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Proverbios 30:10 - Biblia Torres Amat 1825

10 No acuses ligeramente al siervo ante su amo; no sea que se maldiga, y tú te pierdas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 No acuses al siervo ante su señor, No sea que te maldiga, y lleves el castigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Nunca difames al empleado ante su patrón, porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 No acuses a un sirviente ante su patrón: si te maldijera, lo tendrías bien merecido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 No acuses al siervo ante su señor, No sea que te maldiga, y seas hallado culpable.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 No calumnies a un siervo ante su señor, no sea que te maldiga y lo pases mal.

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Proverbios 30:10
18 Referans Kwoze  

Y el Señor se complació en aquel olor de suavidad y dijo: Nunca más maldeciré la tierra por las culpas de los hombres, atento a que los sentidos y pensamientos del corazón humano están inclinados al mal desde su mocedad; no castigaré, pues, más a todos los vivientes como he hecho.


Quien esconde los granos será maldito de los pueblos; mas la bendición descenderá sobre la cabeza de los que los sacan a la ven-ta.


El que da al pobre, nunca estará necesitado; pero quien menosprecia al que pide rogando, padecerá indigencia.


No te pares a escuchar todas las conversaciones que se tienen, no sea que oigas a tu siervo murmurar a ti,


Entonces repusieron, y dijeron al rey: Daniel, uno de los hijos cautivos de Judá, no ha hecho caso de tu ley ni del edicto que tú pusiste; sino que tres veces al día hace oración a su manera.


Luego por orden del rey fueron traídos aquellos que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el lago de los leones ellos, y sus hijos, y sus mujeres; y aun no habían llegado al suelo del lago, cuando ya los leones los arrebataron, y desmenuzaron todos sus huesos.


¿Quién eres tú para juzgar al que es siervo de otro? Si cae, o si se mantiene firme, esto pertenece a su amo; pero firme se mantendrá, pues poderoso es Dios para sostenerlo.


Cuidado que no te sorprenda el desapiadado pensamiento de decir en tu corazón: Se acerca el año séptimo de la remisión, y apartes con eso los ojos de tu pobre hermano, rehusando darle prestado lo que pide: no sea que clame contra ti al Señor, y se te impute a pecado.


No entregarás a su dueño el esclavo que a ti se acogiere.


Y dijo a Saúl: ¿Por qué das oídos a las palabras de aquellos que te dicen: David anda maquinando tu ruina?


Oye, pues, ahora, te ruego, mi rey y señor, las palabras de tu siervo: Si es el Señor el que te incita contra mí, acepte el olor de este sacrificio; mas si son los hombres, malditos sean en la presencia del Señor, ellos, que me han hoy desterrado, para que no habite en la heredad del Señor; como quien dice: Anda y sirve a dioses ajenos.


Le dijo David: ¿Y podrás tú guiarme a donde está esa gente? Respondió el egipcio: Júrame por el nombre de Dios que no me matarás, ni me entregarás en manos de mi amo, y yo te llevaré a donde está aquella tropa. Se lo juró David.


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