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Miqueas 1:2 - Biblia Torres Amat 1825

2 ¡Pueblos todos, escuchad! y esté atenta la tierra y cuanto en ella hay; y el Señor Dios sea testigo contra vosotros, séalo el Señor desde su santo templo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd, pueblos todos; está atenta, tierra, y cuanto hay en ti; y Jehová el Señor, el Señor desde su santo templo, sea testigo contra vosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Atención! ¡Que todos los habitantes del mundo escuchen! Que oiga la tierra y todo lo que hay en ella. El Señor Soberano hace acusaciones en contra de ustedes; el Señor habla desde su santo templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que escuchen todos los pueblos; que ponga atención la tierra y todo lo que contiene, pues Yavé sale de su palacio santo para declarar en contra de ustedes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Escuchad, pueblos todos! Atiende, oh tierra, y cuanto hay en ti, Sea Adonay YHVH testigo contra vosotros, Sí, Adonay desde su santo templo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¡Escuchad, pueblos todos! ¡Atiende, tierra, y cuanto contienes! Sea testigo el Señor Yahveh contra vosotros, el Señor desde su santo templo.

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Miqueas 1:2
33 Referans Kwoze  

A lo que dijo Miqueas: Si tú vuelves victorioso, el Señor no habló por mi boca. Y añadió: Pueblos todos estad alerta, y sedme testigos.


A lo que dijo Miqueas: Si regresases tú felizmente, no será verdad que el Señor haya hablado por mi boca. Y añadió: Oídlo, pueblos todos.


Pero el Señor está en su santo templo, el Señor tiene su trono en el cielo. Sus ojos están mirando al pobre; sus párpados están examinando a los hijos de los hombres.


Del Señor es la tierra y cuanto ella contiene; el mundo y todos sus habitantes.


Escucha, oh Señor, la voz de mi humilde súplica cuando estoy orando a ti; cuando extiendo en alto mis manos hacia tu santo templo.


El Dios de los dioses, el Señor ha hablado y ha convocado la tierra, desde el oriente hasta el occidente.


Si yo tuviese hambre no acudiría a ti; porque mía es la tierra y cuanto ella contiene.


Escucha, oh pueblo mío, y yo hablaré; Israel, escúchame, y me explicaré abiertamente contigo. Yo soy Dios, el Dios tuyo soy.


¡Oh varones!, a vosotros es a quienes estoy continuamente clamando, y a vosotros todos, hijos de los hombres, dirijo mis palabras.


Hasta el buey reconoce a su dueño, y el asno el pesebre de su amo; pero Israel no me reconoce, y mi pueblo no entiende mi voz.


Porque he aquí lo que el Señor me dice: Yo me estaré tranquilo, y lo contemplaré desde mi asiento; como se ve la clara luz del mediodía; y seré al modo que una nube de rocío en el tiempo de la cosecha.


El Señor Dios es mi protector; por eso no he quedado yo confundido; por eso presenté mi cara a los golpes, firme como una piedra durísima, y sé que no quedaré avergonzado.


¡Tierra, tierra!; oye, ¡oh tierra!, la palabra del Señor, y escarmienta.


por haber hecho ellos necedades abominables en Israel, y cometido adulterios con las mujeres de sus amigos, y hablado mentirosamente en nombre mío, sin haberles yo dado ninguna comisión. Yo mismo soy el juez y el testigo de todo eso, dice el Señor.


Y dijeron ellos a Jeremías: Sea el Señor entre nosotros testigo de la verdad y sinceridad nuestra y castíguenos, si no cumpliéremos fielmente todo cuanto nos mandare decir por tu boca el Señor Dios tuyo.


Oye, ¡oh tierra!, mira, yo acarrearé sobre ese pueblo desastres, fruto de sus depravados designios; puesto que no escucharon mis palabras, y desecharon mi ley.


En medio de las angustias que padecía mi alma, he recurrido a ti, ¡oh Señor!, dirigiéndote mi oración al templo santo de tu gloria.


Aquellos que tan inútilmente se entregan a la vanidad de los ídolos, abandonan tu misericordia.


Mas el Señor está en su templo de la gloria. Calle la tierra toda ante su acatamiento.


Vosotros dijisteis: ¿Y por qué motivo? Porque el Señor, responde Dios, fue testigo entre ti y la mujer que tomaste en tu primera edad, a la cual despreciaste; siendo ella tu compañera y tu esposa, mediante el pacto hecho.


Y me acercaré a vosotros para juzgaros, y yo seré pronto testigo contra los hechiceros, y adúlteros, y perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, y oprimen las viudas y pupilos, y los extranjeros, sin temor alguno de mí, dice el Señor de los ejércitos.


Oíd, cielos, lo que voy a proferir: escuche la tierra las palabras de mi boca.


Así mismo al ángel de la iglesia de Pérgamo escríbele: Esto dice el que tiene en su boca la espada afilada de dos filtros:


Y al ángel de la iglesia de Tiatira escríbele: Esto dice el Hijo de Dios, que tiene los ojos como llamas de fuego, y los pies semejantes al bronce fino:


Al ángel de la iglesia de Sardis escríbele también: Esto dice el que tiene a su mandar los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Yo conozco tus obras y que tienes nombre de viviente, y estás muerto.


Escribe también al ángel de la iglesia de Esmirna: Esto dice aquel que es el primero y el último, que fue muerto, y está vivo:


En fin, al ángel de la iglesia de Laodicea escribirás: Esto dice la misma verdad, el testigo fiel y verdadero, el principio , o causa, de las criaturas de Dios:


Después de esto miré; y he aquí que en un éxtasis vi una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta que hablaba conmigo, me dijo: Sube acá, y te mostraré las cosas que han de suceder en adelante.


Escribe así mismo al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo y el veraz, el que tiene la llave del nuevo reino de David; el que abre, y ninguno cierra; cierra, y ninguno abre;


Le respondieron: El Señor que oye estas cosas, sea él mismo mediador y testigo de que cumpliremos nuestras promesas.


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