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Miqueas 6:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 ¡Oh hombre!, responde el profeta, yo te mostraré lo que conviene hacer, y yo lo que el Señor pide de ti que es que obres con justicia, y que ames la misericordia, y que andes solícito en el servico de tu Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¡No! Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ya se te ha dicho, hombre, lo que es bueno y lo que el Señor te exige: tan sólo que practiques la justicia, que seas amigo de la bondad y te portes humildemente con tu Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oh hombre, Él te ha dicho lo que es bueno, Lo que YHVH pide de ti: Solamente hacer justicia, Amar la misericordia, Y andarte con tiento° con tu Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 'Se te ha revelado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh reclama en ti: tan sólo practicar la justicia, amar la lealtad y ser humilde ante tu Dios.'

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Miqueas 6:8
66 Referans Kwoze  

Pues bien sé que ha de mandar a sus hijos y a su familia después de sí, que guarden el camino del Señor, y obren según rectitud y justicia: para que cumpla el Señor por amor de Abrahán todas las cosas que le tiene prometidas.


Y el proceder de Henoc fue según Dios, y vivió, después de haber engendrado a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.


Sin embargo, algunos varones de Aser, de Manasés y de Zabulón, abrazando el consejo, vinieron a Jerusalén .


Mas después se humilló arrepentido de haberse ensoberbecido en su corazón, tanto él como los habitantes de Jerusalén ; por cuya razón no descargó sobre ellos la ira del Señor, mientras vivió Ezequías .


Asimismo su oración, y cómo fue oído, y todos sus pecados, y apostasía, los lugares altos que fundó, los bosques o arboledas profanas que plantó, y las estatuas que levantó antes de hacer penitencia, se describen en los Libros de Hozai.


Y no se humilló en la presencia del Señor, como lo hizo Manasés, su padre; antes bien cometió delitos mucho mayores.


se ha enternecido tu corazón, y te has humillado en el acatamiento de Dios, con motivo de lo que en él hay escrito contra este lugar, y contra los habitantes de Jerusalén ; y temblando de mi majestad, has rasgado tus vestiduras, y llorado en mi presencia; yo también te he oído, dice el Señor.


Tú asimismo descendiste al monte Sinaí , y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste preceptos de justicia y la ley de la verdad, y ceremonias, y mandamientos buenos.


Cantaré, Señor, las alabanzas de tu misericordia y de tu justicia.


Ha nacido entre las tinieblas la luz para los de corazón recto; el misericordioso, el benigno, el justo.


Derramó a manos llenas sus bienes entre los pobres; su justicia permanece eternamente; su fortaleza será exaltada con gloria.


Pasa el día ejercitando la misericordia, y dando prestado; y bendita será su descendencia.


Mas yo hallo mi bien en estar unido con Dios, en poner en el Señor Dios mi esperanza, para anunciar todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión.


El ejercitar la misericordia y la justicia, place más al Señor que las víctimas.


Ahora oigamos todos juntos el fin y compendio de este sermón: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre;


Esto dice el Señor: Osbervad las reglas de la equidad, y practicad la justicia; porque la salvación que yo envío, está para llegar, y va a manifestarse mi justicia.


Pues esto dice el excelso y el sublime Dios que mora en la eternidad, y cuyo nombre es Santo: El que habita en las alturas y en el santuario, y en el corazón contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humildes y dar vida al corazón de los contritos.


Estas cosas todas las hizo mi mano y todas ellas son obra mía, dice el Señor. ¿Y en quién pondré yo mis ojos, sino en el pobrecito y contrito de corazón, y que oye con respetuoso temor mis palabras?


Defendía la causa del pobre y del desvalido, y así trabajaba para su propio bien, ¿y la razón de esto no fue porque siempre me reconoció a mí, dice el Señor?


Esto dice el Señor: Juzgad con rectitud y justicia, y librad de las manos del calumniador a los oprimidos por la violencia, y no aflijáis ni oprimáis inicuamente al forastero, ni al huérfano, ni a la viuda, y no derraméis sangre inocente en este lugar.


