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Nahúm 2:10 - Biblia Torres Amat 1825

10 Devastada ha quedado ella, y desgarrada, despedazada; los corazones desmayados, vacilantes las rodillas, quebrantados los lomos; y las caras de todos ellos renegridas como hollín.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Vacía, agotada y desolada está, y el corazón desfallecido; temblor de rodillas, dolor en las entrañas, rostros demudados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pronto la ciudad es saqueada; queda vacía y en ruinas. Los corazones se derriten y tiemblan las rodillas. La gente queda horrorizada, con la cara pálida, temblando de miedo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Roben la plata y saqueen el oro, pues son innumerables los tesoros, verdaderos montones de objetos preciosos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 ¡Desolación, devastación y destrucción! Desfallece el corazón y se aflojan las rodillas, Los lomos se estremecen y todo rostro palidece.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 ¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro! Hay un tesoro inagotable, una masa inmensa de objetos preciosos.

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Nahúm 2:10
24 Referans Kwoze  

La tierra, estaba informe y vacía, las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas.


Me he disuelto como agua, y todos mis huesos se han dispersado. Mi corazón está como una cera, derritiéndose dentro de mis entrañas.


Juró el Señor de los ejércitos diciendo: Como lo pensé, así será, y como lo tracé en mi mente,


El corazón se me derrite, me quedó pasmado de horror. Babilonia, mi querida Babilonia, es para mí un objeto de asombro.


Y como el pueblo, así será tratado el sacerdote; y como el esclavo, así su señor; como la sierva, así su señora; como el que compra, así el que vende; como el que da prestado, así el que recibe; como el acreedor, así el deudor.


Preguntad y sabed si son por ventura los varones los que han de parir. Porque ¿cómo es que estoy viendo en ansiedad a todos los hombres con las manos sobre sus lomos, como la mujer que está de parto, y cubiertos sus rostros de amarillez?


Contra Damasco: Confundidas han sido Emat y Arfad; porque han oído una malísima nueva, se han turbado los de las islas del mar; su inquietud no la deja sosegar.


dirás: ¡Oh Señor!, tú has dicho que destruirás este lugar de modo que no quede quien lo habite, ni hombre ni bestia, y sea una eterna soledad.


Traspasado estoy de dolor y lleno de tristeza por la aflicción de la hija de mi pueblo; el espanto se ha apoderado de mí.


Y cuando te preguntaren: ¿Por qué gimes?, responderás: Por la nueva que corre; porque viene el enemigo, y desmayarán todos los corazones, y desfallecerán todos los brazos, y decaerán los ánimos de todos, y todas las rodillas darán una contra otra de puro miedo. He aquí que llega tu ruina, y se efectuará, dice el Señor Dios.


Esto dice el Señor Dios: En el día en que él descendió a los infiernos o al sepulcro, causé yo un duelo grande, lo sumergí en el abismo, y vedé a sus ríos que lo regasen, y detuve las abundantes aguas. El Líbano se entristeció por causa de él, y se estremecieron todos los árboles del campo.


Se le cambió al instante al rey el color del rostro, le llenaban de turbación los pensamientos que le venían, y se le desencajaban las junturas de los riñones, y se batían una contra otra sus rodillas.


A su arribo quedarán yertos de terror los pueblos, y todas las caras se pondrán del color negro de una olla.


Porque el Señor va a tomar venganza de tu insolencia contra Jacob , como igualmente de tu soberbia contra Israel, pues tus ejércitos destructores devastaron y talaron sus campiñas.


Y entonces todos cuantos te vieren, retrocederán lejos de ti, horrorizados, diciendo: Nínive ha sido asolada. ¿Quién con un movimiento de cabeza mostrará compasión de ti? ¿En dónde buscaré yo quien te consuele?


Yo he exterminado las naciones enemigas, y han quedado arrasadas sus fortalezas, he dejado desiertas sus calles y no pasa alma por ellas; sus ciudades han quedado desoladas, hasta no haber quedado hombre, ni habitante alguno.


Estas nuevas nos han consternado; ha desmayado nuestro corazón y así que habéis llegado, hemos quedado sin aliento a vuestra entrada: porque el Señor Dios vuestro es el mismo Dios que reina arriba en los cielos y acá bajo en la tierra.


fueron batidos por los de la ciudad de Hai, quedando muertos treinta y seis hombres y siendo perseguidos de los contrarios desde la puerta de Hai hasta Sabarín, y acuchillados al huir cuesta abajo; con lo que se intimidó el corazón del pueblo y se disolvía como agua.


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