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Levítico 7:18 - Biblia Torres Amat 1825

18 Si alguno comiere carne de víctima pacífica en el día tercero, su oblación no valdrá nada, ni será de provecho al oferente; antes bien, cualquier persona que se contaminare con manjar semejante, será reo de prevaricación.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Si se comiere de la carne del sacrificio de paz al tercer día, el que lo ofreciere no será acepto, ni le será contado; abominación será, y la persona que de él comiere llevará su pecado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Si al tercer día se come algo de la carne de la ofrenda de paz, la persona que la presentó no será aceptada por el Señor. No recibirás ningún mérito por haberla presentado, pues para entonces, la carne estará contaminada; si la comes, serás castigado por tu pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El que al tercer día comiere carne del sacrificio de comunión, su sacrificio no sería recibido por Dios, y no sería de ningún provecho para el que lo ofreció; sería una cosa fea y el que la comiere cargaría con un pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 pues si la carne del sacrificio de paz se come al tercer día, ciertamente no le será aceptado ni tenido en cuenta. Será cosa abominable, y la persona que coma de él cargará con su pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Si al tercer día alguien come de la carne del sacrificio de comunión, no se aceptará el sacrificio ni se le tendrá en cuenta al que lo ofreció; será cosa inmunda, y el que la coma cargará con su falta.

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Levítico 7:18
31 Referans Kwoze  

Detesta el Señor las víctimas de los impíos; lo aplacan los votos de los justos.


que se meten en los sepulcros, que duermen en los templos de los ídolos o falsos oráculos; que comen la carne del cerdo, y echan en sus tazas un caldo profano o prohibido;


Aquel que me inmola un buey es como el que degollase un hombre; el que sacrifica un cordero, es como quien descabezase un perro; el que hace una ofrenda, es como quien me presentase la sangre de cerdo; el que se acuerda de ofrecerme incienso, es como quien bendijese u honrase a un ídolo. En efecto, todas estas cosas prohibidas en mi ley han elegido ellos, según sus antojos; y su alma ha puesto sus delicias en estas abominaciones.


Esto dice el Señor a ese pueblo que tanto gusta tener siempre en movimiento los pies, y no sosiega, y ha desagradado a Dios: Ahora se acordará el Señor de sus maldades y tomará cuentas de sus pecados.


Cuando ayunaren, no atenderé a sus oraciones, y si ofrecieron holocaustos y víctimas, no los aceptaré; sino que los he de consumir con la espada, con el hambre y con la peste.


El alma que pecare, ésa morirá. No pagará el hijo la pena de la maldad de su padre, ni el padre la de la maldad de su hijo: La justicia del justo sobre él recaerá, y la impiedad del impío sobre el impío caerá.


Ofrecerán hostias, inmolarán víctimas para el sacrificio, de las cuales comerán; mas el Señor no las aceptará, antes bien se acordará ahora de las maldades de ellos, y castigará sus pecados; entonces se acogerán a Egipto.


¿Por qué no habéis comido en el lugar santo la víctima por el pecado, víctima cuya carne es sacrosanta, y que se os ha dado a vosotros, a fin de que cargándoos sobre vosotros la iniquidad del pueblo, roguéis por él en el acatamiento del Señor,


Respondió Aarón: En este día se ha ofrecido ante el Señor la víctima por el pecado y también el holocausto; mas a mí me ha sucedido lo que ves. ¿Cómo, pues, me era posible comerla, y agradar al Señor en tales ceremonias, teniendo yo el corazón cubierto de luto?


Todo lo que anda arrastrando por la tierra, será abominable y no se tomará para comida.


Mas si no lavare su vestido y cuerpo, llevará la pena de su iniquidad.


Si sacrificareis al Señor una hostia pacífica, para tenerle propicio,


Si alguno tuviere trato ilícito con su hermana, hija de su padre o de su madre, deshonrándose mutuamente, ambos cometieron un crimen execrable; serán muertos en presencia de su pueblo, por haberse conocido entre sí deshonestamente, y pagarán la pena de su iniquidad.


No tendrás que ver con tu tía materna o paterna; quien tal hace, su propia carne afrenta; pagarán ambos la pena de su delito.


si no quieren sufrir la pena de su delito por haber comido de cosas santificadas. Yo el Señor que los santifico.


Buey u oveja de oreja o cola cortadas, puedes ofrecerlos al Señor en sacrificio voluntario; mas con ellos no puedes cumplir el voto que hayas hecho.


De mano de un extranjero o gentil, nunca ofrezcáis panes a vuestro Dios, ni otro algún presente que quiera dar: porque todas sus cosas están contaminadas e impuras: no las recibáis.


Si un hombre peca por ignorancia, haciendo alguna cosa de las prohibidas por la Ley de Dios; y siendo culpable reconoce su culpa,


Carne sacrificada que hubiere tocado cosa inmunda, no se ha de comer, sino quemar al fuego; quien estuviere limpio podrá comer de la carne de la víctima pacífica.


Y cuando vosotros me presentareis vuestros holocaustos y dones, yo no los aceptaré, ni volveré mi vista hacia las gordas víctimas que me ofreceréis en voto.


¿Quién hay entre vosotros que cierre de balde las puertas, y encienda el fuego sobre mi altar? El afecto mío no es hacia vosotros, dice el Señor de los ejércitos, y no aceptaré de vuestra mano ofrenda ninguna.


Y vosotros decís: He aquí el fruto de nuestro trabajo; y lo envilecéis, dice el Señor de los ejércitos, y ofrecéis la res coja y enferma, y me presentáis una ofrenda de lo que habéis robado. Pues qué, ¿he de aceptarla yo de vuestra mano?, dice el Señor.


a fin de que se os cuente como ofrenda de las primicias, tanto de las eras como de los lagares;


Mas Jesús les dijo: Vosotros os vendéis por justos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que parece sublime a los ojos humanos, a los de Dios es abominable.


Y así él recibió la marca o divisa de la circuncisión, como un sello, o señal de la justicia que había adquirido por la fe, cuando era aún incircunciso; para que fuese padre de todos los que creen sin estar circuncidados, a quienes se les imputase también la fe por justicia;


Porque no teniendo la ley más que la sombra de los bienes futuros, y no la realidad misma de las cosas, no puede jamás por medio de las mismas víctimas, que no cesan de ofrecerse todos los años, hacer justos y perfectos a los que se acercan al altar y sacrifican;


Porque andabais como ovejas descarriadas, mas ahora os habéis convertido y reunido al pastor, y obispo o superintendente de vuestras almas.


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