Esto dice el Señor: No se gloríe el sabio en su saber; ni se gloríe el valeroso en su valentía, ni el rico se gloríe en sus riquezas;


Bueno es aguardar en silencio la salud que viene de Dios.


a fin de que te acuerdes de tus crímenes, y te confundas, y no te atrevas a abrir la boca de pura vergüenza, cuando yo me hubiere aplacado contigo, después de todas tus fechorías, dice el Señor Dios.


Mas si yo dijere al impío: Tú morirás de mala muerte, y él hiciere penitencia de sus pecados, y practicare obras buenas y justas,


Ahora, pues, alabo yo, Nabucodonosor, y ensalzo y glorifico al Rey del cielo; porque todas sus obras son verdaderas, y justos sus caminos; y puede él abatir a los soberbios.


¡Ea pues!, conviértete tú al Dios tuyo, observa la misericordia y la justicia; y confía siempre en tu Dios.


Porque la misericordia es la que yo quiero, y no lo exterior del sacrificio; y el conocimiento práctico o temor de Dios, más que los holocaustos.


Por donde yo también iré contra ellos y los arrojaré a país enemigo, hasta tanto que su corazón incircunciso se confunda y avergüence; entonces será cuando pedirán perdón de sus impiedades.


sino que la venganza mía se derramará como agua, y la justicia cual torrente impetuoso.


Resuena la voz del Señor en la ciudad, y aquellos que temen, ¡oh Dios!, tu santo Nombre, se salvarán. Escuchad vosotras, ¡oh tribus!; pero ¿y quién será el que obedezca?


Buscad al Señor, todos vosotros, humildes de la tierra, vosotros que habéis guardado sus preceptos: Id en busca de la justicia o santidad, buscad la mansedumbre, por si podéis poneros a cubierto en el día de la ira del Señor.


Esto es lo que manda el Señor de los ejércitos: Juzgad según la verdad y la justicia, y haced cada uno de vosotros repetidas obras de misericordia para con vuestros hermanos.


Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.


Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.


y a la verdad que una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor suerte, de que jamás será privada.


Mas ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, y de la ruda, y de toda suerte de legumbres, y no hacéis caso de la justicia y de la caridad o amor de Dios! Estas son las cosas que debíais practicar, sin omitir aquéllas.


Pero Jesús le respondió: ¡Oh hombre!, ¿quién me ha constituido a mí juez, o repartidor entre vosotros?


Sed, pues, misericordiosos, así como también vuestro padre es misericordioso.


Mas por lo mismo que hago lo que no amo, reconozco la ley como buena.


Mas, ¿quién eres tú, ¡oh hombre!, para reconvenir a Dios? ¿Un vaso de barro dice acaso al que le labró: Por qué me has hecho así?


Porque ¿sabes tú, mujer, si salvarás o convertirás al marido?; ¿y tú, marido, sabes si salvarás a la mujer?


Al contrario, sed mutuamente afables, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, así como también Dios os ha perdonado a vosotros por Cristo .


escucharás, pues, su voz, y ejecutarás sus mandamientos y leyes que yo te prescribo.


Considera que hoy he puesto a tu vista la vida y el bien de una parte, y de otra la muerte y el mal.


Revestíos, pues, como escogidos que sois de Dios, santos y amados, revestíos de entrañas de compasión, de benignidad, de humildad, de modestia, de paciencia,


aliente y consuele vuestros corazones, y los confirme en toda obra y palabra buena.


Abrahán nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hijo Isaac sobre las aras?


Ahora, pues, yo os digo: Temed al Señor y servidle con un corazón bien perfecto y sincero, y quitad de en medio de vosotros los dioses a quienes sirvieron vuestros padres en Mesopotamia y en Egipto y servid a solo el Señor.


no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, antes al contrario, bienes o bendiciones; porque a esto sois llamados, a fin de que poseáis la herencia de la bendición celestial.


Por lo demás lejos de mí cometer tal pecado contra el Señor, que yo cese nunca de rogar por vosotros; yo os enseñaré siempre el recto y buen camino.


Dijo entonces Samuel: ¿Por ventura el Señor no estima más que los holocaustos y las víctimas, el que se le obedezca a su voz? La obediencia vale más que los sacrificios, y el ser dócil importa más que el ofrecer la grasa de los carneros.


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