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Oseas 13:10 - Biblia Torres Amat 1825

10 ¿Dónde está tu rey?; ¿dónde tus jueces? Ahora es la ocasión de que te salven a ti y a tus ciudades; puesto que me dijiste tú: Dame un rey y príncipes que me gobiernen.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 ¿Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: Dame rey y príncipes?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Ahora, ¿dónde está tu rey? ¡Que él te salve! ¿Dónde están los líderes de la tierra, el rey y los funcionarios que me exigiste?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 ¿Dónde está tu rey para que te salve?, ¿y tus jefes para que te protejan? ¿No decías: 'Dame un rey y unos jefes'?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¿Dónde estará entonces tu rey, Para salvarte en todas tus ciudades? ¿Qué de tus jueces, a quien demandaste: Dame un rey, y príncipes?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¿Dónde está ahora tu rey, para salvarte en todas tus ciudades? ¿Dónde, tus jueces, a quienes decías: 'Dadme rey y príncipes'?

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Oseas 13:10
26 Referans Kwoze  

Y sucedió que luego que supo todo Israel que Jeroboam había vuelto, congregados en cortes le enviaron a llamar, y lo aclamaron rey sobre todo Israel, sin que nadie siguiera el partido de la casa de David, fuera de la sola tribu de Judá.


Mas como descubriese el rey de los asirios que Osee había enviado embajadores a Sua, rey de Egipto, con intención de rebelarse contra el rey de los asirios y no pagarle el acostumbrado anual tributo, habiéndole cogido prisionero, lo encerró en una cárcel.


Reinará el Señor eternamente y por los siglos de los siglos; vosotros, ¡oh naciones impías!, seréis extirpadas de su tierra.


Que se alegre Israel en el Señor que le creó, y se regocijen en su rey los hijos de Sión.


Tú eres, tú mismo el rey mío y mi Dios; tú que decretas las victorias de Jacob .


Mas Dios, que es nuestro rey desde el principio de los siglos, ha obrado la salvación en medio de la tierra.


Porque nos ha tomado por suyos el Señor, y el Santo de Israel que es nuestro rey.


Se aflojaron, ¡oh nave orgullosa! tus cables, y ya no servirán; quedará tan mal parado tu mástil, que no podrás desplegar una bandera. Entonces se repartirán los despojos, y el gran botín que habías hecho; hasta los cojos se llevarán parte de él.


Esto dice el Señor que abrió camino en el mar, y senda en medio de corrientes impetuosas.


¿Dónde están, les responderé yo, aquellos dioses tuyos, que tú te hiciste? Acudan ellos y líbrenme en el tiempo de tu aflicción, ya que eran tantos tus dioses, ¡oh Judá!, como tus ciudades.


Oigo la voz de Jerusalén , de la hija de mi pueblo, que clama desde tierras remotas: ¿Pues qué no está ya el Señor en Sión? ¿O no está dentro de ella su rey? Mas, ¿y por qué, sus moradores, responde el Señor, me provocaron a ira con sus simulacros y con sus vanas deidades extranjeras?


El Ungido del Señor, resuello de nuestra boca, ha sido preso por causa de nuestros pecados; aquel a quien habíamos dicho: A tu sombra viviremos entre las naciones.


Porque ellos dirán luego: Nos hallaremos sin rey porque no tememos al Señor; y el rey ¿qué es lo que haría por nosotros?


Mas yo soy el Señor Dios tuyo desde que saliste de la tierra de Egipto; y no has de reconocer a otro Dios fuera de mí; ni hay otro Salvador sino yo.


Porque los hijos de Israel mucho tiempo estarán sin rey, sin caudillo, sin sacrificios, sin altar, sin efod, y sin terafines, y oráculos,


Todos se encendieron en la impiedad como un horno, e incendiaron con ella a sus jueces, o gobernadores; cayeron en ella todos sus reyes; no hay entre ellos quien levante su voz hacia mí.


Ellos reinaron, pero no por mí; fueron príncipes, mas yo no los reconocí. De su plata y de su oro se forjaron ídolos para su perdición.


Y el Señor será el rey de toda la tierra: en aquel tiempo el Señor será el único; y no habrá más Nombre venerado que el suyo.


Al oír esto Natanael, le dijo: ¡Oh Maestro!, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel.


y el Señor le dijo: Escucha la voz de ese pueblo, y condesciende a todo lo que te pide, porque no te ha desechado a ti, sino a mí, para que no reine sobre ellos.


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