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Miqueas 7:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 No tienes que holgarte por mi ruina, ¡oh tú, enemiga mía!, que todavía yo volveré a levantarme; y cuando estuviere en las tinieblas del cautiverio, el Señor será mi luz y consolación.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¡Enemigos míos, no se regodeen de mí! Pues aunque caiga, me levantaré otra vez. Aunque esté en oscuridad, el Señor será mi luz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 No te alegres de mi desgracia, oh enemiga mía, pues si he caído, me levantaré; si ahora estoy a oscuras, Yavé será mi luz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 ¡Oh enemigo mío! No te regocijes sobre mí, Aunque caiga, me levantaré, Aunque esté sentado en las tinieblas, YHVH será mi luz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 No te alegres a mi costa, enemiga mía, pues si caigo, me levanto, y si vivo en las tinieblas, Yahveh es mi luz.

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Miqueas 7:8
46 Referans Kwoze  

si me holgué de la ruina del que me aborrecía, y celebré con aplauso el mal que le vino, castígueme Dios.


Ha nacido entre las tinieblas la luz para los de corazón recto; el misericordioso, el benigno, el justo.


Ya ves cómo el enemigo ha perseguido mi alma; abatida tiene hasta el suelo la vida mía. Me ha confinado en lugares tenebrosos, como a los que murieron hace ya un siglo.


Ellos se hallaron envueltos en los lazos y cayeron; pero nosotros realzamos, y estamos llenos de vigor.


El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién he de temer yo? El Señor es el defensor de mi vida: ¿quién me hará temblar?


No tengan el placer de triunfar sobre mí mis inicuos contrarios, los que sin causa me aborrecen, y con sus ojos muestran complacencia.


Tomará prestado el pecador, y no pagará; pero el justo es compasivo, y dará al necesitado.


Si cayere, no se lastimará; pues el Señor pone su mano por debajo.


Pues yo dije: No triunfen sobre mí mis enemigos; los cuales, cuando ven vacilantes mis pies, se vanaglorian contra mí.


Porque Dios ama la misericordia y la verdad; dará el Señor la gracia y la gloria.


Amaneció la luz al justo, y la alegría a los de recto corazón.


Pues tú, ¡oh Señor!, has desechado a tu pueblo, a los de la casa de Jacob , porque están llenos, como antiguamente, de superstición e idolatría, y han tenido adivinos como los filisteos, y se complacen en tener esclavos extranjeros.


para que dijeses a los que están encarcelados: Salid fuera; y a los que están entre tinieblas: Venid a ver la luz. En medio de los caminos hallarán con qué alimentarse, y en toda la llanura habrá qué comer para ellos.


¿Quién hay entre vosotros temeroso del Señor, y que escuche la voz de su siervo? Quien anduvo entre tinieblas y no tiene luz, espere en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios.


Multiplicaste la nación; mas no aumentaste la alegría. Sin embargo, se alegrarán algún día delante de ti, como los que se alegran en la siega, o como se huelgan los vencedores con el botín que cogieron, al repartirse los despojos.


Porque tú, ¡oh Moab!, insultaste a Israel, como si le hubieses sorprendido en compañía de ladrones; por las palabras, pues, que contra él has dicho, serás llevada cautiva.


Ya que saltáis de contento, y habláis con arrogancia por haber devastado la heredad mía; ya que retozáis como novillos sobre la hierba, y mugís como toros,


Tú, les dirás: Esto dice el Señor: ¿Acaso aquel que cae, no cuida de levantarse luego? ¿Y no procura volver a la senda el que se ha descarriado de ella?


Porque esto dice el Señor Dios: Pues tú has aplaudido con palmadas, y saltado de gozo, y te has alegrado sobremanera por lo sucedido a la tierra de Israel,


Así como tú celebraste con júbilo el que fuese destruida la herencia de la casa de Israel, así yo te destruiré a ti. Devastada serás, ¡oh montaña de Seir!, y toda tú, ¡oh tierra de Idumea!, y conocerán que yo soy el Señor.


He aquí lo que el Señor Dios dice: En medio del ardor de mi celo he hablado yo contra las otras naciones y contra toda la Idumea; las cuales llenas de gozo se han apropiado para sí, y con todo su corazón y voluntad, la tierra mía, y han arrojado de ella a sus herederos para saquearla.


En aquel tiempo restauraré el Tabernáculo o reino de David, que está por tierra, y repararé los portillos de sus muros, y reedificaré lo destruido, y lo volveré a poner en el pie en que estaba en los tiempos antiguos.


Mas no te burlarás en adelante de tu hermano en el día de su aflicción cuando sea llevado cautivo, ni te regocijarás de la desgracia de los hijos de Judá en el día de su perdición, ni los insultarás con descaro en el día de su angustia.


Pero duélete y aflígete, ¡oh hija de Sión!, como la mujer que está de parto, puesto que ahora saldrás de la ciudad y habitarás en otro país, y pasarás hasta Babilonia; mas allí serás puesta en libertad, allí te rescatará el Señor de la mano de tus enemigos.


Y esto lo presenciará la enemiga mía, y quedará cubierta de confusión la que me dice: ¿En dónde está ahora el Señor Dios tuyo? Yo fijaré mis ojos sobre ella, hollada será ella ahora como el lodo de las calles.


Protegerá el Señor en aquel día a los habitantes de Jerusalén , y los más débiles de entre ellos serán en aquel tiempo otros tantos Davides; y la casa de David será a la vista de ellos como casa de Dios, como un ángel del Señor.


Mas para vosotros los que teméis mi santo Nombre nacerá el sol de justicia, debajo de cuyas alas o rayos está la salvación; y vosotros saldréis fuera, saltando alegres como novillos de la manada;


este pueblo que yacía en las tinieblas, ha visto una luz grande: Luz que ha venido a iluminar a los que habitan en la región de las sombras de la muerte.


En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis, y lamentaréis mientras el mundo se regocijará; os entristeceréis, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.


Y volviendo Jesús a hablar al pueblo, dijo: Yo soy la luz del mundo. El que me sigue, no camina a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.


a abrirles los ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, y con esto reciban la remisión de sus pecados, y tengan parte en la herencia de los santos, mediante la fe en mí.


Porque Dios, que dijo que la luz saliese o brillase de en medio de las tinieblas, él mismo ha hecho brillar su claridad en nuestros corazones, a fin de que nosotros podamos iluminar a los demás por medio del conocimiento de la gloria de Dios, según que ella resplandece en Jesucristo.


somos perseguidos, mas no abandonados; abatidos, mas no enteramente perdidos.


Y la ciudad no necesita sol ni luna que alumbren en ella; porque la claridad de Dios la tiene iluminada, y su lumbrera es el Cordero.


Y allí no habrá jamás noche, ni necesitarán luz de antorcha, ni luz de sol, por cuanto el Señor Dios los alumbrará; y reinarán por los siglos de los siglos.


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