35 estéis en tierra enemiga, ella descansará y hallará su reposo, estando sola o desierta; ya que no reposó en vuestros sábados, cuando habitabais en ella.
Por lo cual esto dice el Señor: Vosotros no me habéis querido escuchar, asegurando cada uno la libertad a su hermano y a su prójimo; pues he aquí que yo promulgo para vosotros la libertad, dice el Señor, para separaros de mí, y quedar a merced de la espada, de la peste y del hambre, y os enviaré desparramados por todos los reinos de la tierra.
Y a los que de vosotros quedaren, infundiré espanto en sus corazones en medio de los países enemigos; se estremecerán al ruido de una hoja volante, huyendo de ella como de una espada; caerán sin que nadie los persiga;