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Números 21:7 - Biblia Torres Amat 1825

7 fue el pueblo a Moisés, y dijeron todos: Pecado hemos, pues hemos hablado contra el Señor y contra ti: suplícale que aleje de nosotros las serpientes. Hizo Moisés oración por el pueblo,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que el pueblo acudió a Moisés y clamó: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que quite las serpientes». Así pues, Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: 'Hemos pecado, hemos murmurado contra Yavé y contra ti. Ruega a Yavé por nosotros, para que aleje de nosotros las serpientes. Moisés oró por el pueblo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y el pueblo fue a Moisés, y dijeron: Hemos pecado, por cuanto hablamos contra YHVH y contra ti. ¡Ora a YHVH que quite de nosotros las serpientes! Y Moisés oró por el pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Acudió el pueblo a Moisés y le dijo: '¡Hemos pecado por haber hablado contra Yahveh y contra ti! Ruega a Yahveh que aleje de nosotros las serpientes'. Moisés intercedió por el pueblo

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Números 21:7
30 Referans Kwoze  

Y haciendo oración Abrahán, sanó Dios a Abimelec y a su mujer, y a sus esclavos, y volvieron a tener hijos.


Ahora, pues, restituya la mujer a su marido, porque él es un profeta; y rogará por ti, y vivirás; mas si no quisieres restituirla, sábete que morirás infaliblemente tú y todas las cosas tuyas.


Dijo entonces el rey al varón de Dios: Ruega al Señor Dios tuyo, y ora por mí, para que me sea restituida mi mano. Hizo el varón de Dios oración al Señor, y el rey recobró su mano, y quedó como antes estaba.


Mas Joacaz hizo sus plegarias ante la presencia del Señor, y lo oyó el Señor, vista la angustia de Israel, destrozado por el rey de Siria;


Asimismo se movió el Señor a compasión de Job mientras hacía oración por sus amigos, y le volvió el Señor doblados bienes de los que antes poseía.


Tomad, pues, siete toros y siete carneros, id a mi siervo Job, y ofrecedlos en holocausto por vosotros. Y Job, siervo mío, hará oración por vosotros, y yo aceptaré su intercesión, para que no se os impute vuestra culpa; ya que no habéis hablado de mí rectamente, como mi siervo Job.


Trató, pues, de acabar con ellos; pero se interpuso Moisés, siervo suyo, al momento del estrago, a fin de aplacar su ira para que no los exterminase.


Cuando el Señor hacía en ellos mortandad, entonces recurrían a él, y volvían en sí, y acudían solícitos a buscarle.


Ahora, pues, perdonadme mi pecado también por esta vez, y rogad al Señor vuestro Dios que aparte de mí esta muerte.


Moisés rogaba al Señor Dios suyo, diciendo: ¿Por qué, oh Señor, se enardece así tu furor contra el pueblo tuyo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con fortaleza grande y mano poderosa?


Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: Habéis cometido un pecado enorme; subiré al Señor, a ver si puedo inclinarle de algún modo a que se apiade de vosotros.


A lo que dijo el faraón: Yo os dejaré ir a ofrecer sacrificios en el desierto al Señor Dios vuestro, con tal que no vayáis más lejos; rogad por mí.


Y serás atormentado de las ranas tú, y tu pueblo y todos tus servidores.


Pero el faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: Rogad al Señor que aparte las ranas de mí y del pueblo mío, que yo dejaré ir a vuestro pueblo, para que ofrezca sacrificios al Señor.


Como la que concibió da gritos acongojada con los dolores del parto que se acerca; tales somos nosotros, Señor, delante de ti.


Entonces me dijo el Señor: Aun cuando Moisés y Samuel se me pusiesen delante, no se doblaría mi alma a favor de este pueblo; arrójalos de mi presencia, y vayan fuera.


Y envió el rey Sedecías a Jucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo de Maasías sacerdote, a decir al profeta Jeremías: Ruega por nosotros al Señor Dios nuestro.


Me marcharé y me volveré a mi habitación; hasta tanto que os halléis bien desfallecidos, y vengáis en busca de mí.


Habiendo entonces clamado el pueblo a Moisés, éste oró al Señor, y quedó el fuego extinguido o absorbido por la tierra.


Diciendo: Yo he pecado, pues he vendido la sangre inocente. A lo que dijeron ellos: A nosotros ¿qué nos importa? ¡Tú verás!


Respondió Simón, y dijo: Rogad por mí vosotros al Señor, para que no venga sobre mí nada de lo que acabáis de decir.


Es cierto, hermanos míos, que siento en mi corazón un singular afecto a Israel, y pido muy de veras a Dios su salvación.


Irritado asimismo en gran manera contra Aarón, quiso aniquilarle, e intercedí por él del mismo modo.


Elías era un hombre pasible semejante a nosotros, y pidió fervorosamente que no lloviese sobre la tierra de Israel, y no llovió por espacio de tres años y seis meses.


Dijo Saúl a Samuel: He pecado por haber quebrantado el mandato del Señor, y despreciado tus dictámenes, temiendo al pueblo, y condescendiendo con él.


A lo que dijo Saúl: Yo he pecado; mas te ruego que me honres ahora delante de los ancianos de mi pueblo, y en presencia de Israel, y te vuelvas conmigo, a fin de que a tu lado adore al Señor Dios tuyo.


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