Mateo 25:12 - Biblia Torres Amat 1825

¹² Pero él respondió y dijo: En verdad os digo que yo no os conozco.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹² Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹² »Él les respondió: “Créanme, ¡no las conozco!”.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹² Pero él respondió: 'En verdad se lo digo: no las conozco.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹² Pero él respondiendo, dijo: En verdad os digo que no os he conocido.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹² Pero él les respondió: 'Os lo aseguro: no os conozco'.

Mateo 25:12 Referans Kwoze

Salmos 1:6

Porque conoce el Señor y premia el proceder de los justos; mas la senda de los impíos terminará en la perdición.

Salmos 5:5

Ni morará junto a ti el maligno, ni los injustos podrán permanecer delante de tus ojos.

Habacuc 1:13

Limpios son siempre tus ojos, no puedes tú ver el mal ni podrías sufrir delante de ti la iniquidad. ¿Por qué, pues, te quedas contemplando a aquellos que obran mal, y callas cuando el impío está tragándose al que es más justo que él?

Mateo 25:11

Al cabo vinieron también las otras vírgenes diciendo: ¡Señor, señor!, ábrenos.

Mateo 25:13

Así que velad vosotros, ya que no sabéis ni el día ni la hora.

Lucas 13:25

Y después que el padre de familia hubiere entrado y cerrado la puerta, empezaréis, estando fuera, a llamar a la puerta diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!, y él os responderá: No os conozco, ni sé de dónde sois.

Juan 10:27

Mis ovejas oyen la voz mía; y yo las conozco, y ellas me siguen.

Juan 9:31

Lo que sabemos es que Dios no oye a los pecadores; sino que aquel que honra a Dios y hace su voluntad, éste es a quien Dios oye.

1 Corintios 8:3

Pero el que ama a Dios, ése es conocido o amado de él.

Gálatas 4:9

Pero ahora, habiendo conocido a Dios, o por mejor decir, habiendo sido de Dios amados y conocidos, ¿cómo tornáis otra vez a esas observancias legales, que son sin vigor ni suficiencia, queriendo sujetaros nuevamente a ellas?

2 Timoteo 2:19

Por lo demás, en una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y de ellos unos son para usos decentes, otros para usos viles y bajos. Así sucede en la Iglesia.