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Mateo 6:10 - Biblia Torres Amat 1825

10 venga tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Que tu reino venga pronto. Que se cumpla tu voluntad en la tierra como se cumple en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 venga tu reino; hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra.

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Mateo 6:10
44 Referans Kwoze  

Tú mismo, oh Señor, tú solo hiciste el cielo, y el cielo de los cielos donde habitas, y toda su milicia celestial, la tierra, y cuanto ella contiene, y los mares y todo lo que hay en ellos; y tú das vida o conservas todas estas cosas, y a ti te adora el ejército o milicia celestial.


Mas yo he sido por él constituido rey sobre Sión, su santo monte, para predicar su ley.


para cumplir tu voluntad. Eso he deseado siempre, oh Dios mío; y tengo tu ley en medio de mi corazón.


Y vendrán muchos pueblos y dirán: Ea, subamos al monte del Señor, y a la casa del Dios de Jacob , y él mismo nos mostrará sus caminos, y por sus sendas andaremos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.


Mirad que viene el tiempo, dice el Señor, en que yo haré nacer de David un vástago, un Descendiente justo, el cual reinará como rey, y será sabio, y gobernará la tierra con rectitud y justicia.


Pero en el tiempo de aquellos reinos, el Dios del cielo levantará un reino que nunca jamás será destruido; y este reino no pasará a otra nación, sino que quebrantará y aniquilará todos estos reinos, y él subsistirá eternamente.


y ante él son reputados como una nada todos los habitantes de la tierra; porque según él quiere, así dispone, tanto de las potestades del cielo, como de los moradores de la tierra, ni hay quien resista a lo que él hace, y le pueda decir: ¿Por qué has hecho esto?


Yo estaba, pues, observando durante la visión nocturna, y he aquí que venía entre las nubes del cielo un personaje que se aparecía un hijo del hombre; quien se adelantó hacia el anciano de muchos días, y le presentaron ante él.


Y para que el reino, y la potestad, y la magnificencia del reino, cuanta hay debajo de todo el cielo, sea dada al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino sempiterno, y a él le servirán y obedecerán los reyes todos.


¡Oh hija de Sión!, regocíjate en gran manera; salta de júbilo, ¡oh hija de Jerusalén !; he aquí que a ti vendrá tu rey, el Justo, el Salvador , él vendrá pobre, y montado en un asna y su burrito.


Porque cualquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.


En verdad os digo que hay aquí algunos que no han de morir antes que vean al Hijo del hombre aparecer en el esplendor de su reino.


Se volvió de nuevo por segunda vez, y oró diciendo: Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.


y diciendo: Haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos.


Desde entonces empezó Jesús a predicar y decir: Haced penitencia, porque está cerca el reino de los cielos.


No todo aquel que me dice: ¡Oh, Señor, Señor! entrará por eso en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cie-los.


¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el reino de nuestro padre David que vemos llegar ahora!¡Hosanna en lo más alto de los cielos!


porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.


Mientras escuchaban estas cosas los presentes, añadió una parábola, atento a que se hallaba vecino a Jerusalén , y las gentes creían que luego se había de manifestar el reino de Dios.


diciendo: ¡Bendito sea el rey que viene en nombre del Señor; paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos!


diciendo: Padre mío, si es de tu agrado, aleja de mí este cáliz. No obstante, no se haga mi voluntad, sino la tuya.


Pero Jesús les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado, y dar cumplimiento a su obra.


Por tanto la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, es que todo aquel que ve, o conoce, al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré el último día.


Quien quisiere hacer la voluntad de éste, conocerá si mi palabra es de Dios, o si yo hablo de mí mismo.


Y removido éste, les dio por rey a David, a quien abonó diciendo: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.


Y viendo que no podíamos persuadírselo, dejamos de instarle más, y dijimos: Hágase la voluntad del Señor.


Dijo él entonces: El Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su voluntad, y viese al justo y oyeses la voz de su boca;


Y no queráis conformaros con este siglo, antes bien transformaos con la renovación de vuestro espíritu; a fin de acertar qué es lo bueno, y lo más agradable, y lo perfecto que Dios quiere de vosotros.


no sirviéndolos solamente cuando tienen puesto el ojo sobre vosotros, como si no pensaseis más que en complacer a los hombres, sino como siervos de Cristo , que hacen de corazón la voluntad de Dios, que los ha puesto en tal estado;


que nos ha arrebatado del poder de las tinieblas y trasladado al reino de su Hijo muy amado,


Por eso también nosotros desde el día en que lo supimos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir a Dios que alcancéis pleno conocimiento de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia espiritual,


que sepa cada uno de vosotros usar del propio cuerpo santa y honestamente,


No apaguéis el Espíritu de Dios.


Por tanto, es menester que observemos con mayor empeño las cosas que hemos oído de su boca, a fin de que no quedemos por desgracia del todo vacíos.


Pues dentro de un brevísimo tiempo, dice Dios, vendrá aquel que ha de venir, y no tardará.


Ahora bien, diciendo: Tú no has querido, ni han sido de tu agrado los sacrificios, las ofrendas y holocaustos por el pecado, cosas todas que ofrecen según la ley;


Ahora, hermanos, os ruego que llevéis a bien todo lo dicho para exhortaros y consolaros, aunque os he escrito brevemente.


como libres, sí, mas no cubriendo la malicia con capa de libertad, sino obrando en todo como siervos de Dios; esto es, por amor.


Porque demasiado tiempo habéis pasado durante vuestra vida anterior abandonados a las mismas pasiones que los paganos, viviendo en desenfrenos, en codicias, en embriagueces, en glotonerías, en excesos en las bebidas y en idolatrías abominables.


Aquí los veinticuatro ancianos, que están sentados en sus tronos en la presencia de Dios, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo:


Y ellos le vencieron por los méritos de la sangre del Cordero, y en virtud de la palabra de la fe que han confesado, y por la cual desamaron sus vidas hasta perderlas por obedecer a Dios.


Oí también una voz como de gran gentío, y como el ruido de muchas aguas, y como el estampido de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya!, porque tomó ya posesión del reino del Señor, Dios nuestro Todopoderoso;


Luego vi unos tronos, y varios personajes que se sentaron en ellos, y se les dio la potestad de juzgar; y vi las almas de los que habían sido degollados por la confesión de Jesús y por la palabra de Dios, y los que no adoraron la bestia, ni a su imagen, ni recibieron su marca en las frentes, ni en las manos, que vivieron y reinaron con Cristo mil años.


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