Mas ellos dijeron entonces: Venid y tratemos seriamente de obrar contra Jeremías, porque a pesar de lo que él predice, no nos faltará la explicación de la ley de boca del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni la palabra del profeta. Venid, pues, atravesémosle con los dardos de nuestra lengua, y no hagamos caso de ninguna de sus palabras.
Y algún pariente suyo los tomará uno después de otro, y los quemará, y sacará los huesos fuera de la casa para enterrarlos, y dirá después al que está en el fondo de la casa: ¿Tienes todavía aquí dentro algún otro cadáver? Y responderá el de adentro: No hay más. Y aquel pariente le dirá: Pues calla, y no tienes ya que hacer mención del Nombre del Señor.
Mas quien se ensoberbeciere, y no quisiere obedecer la determinación del sacerdote que por aquel tiempo es ministro del Señor Dios tuyo, ni al decreto del juez, ese tal será muerto; con lo que arrancarás el mal de en medio de Israel: