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Miqueas 2:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 En aquel día se compondrá sobre vosotros una parábola o lamentación, y se os cantará con tono lastimero esta canción: Nosotros hemos sido enteramente asolados; ha cambiado de dueño la herencia de mi pueblo; ¿cómo se retirará de mí el castigo, puesto que vuelve al asirio, el cual se ha de repartir nuestros campos?

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Biblia Reina Valera 1960

4 En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 En aquel día sus enemigos se burlarán de ustedes cuando entonen esta canción de lamento acerca de ustedes: «¡Estamos acabados, totalmente arruinados! Dios confiscó la tierra, nos la ha quitado. Dio nuestros campos a los que nos traicionaron».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Cuando llegue aquel día, otros se burlarán de ustedes y les cantarán la canción: 'Hemos sido saqueados; han repartido nuestras tierras. ¿Quién echará al opresor que se adueñó de mis campos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Aquel día entonarán refrán sobre vosotros, Amargos lamentos que dirán: ¡Cómo fuimos despojados! ¡Cómo me la ha quitado! Él ha trocado la porción de mi pueblo: Al infiel ha repartido nuestros campos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 En aquel día se hará a costa vuestra un proverbio y se entonará un lamento, un lamento que dice: '¡Estamos totalmente arruinados! ¡La porción de mi pueblo ha sido entregada! ¡Cómo arrebatan lo que es mío! ¡Entre los enemigos distribuyen nuestros campos!''.

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Miqueas 2:4
35 Referans Kwoze  

Entonces fue cuando David compuso el siguiente cántico fúnebre sobre la muerte de Saúl y de su hijo Jonatás:


sobre todo Jeremías, cuyas lamentaciones sobre Josías repiten todos los cantores y cantoras hasta hoy día, tanto que ha venido a ser este uso como una ley en Israel. Se hallan escritas estas cosas entre las Lamentaciones.


Prosiguió todavía Job su parábola, y dijo:


El Señor ha hecho pedazos el cetro de los impíos, la vara de los que dominaban;


La tierra se deshace en lágrimas, y se consume y desfallece; se consume el mundo, se consumen los magnates del pueblo de la tierra.


Y el Señor arrojará a los hombres lejos de su país, y se multiplicarán los que quedaron sobre la tierra.


Si salgo al campo, yo no veo sino cadáveres de gente pasada a cuchillo; si entro en la ciudad, he aquí la población transida de hambre. Hasta los profetas y los sacerdotes son conducidos cautivos a un país desconocido.


He aquí que el ejército enemigo vendrá como una espesa nube, y sus carros de guerra como un torbellino; más veloces que águilas son sus caballos. ¡Ay desdichados de nosotros!, dirán entonces: Somos perdidos.


Y sus casas pasarán a ser de otros, y también las heredades y las mujeres, porque yo extenderé mi mano contra los moradores del país, dice el Señor.


Por este motivo yo entregaré sus mujeres a los extraños, sus tierras a otros herederos; porque desde el más pequeño hasta el más grande, todos se dejan llevar de la avaricia; desde el profeta o cantor, hasta el sacerdote; todos se ocupan en la mentira.


La tomará el Señor; y yo me pondré a llorar y a lamentar al ver los montes y gemiré al ver hechas un páramo las amenas campiñas; porque todo ha sido abrasado; de manera que no transita por allí nadie, ni se oye ya la voz de sus dueños; desde las aves del cielo hasta las bestias todo se ha ido de allí, y se ha retirado.


Y los desparramaré por entre naciones, que no conocieron ellos ni sus padres, y enviaré tras de ellos la espada, hasta tanto que sean consumidos.


Mira que todo el que profiere aquel proverbio común, te lo aplicará a ti, diciendo: De tal madre, tal hija.


y lo abrió delante de mí, y estaba escrito por dentro y por fuera; y lamentaciones, y canciones lúgubres, y ayes o maldiciones, era lo que se hallaba escrito en él.


Ceñíos de cilicio y llorad vosotros, ¡oh sacerdotes!; prorrumpid en tristes clamores, ¡oh ministros del altar!; venid a postraros sobre el cilicio, ¡oh ministros de mi Dios!, porque han desaparecido de la casa de vuestro Dios el sacrificio y la libación.


Laméntate, ¡oh Jerusalén !, cual joven esposa, que vestida de cilicio llora al esposo que tomó en su edad florida.


Escuchad estas palabras con que voy a formar una lamentación sobre vosotros: La casa de Israel cayó, y no volverá más a levantarse.


Y en todas las viñas se oirán lamentos, porque yo pasaré por en medio de vosotros, dice el Señor.


Aún te llevaré yo un nuevo amo, ¡oh casa de Maresa!: hasta Odollam llegará la gloria de Israel.


Por este motivo yo suplicaré y prorrumpiré en alaridos; andaré despojado y desnudo, y aullaré como los dragones, y daré gritos lastimeros como los avestruces.


Levantaos, y marchad, porque no habéis ya de tener aquí descanso; pues esta tierra de promisión se ha hecho inmunda, y por eso está contaminada de una corrupción horrorosa.


Qué ¿acaso no será él la fábula de todos éstos, y el objeto de sus satíricos proverbios? Y no se le dirá: ¡Ay de aquel que amontona lo que no es suyo! ¿Hasta cuándo recogerá el para daño suyo el denso lodo de las riquezas?


Yo quitaré de la tierra todo lo que hay en ella; la talaré toda, dice el Señor.


A lo que tomando él su tono profético, dijo: Prepárate, ¡oh! Balac, y escucha: Atiende, hijo de Sefor;


Y usando de su estilo profético, dijo: De Aram, de los montes del Oriente me ha traído Balac rey de los moabitas: Ven, dijo, y maldice a Jacob ; Date prisa y echa imprecaciones contra Israel.


Y prosiguió de nuevo sus profecías, diciendo: Palabra de Balaam , hijo de Beor; palabra de aquel hombre que tenía tapada la vista;


comenzó a profetizar, y dijo: Palabra profética de Balaam , hijo de Beor; palabra de aquel hombre que tenía cerrados los ojos;


En la hora maquinaban cómo prenderle; porque bien conocieron que a ellos había enderezado la parábola; mas temieron al pueblo, y así dejándolo se marcharon.


de suerte que andarás a tientas en medio del día como suele andar un ciego rodeado de tinieblas; y así no acertarás en ninguna cosa que emprendas. Y en todo tiempo tendrás que sufrir calumnias, y serás oprimido por la fuerza sin tener quien te libre.


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