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Miqueas 1:13 - Biblia Torres Amat 1825

13 Al estruendo de los carros de guerra, quedará lleno de pavor el morador de Laquis, ésta fue el origen de pecado para la hija de Sión, pues en ella se hallaron imitadas las maldades de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Uncid al carro bestias veloces, oh moradores de Laquis, que fuisteis principio de pecado a la hija de Sion; porque en vosotros se hallaron las rebeliones de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Enganchen los caballos a sus carros y huyan, pueblo de Laquis. Ustedes fueron la primera ciudad de Judá que siguió a Israel en su rebelión e hicieron caer a Jerusalén en pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Prepara el carro con sus caballos, tú que vives en Laquis, pues por tu culpa empezó a pecar la hija de Sión, ya que tú le enseñaste el mal que se cometía en Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 ¡Uncid los carros a raudos corceles, oh moradores de Laquis! Allí comenzó el pecado de Sión, Allí se hallaron las rebeliones de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Unce al carro los caballos, habitante de Laquis. Allí estuvo el principio del pecado de la hija de Sión, pues en ti se encontraron las rebeldías de Israel.

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Miqueas 1:13
27 Referans Kwoze  

Y le sacaron, y le pusieron fuera de la ciudad; y allí le dijeron estas palabras: Salva tu vida; no mires hacia atrás, ni te pares en toda la región circunvecina, sino ponte a salvo en el monte, no sea que también tú perezcas junto con los otros.


Y abandonará el Señor a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual no solamente pecó él, sino que hizo pecar a Israel.


Pues no se contentó con imitar los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, sino que además tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, por donde vino a servir a Baal y adorarlo.


Y asimismo conducían al lugar donde se hallaba el rey, cebada y paja para los caballos y bestias de carga, según la orden que se les tenía dada.


Contra éste se suscitó una conjuración en Jerusalén , por causa de la cual huyó a Laquís; pero destacaron gentes a Laquís, y allí lo mataron.


Mas el rey de los asirios, faltando a lo prometido, envió desde Laquís a Jerusalén contra el rey Ezequías a Tartán, y a Rabsaris, y a Rabsaces con mucha tropa; los cuales, poniéndose en camino vinieron a Jerusalén , e hicieron alto cerca del acueducto del estanque superior, situado sobre el camino del campo del Batanero,


Y siguió los pasos de los reyes de Israel, como los había seguido la casa de Acab; porque una hija de Acab era su mujer, y obró el mal en presencia del Señor.


Pasadas estas cosas, Sennaquerib, rey de los asirios (estando con todo su ejército sitiando a Laquís) envió sus mensajeros a Jerusalén a decir a Ezequías , rey de Judá, y a todo el pueblo que se hallaba en la ciudad:


¿Podrás tú uncirlo con la coyunda para que are? ¿O romperá en pos de ti los terrones de tus campos?


Dijo después a Aarón: ¿Qué es lo que te ha hecho este pueblo, para que acarrearas sobre él tan enorme pecado?


Aún falta un día para llegar a hacer alto en Nobe; desde ahí levantará Sennaquerib su mano en ademán de amenaza contra el monte de la hija de Sión, contra el collado de Jerusalén .


Y salieron a encontrarle Eliacim, hijo de Helcías, mayordomo mayor del palacio, y Sobna, doctor de la ley, y Joahe, hijo de Asaf, canciller.


Y Sennaquerib oyó decir de Taraca, rey de Etiopía, que venía a pelear contra él; y así que hubo recibido esta noticia, envió embajadores a Ezequías , diciéndoles:


que por haber sido adúltera la rebelde Israel yo la había desechado y dado libelo de repudio; y no por eso se amedrentó su hermana, la prevaricadora Judá, sino que se fue e idolatró también ella.


Entretanto, el ejército del rey de Babilonia estrechaba a Jerusalén y a todas las ciudades de Judá, que habían quedado por conquistar, a Laquís y a Azeca; pues de las ciudades fortificadas de Judá estas dos solas no se habían rendido.


Al ruido de la caballería y de los arqueros echó a huir toda la ciudad; corrieron a esconderse entre los riscos, se subieron a los peñascos; fueron desamparadas todas las ciudades, sin que quedase en ellas un solo habitante.


Habiendo visto esto su hermana Ooliba, enloqueció de lujuria aún más que la otra; y se prostituyó con más furor que su hermana.


Todo esto por causa de la maldad de Jacob , y por los pecados de la casa de Israel. ¿Y cuál es la maldad de Jacob , sino las idolatrías de Samaria? ¿Y cuáles los lugares altos de Judá, sino los de Jerusalén ?


Por lo cual Adonisedec, rey de Jerusalén , envió embajadores a Oham, rey de Hebrón, y a Faram, rey de Jerimot, y también a Jafia, rey de Laquis, y a Dabir, rey de Eglón, diciendo:


Laquís, y Bascat, y Eglón,


pues así tienes tú también a los que siguen la doctrina de los nicolaítas.


Y le he dado tiempo para hacer penitencia, y no quiere arrepentirse de su torpeza.


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