuál es el nombre de quien lo hizo?, ¿y qué nombre tiene su hijo? Dilo tú, si es que lo sabes.


El principio de la sabiduría es el temor del Señor; y la ciencia de los santos es la verdadera prudencia.


Por esto el Santo de Israel dice así: Ya que vosotros habéis desechado lo que os he mandado, y habéis puesto vuestra confianza en la calumnia y en la perversidad, y apoyádoos sobre esas cosas,


Pues esto dice el excelso y el sublime Dios que mora en la eternidad, y cuyo nombre es Santo: El que habita en las alturas y en el santuario, y en el corazón contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humildes y dar vida al corazón de los contritos.


Y dije yo: ¿Hasta cuándo durará, Señor, tu indignación? Y respondió: Hasta que desoladas las ciudades, queden sin habitantes, y las casas sin gente, y la tierra desierta.


Y se estremecieron los dinteles y quicios de las puertas a la voz del que cantaba, y se llenó de humo el templo.


Todas las cosas las ha puesto mi Padre en mis manos. Pero nadie conoce al Hijo sino el Padre; ni conoce ninguno al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo haya querido revelarlo.


Y Jesús , respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Joná porque no te ha revelado eso la carne y la sangre u hombre alguno, sino mi Padre que está en los cielos.


Y la vida eterna consiste en conocerte a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.


¡Oh profundidad de los tesoros de la sabiduría y de la ciencia de Dios, cuán incomprensibles son sus juicios, cuán inapelables sus caminos!


Yo conozco tus obras. He aquí que puse delante de tus ojos abierta una puerta que nadie podrá cerrar; porque aunque tú tienes poca fuerza, o virtud, con todo, has guardado mi palabra o mis mandamientos, y no negaste mi Nombre.


Y mientras aquellos animales tributaban gloria, y honor, y bendición o acción de gracias al que estaba sentado en el trono, que vive por los siglos de los siglos,


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