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Levítico 25:43 - Biblia Torres Amat 1825

43 No aflijas, pues, a tu hermano, abusando de tu poderío; mas teme a Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

43 No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

43 Muestra tu temor a Dios al no tratarlos con dureza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

43 Así que no te pondrás duro con tu hermano, sino que temerás a tu Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

43 ni te enseñorearás de ellos con aspereza. Tendrás temor de tu Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

43 No le tratarás con aspereza, sino que temerás a tu Dios.

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Levítico 25:43
23 Referans Kwoze  

Pero al tercero, sacándolos de ella, dijo: Haced lo que os he dicho, y quedaréis con vida; porque yo temo a Dios.


Además de esto queréis subyugar a los hijos de Judá y de Jerusalén , como a esclavos y esclavas, cosa que de ninguna manera debéis hacer; pues en esto pecáis contra el Señor Dios vuestro.


Si me desdeñé de entrar en juicio con mi siervo y con mi sierva, cuanto tenían que pedirme alguna cosa en justicia,


¿qué será de mí cuando Dios haya de venir a juzgar? ¿Y qué podré responderle cuando me pregunte?


Pero las parteras temieron a Dios, y no ejecutaron la orden del rey de Egipto, sino que conservaban la vida a los niños.


Y por cuanto las parteras temieron más a Dios que al rey, afirmó sus casas, dándoles hijos y bienes.


De allí a mucho tiempo murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel, gimiendo bajo el peso de las faenas, levantaron el grito al cielo; y el clamor en que les hacía prorrumpir el excesivo trabajo, subió hasta Dios.


Le dijo el Señor: He visto la tribulación de mi pueblo en Egipto, y oído sus clamores, a causa de la dureza de los sobrestantes de las obras.


En suma, el clamor de los hijos de Israel ha llegado a mis oídos; y he visto su aflicción, y cómo son oprimidos de los egipcios.


Y fueron azotados los maestros de obras de los hijos de Israel por los inspectores del faraón, que les decían: ¿Por qué ni ayer ni hoy nos dais cumplida la cantidad de ladrillos, como antes?


Porque yo me irrité contra mi pueblo, deseché como profana mi herencia, y los entregué en tus manos; tú no tuviste compasión de ellos: agravaste en extremo tu yugo, aún sobre los ancianos.


¿Cómo es que hemos ayunado, dicen al Señor y tú no has hecho caso; hemos humillado nuestras almas y te haces el desentendido? Es, responde Dios, porque en el día mismo de vuestro ayuno hacéis todo cuanto se os antoja y apremiáis a todos vuestros deudores.


No fortalecisteis las ovejas débiles, no curasteis las enfermas, no bizmasteis las perniquebradas, ni recogisteis las descarriadas, ni fuisteis en busca de las perdidas; sino que dominabais sobre ellas con aspereza y con prepotencia.


No queráis apremiar a los que son de vuestra misma tribu, mas tema cada uno a su Dios; porque soy yo el Señor Dios vuestro.


porque ellos son siervos míos, y yo los saqué de la tierra de Egipto, y así no han de ser vendidos en calidad de esclavos.


Vuestros esclavos y esclavas han de ser de las naciones que os rodean,


y por juro de herencia los dejaréis a vuestros descendientes, poseyéndolos por siempre jamás; pero a vuestros hermanos, los hijos de Israel, no los oprimáis abusando del poder.


como si fuese a jornal, y le pagará el resto de años. El comprador no le ha de tratar con dureza, estándolo tú mirando.


Y me acercaré a vosotros para juzgaros, y yo seré pronto testigo contra los hechiceros, y adúlteros, y perjuros, y contra los que defraudan al jornalero su salario, y oprimen las viudas y pupilos, y los extranjeros, sin temor alguno de mí, dice el Señor de los ejércitos.


Y vosotros, amos, haced otro tanto con ellos, excusando las amenazas y castigos, considerando que unos y otros tenéis un mismo Señor allá en los cielos, y que no hay en él preferencia de personas.


cómo te asaltó, acuchillando a los últimos de tu ejército, que cansados se quedaban atrás, estando tú muerto de hambre y de trabajos, y no tuvo temor de Dios.


Amos, tratad a los siervos según lo que dictan la justicia y la equidad, sabiendo que también vosotros tenéis un amo en el cielo.


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