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Oseas 9:10 - Biblia Torres Amat 1825

10 Como uvas en árido desierto, con tanto gusto tomé yo a Israel; como los primeros frutos de las altas ramas de la higuera, así miré a sus padres. Mas ellos se fueron al templo de Beelfegor, y se enajenaron de mí, para ignominia suya, haciéndose execrables como las cosas que amaron.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Dice el Señor: «Oh Israel, cuando te encontré por primera vez, fue como encontrar uvas frescas en el desierto. Cuando vi a tus antepasados, fue como ver los primeros higos maduros de la temporada. Pero después me abandonaron por Baal-peor y se entregaron a ese ídolo vergonzoso. En poco tiempo se volvieron viles, tan viles como el dios al que rinden culto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Israel fue para mí como uva silvestre encontrada en el desierto, y sus padres me parecieron como si fueran las primeras brevas; pero no bien habían llegado a Baal-Peor, se vendieron al ídolo y se hicieron tan aborrecibles como el ídolo que amaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel, Como breva° en la higuera encontré a vuestros° padres. Pero ellos fueron a Baal-peor y se consagraron a la Vergüenza,° Y se hicieron tan abominables como aquello que amaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Como uvas en el desierto encontré a Israel; como breva en higuera vi a vuestros padres. Llegaron a Baal Peor y a la infamia se entregaron; se hicieron abominables como las cosas que amaron.

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Oseas 9:10
32 Referans Kwoze  

Pues no se contentó con imitar los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, sino que además tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, por donde vino a servir a Baal y adorarlo.


quemando allí incienso sobre los altares, a imitación de las naciones que había dispersado el Señor así que entraron en aquella tierra; y habían cometido acciones muy criminales provocando la ira del Señor.


Semejantes sean a estos ídolos los que los hacen, y cuantos ponen en ellos su confianza.


Y así los abandoné, dejándolos ir en pos de los deseos de su corazón, y seguir sus devaneos.


Mirad el lecho de Salomón rodeado de sesenta valientes de los más esforzados de Israel,


Aquel día el Señor de los ejércitos será corona de gloria y guirnalda de regocijo para las reliquias de su pueblo.


Porque sabido es que tus dioses, ¡oh Judá!, eran tantos como tus ciudades, y que tú, ¡oh Jerusalén !, erigiste en todas tus calles altares de ignominia, altares para ofrecer sacrificios a los ídolos.


Un canastillo tenía higos muy buenos, como suelen ser los higos de la primera estación; y el otro canastillo tenía higos muy malos, que no se podían comer de puro malos.


Aquel culto afrentoso consumió desde nuestra mocedad los sudores de nuestros padres, sus rebaños y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Moriremos en nuestra afrenta, y quedaremos cubiertos de nuestra ignominia; porque contra nuestro Dios hemos pecado nosotros, nuestros padres, desde nuestra mocedad hasta el día de hoy; y no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro.


Esto dice el Señor: En el desierto el resto del pueblo, que quedó libre del castigo, halló gracia delante de mí; también Israel llegará a la tierra de su descanso.


Los profetas profetizaban mentiras, y los sacerdotes los aplaudían con palmoteos; y mi pueblo gustó de tales cosas: ¿Qué será, pues, de él al llegar su fin?


Ellos me irritaron, y no quisieron escucharme; ninguno de ellos apartó de sí lo que fascinaba sus ojos, ni abandonó los ídolos de Egipto. Entonces dije yo que derramaría sobre ellos mi indignación, y desahogaría en ellos mi cólera en medio de la tierra de Egipto.


Como pasa el crepúsculo de la mañana, así pasó el rey de Israel. Al principio era la casa de Israel un niño, yo lo amé; y yo llamé e hice venir de Egipto a mi hijo.


Yo te reconocí por hijo en el desierto, en una tierra estéril.


Le daré viñadores de su mismo lugar, y el valle de Acor, para que entre en esperanza; y allí cantará himnos a su Dios como en los días de su juventud, como en los días en que salió de la tierra de Egipto.


Yo les daré rienda suelta, no castigaré a vuestras hijas cuando hayan pecado, ni a vuestras esposas cuando se hayan hecho adúlteras; pues los mismos padres y esposos tienen trato con las rameras, y van a ofrecer sacrificios con los hombres afeminados y corrompidos. Por esta causa será azotado este pueblo insensato que no quiere darse por entendido.


El celebra aparte sus convites idolátricos, y ha caído en la más desenfrenada fornicación, o idolatría, sus protectores se complacen en cubrirle de ignominia.


Y ofreced a los ídolos el sacrificio de alabanza, con pan fermentado, y pregonad y haced saber las ofrendas voluntarias, pues así os place a vosotros, ¡oh hijos de Israel!, dice el Señor Dios.


¡Ay de mí! que he llegado a ser como aquel que en otoño anda rebuscando lo que ha quedado de la vendimia. No hallo un racimo para comer; en vano mi alma ha deseado los higos tempranos.


para que viéndolas se acuerden de todos los mandamientos del Señor y no vayan en pos de sus pensamientos, ni pongan sus ojos en objetos que corrompan su corazón;


Todos los primeros frutos que cría la tierra y se presentan al Señor, serán para tu uso; el que se halla limpio en tu casa, los comerá.


Mas ¿y qué frutos sacasteis entonces de aquellos desórdenes de que ahora os avergonzáis? En verdad que la muerte es el fin a que condu-cen.


La halló después en una tierra desierta, en un lugar de horror, en una vasta soledad: le condujo por diferentes rodeos durante cuarenta años, y le adoctrinó, y le guardó como la niña de sus ojos.


Porque en lugar de ofrecer sus sacrificios a Dios, los ofrecieron a los demonios: a dioses no conocidos, a dioses nuevos y recién venidos que jamás habían adorado sus padres.


Bien han visto vuestros ojos lo que hizo el Señor contra el ídolo Beelfegor, cómo exterminó de en medio de vosotros a todos sus adoradores.


Desde aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, por haber dicho Joás: Vénguese Baal del que le derribó su altar.


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