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Levítico 26:39 - Biblia Torres Amat 1825

39 Que si todavía quedaren algunos de éstos, se irán pudriendo por sus iniquidades en el país de sus enemigos; y serán cruelmente afligidos por los pecados de sus padres y por los suyos,

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Biblia Reina Valera 1960

39 Y los que queden de vosotros decaerán en las tierras de vuestros enemigos por su iniquidad; y por la iniquidad de sus padres decaerán con ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Aquellos de ustedes que sobrevivan se consumirán en las tierras de sus enemigos a causa de sus pecados y de los pecados de sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Los que de ustedes sobrevivan se pudrirán en país enemigo por causa de su maldad y por las maldades de sus padres unidas que se les pegaron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 Y los que queden de vosotros, desfallecerán en su iniquidad en las tierras de vuestros enemigos, y también a causa de las iniquidades de sus antepasados se consumirán juntamente con ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Los que de vosotros sobrevivan todavía se pudrirán en el país de sus enemigos; a causa de su iniquidad y de la iniquidad de sus padres, se pudrirán.

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Levítico 26:39
30 Referans Kwoze  

Así ha hablado el Señor: He aquí que yo enviaré sobre este lugar y sobre sus moradores las calamidades y todas las maldiciones escritas en ese libro que se ha leído delante del rey de Judá;


desde los días de nuestros padres; y además nosotros mismos hemos pecado gravemente hasta este día, y por nuestras iniquidades hemos sido abandonados nosotros, y nuestros reyes y nuestros sacerdotes en manos de los reyes de la tierra, y al cuchillo, y la esclavitud, y al saqueo, y a los oprobios, como se ve aún este día.


mas si os convertís a mí, y observáis mis preceptos, y los practicáis; aunque hubiereis sido transportados al cabo del mundo, de allí os reuniré y os volveré a traer al lugar que escogí para que sea en él invocado mi Nombre.


No las adorarás ni rendirás culto. Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos, digo, que me aborrecen;


que conservas la misericordia para millares, que borras la iniquidad y los delitos, y los pecados; en cuya presencia ninguno de suyo es inocente, y que castigas la maldad de los padres en los hijos y nietos hasta la tercera y cuarta generación.


Porque yo me levantaré contra ellos, dice el Señor de los ejércitos; y destruiré el nombre de Babilonia, y el retoño, y toda su raza, dice el Señor.


El espanto, la fosa y el lazo están reservados para ti, que eres habitante de la tierra.


Entonces me invocaréis, y partiréis a vuestra patria; me suplicaréis, y yo os escucharé benignamente.


Moriremos en nuestra afrenta, y quedaremos cubiertos de nuestra ignominia; porque contra nuestro Dios hemos pecado nosotros, nuestros padres, desde nuestra mocedad hasta el día de hoy; y no hemos escuchado la voz del Señor Dios nuestro.


En aquellos días no se oirá más aquel dicho: Los padres comieron uvas agraces, y los hijos padecieron la dentera.


Emigró y se dispersó Judá, por verse oprimida con muchas maneras de esclavitud; fijó su habitación entre las naciones; mas no halló reposo; la estrecharon por todas partes todos sus perseguidores.


Menos mala fue la suerte de los que perecieron al filo de la espada, que la de aquellos que murieron de hambre; pues éstos se fueron aniquilando consumidos por la carestía de la tierra.


Y vosotros decís: ¿Por qué motivo no ha pagado el hijo la pena de la iniquidad de su padre? Por esto, porque el hijo ha obrado según la ley y según la justicia; él ha observado todos mis mandamientos, y los ha cumplido; y por lo mismo tendrá vida verdadera y feliz.


Y allí os acordaréis de vuestros procederes, y de todas vuestras maldades, con las cuales os contaminasteis; y os incomodará la vista de vosotros mismos, por razón de todas las maldades que habéis cometido.


Tendréis la corona o turbante en vuestra cabeza, y calzados estarán vuestros pies; no os lamentaréis, ni lloraréis; sino que os consumiréis en vuestras maldades, y gemiréis, mirándoos atónitos uno a otro.


Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado y dicho con razón: Están ya sobre vosotros los castigos de nuestras maldades y pecados, y por ellas nos vamos consumiendo: ¿Cómo, pues, podremos aún conservar la vida?


Vosotros entonces traeréis a la memoria vuestras perversas costumbres y depravados afectos, y miraréis con amargura las maldades e iniquidades vuestras.


Y faltándoles al cabo el pan y el agua, vendrán a caer muertos unos sobre otros, y quedarán consumidos por sus maldades.


Aquellos, pues, de vosotros que se hayan librado de la muerte, se acordarán de mí entre las naciones a donde serán llevados cautivos; porque yo quebrantaré su corazón adúltero, que se apartó de mí; y humillaré sus ojos, encendidos siempre en el impuro amor de sus ídolos; y ellos se disgustarán de sí mismos, al recordar las maldades que cometieron en todas sus abominaciones.


Me marcharé y me volveré a mi habitación; hasta tanto que os halléis bien desfallecidos, y vengáis en busca de mí.


Y los dispersaré entre las naciones; y aun en los más distantes países se acordarán de mí, y vivirán con sus hijos, y volverán.


El Señor es paciente y de mucha misericordia, que quita el pecado y las maldades, que a ninguno deja de castigar por inocente, pues nadie lo es por sí, que castiga el pecado de los padres en los hijos hasta la tercera y la cuarta generación.


Aun allí entre aquellas gentes no lograrás descanso, ni podrás asentar el pie, porque el Señor te dará allí un corazón espantadizo, y ojos desfallecidos, y una alma consumida de tristeza.


Según esto, cuando se cumpliere lo que te anuncio acerca de la bendición o maldición, que acabo de proponer ante tus ojos; y movido a penitencia tu corazón en medio de todas las naciones, entre las cuales te habrá esparcido el Señor tu Dios,


No las adorarás, ni les darás culto: porque yo soy el Señor Dios tuyo, Dios celoso que castigo en los hijos la maldad de los padres hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,


Como las naciones que deshizo el Señor a tu entrada, del mismo modo pereceréis vosotros si fuereis desobedientes a la voz del Señor Dios vuestro.


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