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Miqueas 2:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 Y codiciaron las heredades, y las usurparon con violencia, e invadieron las casas; y calumniaron a éste para apoderarse de su casa; y a aquel otro para alzarse con su hacienda.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Cuando quieren un pedazo de tierra, encuentran la forma de apropiárselo. Cuando quieren la casa de alguien, la toman mediante fraude y violencia. Estafan a un hombre para quitarle su propiedad y dejan a su familia sin herencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Si les gustan unos campos, se los roban; si unas casas, se las toman. Se apoderan de la casa y de su dueño, de un hombre y de su propiedad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Codician campos, y los arrebatan, codician casas, y se apropian de ellas. Oprimen al varón y a su familia, al hombre, Y a lo suyo por derecho ancestral.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Si codician campos, los roban; si casas, se apoderan de ellas. Hacen violencia al dueño y a su casa, al hombre y a su propiedad.

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Miqueas 2:2
28 Referans Kwoze  

Después de estas cosas sucedió en aquel tiempo que Nabot, jezraelita, tenía en Jezrael una viña cerca del palacio de Acab, rey de Samaria.


Yo juro, dice el Señor, que en este campo tomaré venganza en ti de la sangre de Nabot y de la sangre de sus hijos, que te vi ayer derramar. Cógelo, pues, y arrójalo en el campo, conforme a la palabra del Señor.


Finalmente, si la tierra que poseo clama contra mí, y los surcos se lamentan con ella;


No codiciarás la casa de tu prójimo; ni desearás su mujer, ni esclavo, ni esclava, ni buey, ni asno, ni cosa alguna de las que le pertenecen.


Y ¿por qué motivo despedazáis mi pueblo, y deshacéis a golpes los rostros de los pobres, dice el Señor Dios de los ejércitos?


Llegan a mis oídos estas cosas, dice el Señor de los ejércitos, os aseguro que muchas casas grandes y hermosas quedarán desiertas y sin morador.


Pero tus ojos y tu corazón no buscan sino la avaricia y derramar sangre inocente, y calumniar y correr tras la maldad.


ofenda al desvalido y al pobre, robe lo ajeno, no devuelva la prenda, levante sus ojos hacia los ídolos, cometa abominaciones;


En ti se recibieron regalos para hacer derramar sangre; tú has sido usurera; y por avaricia calumniabas a tus prójimos; y a mí, dice el Señor Dios, me echaste en olvido.


Por eso batí yo mis manos, en señal de horror, al ver tu avaricia y la sangre derramada en medio de ti.


Habéis tenido siempre la espada en la mano, habéis cometido mil abominaciones, cada cual de vosotros ha seducido la mujer de su prójimo: ¿y seréis herederos y poseedores de la tierra?


Esto dice el Señor Dios: Básteos ya esto, príncipes de Israel, dejad la iniquidad y las rapiñas; haced justicia y portaos con rectitud; separad vuestros términos de los de mi pueblo, dice el Señor Dios.


No tomará el príncipe por la fuerza cosa alguna de la heredad del pueblo, y de cuanto éste posea; sino de sus propios bienes dará una herencia a sus hijos, para que ninguno de mi pueblo sea despojado de sus posesiones.


Y me dijo: Ya lo has visto, ¡oh hijo de hombre! Pues, ¿es cosa de poco momento para la casa de Judá cometer esas abominaciones que han hecho aquí, que aun después de haber llenado de iniquidad la tierra, se han empleado en irritarme? Y he aquí que aplican un ramo a su olfato.


Abaten hasta el suelo las cabezas de los pobres, y se esquivan del trato con los humildes. El hijo y el padre durmieron con la misma joven, deshonrando mi santo Nombre.


Escuchad estas palabras vosotros, vacas gordas del monte de Samaria, vosotros que oprimís a los menesterosos, y holláis a los pobres; vosotros que decís a vuestros amos: Traed, y beberemos.


Escuchad esto, vosotros los que oprimís al pobre y estrujáis a los menesterosos del país,


Escuchad estas cosas, ¡oh príncipes de la casa de Jacob !, y vosotros, ¡oh jueces de la casa de Israel!, vosotros que abomináis la justicia, y trastornáis toda equidad.


Por medio de estas cosas los ricos de Jerusalén se han llenado de riquezas injustas, y sus habitantes están estafando, teniendo en su boca una lengua engañadora.


Y me acercaré a vosotros para juzgaros, y yo seré pronto testigo contra los hechiceros, y adúlteros, y perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, y oprimen las viudas y pupilos, y los extranjeros, sin temor alguno de mí, dice el Señor de los ejércitos.


Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de los cielos a los hombres; porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que entrarían!


Pero tú, ¡oh varón de Dios!, huye de estas cosas, y sigue en todo la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre.


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