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Lucas 8:52 - Biblia Torres Amat 1825

52 Entretanto lloraban todos por la niña, golpeándose el pecho. Mas él dijo: No lloréis, pues la niña no está muerta, sino dormida.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

52 La casa estaba llena de personas que lloraban y se lamentaban, pero Jesús dijo: «¡Dejen de llorar! No está muerta; solo duerme».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

52 Los demás se lamentaban y lloraban en voz alta, pero Jesús les dijo: 'No lloren; la niña no está muerta, sino dormida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

52 Y todos lloraban y lamentaban por ella. Pero Él dijo: No lloréis, porque no ha muerto,° sino duerme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

52 Todos lloraban y se lamentaban por ella. Pero él dijo: 'No lloréis más; no ha muerto, sino que está durmiendo'.

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Lucas 8:52
14 Referans Kwoze  

murió en la ciudad de Arbee, por otro nombre Hebrón, en la tierra de Canaán, y asistió Abrahán con lágrimas a celebrar sus exequias y hacer el duelo.


Entonces el rey, lleno de tristeza, subió a la torre o cuarto que estaba sobre la puerta, y se echó a llorar, diciendo mientras subía: ¡Hijo mío Absalón! ¡Absalón, hijo mío! ¡Quién me diera, Absalón hijo mío, que yo muriera por ti! ¡Oh hijo mío Absalón!


La gloria del Señor aparecía como un fuego ardiente, que abrasaba la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.


Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los habitantes de Jerusalén , el espíritu de gracia y de oración; y pondrán sus ojos en mí, a quien traspasaron, y llorarán al que han herido, como suele llorarse un hijo único; y harán duelo por él, como se suele hacer en la muerte de un primogénito.


les dicen: Os hemos entonado cantares alegres, y no habéis bailado; cantares lúgubres, y no habéis llorado.


Seguíale gran muchedumbre de hombres y de mujeres, las cuales se deshacían en llantos.


Y todo aquel gentío que se hallaba presente a este espectáculo, considerando lo que había pasado, se volvía dándose golpes de pecho.


Llegando a la casa, no permitió entrar consigo a nadie, sino a Pedro, y a Santiago, y a Juan, y al padre y madre de la niña.


Y se burlaban de él, sabiendo bien que estaba muerta.


Oyendo Jesús el mensaje, les dijo: Esta enfermedad no es mortal, sino que está ordenada para gloria de Dios, con la mira de que por ella el Hijo de Dios sea glorificado.


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