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Levítico 17:11 - Biblia Torres Amat 1825

11 Por cuanto la vida del animal está o se sustenta con la sangre, y os la he dado yo para que con ella satisfagáis sobre el altar por vuestras almas, y la sangre sirva de expiación o rescate por el alma.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 porque la vida del cuerpo está en la sangre. Les he dado la sangre sobre el altar con el fin de purificarlos, para hacerlos justos ante el Señor. Es la sangre, dada a cambio de una vida, la que hace posible la purificación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Porque el alma de todo ser viviente está en su sangre, y yo les di la sangre para que la lleven al altar para el rescate de sus almas, pues esta sangre paga la deuda del alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas, porque es la sangre, en razón de la vida, la que hace expiación.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os he mandado ponerla sobre el altar para que expíe por vuestras vidas, pues es la sangre la que expía por la vida.

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Levítico 17:11
24 Referans Kwoze  

Excepto que no habéis de comer la carne con sangre.


Y ha de inmolar el becerro en la presencia del Señor; y los sacerdotes, hijos de Aarón, ofrecerán su sangre, derramándola alrededor del altar que está ante la puerta del Tabernáculo;


Celebrado así este rito ofrecerá el becerro, y hecha oración por sí y por su casa, le sacrificará.


Por eso tengo dicho a los hijos de Israel: Ninguno de vosotros comerá sangre, ni tampoco los forasteros que moran entre vosotros.


Porque la vida de todo animal está en la sangre; por cuya razón he dicho a los hijos de Israel: No comeréis sangre de ningún animal; puesto que la vida de la carne está en la sangre; y todo aquél que la comiere, será castigado de muerte.


mojará el sacerdote el dedo en la sangre de esta víctima por el pecado, tiñendo con ella las puntas del altar del holocausto, y derramando el resto al pie de dicho altar.


Pero el sebo lo quemará encima, como se hace en las hostias pacíficas; entonces el sacerdote hará oración por él y por su pecado, y se le perdonará.


lo degolló, y tomando la sangre, mojado en ella el dedo, tocó las cuatro puntas del altar alrededor, purificado el cual y santificado, derramó al pie del mismo la sangre restante.


Al modo que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir, y a dar su vida para redención de muchos.


Porque ésta es mi sangre, que será el sello del nuevo testamento , la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados.


Y les dijo: Esta es la sangre mía de la nueva alianza, la cual será derramada por muchos.


a quien Dios propuso para ser la víctima de propiciación en virtud de su sangre por medio de la fe, a fin de demostrar la justicia que da él mismo perdonando los pecados pasados,


murió Cristo por nosotros; luego es claro que ahora mucho más estando justificados por su sangre, nos salvaremos por él de la ira de Dios.


en quien por su sangre logramos la redención, y el perdón de los pecados, por las riquezas de su gracia,


Guárdate solamente de comer sangre; porque la sangre en los animales hace las veces de alma; y por esto no debes comer con la carne lo que es la vida o alma de ella:


por cuya sangre hemos sido nosotros rescatados y recibido la remisión de los pecados,


y reconciliar por él todas las cosas consigo, restableciendo la paz entre cielo y tierra por medio de la sangre que derramó en la cruz.


Salgamos, pues, a él fuera de la ciudad, o alojamientos, y sigámosle las pisadas cargados con su improperio.


Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales, esto es, el Tabernáculo y sus utensilios, se purificasen con tales ritos; pero las mismas cosas celestiales lo deben ser con víctimas mejores que éstas y así ha sucedido.


Bendito sea el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia nos ha regenerado con una viva esperanza de vida eterna, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,


Si dijéremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos, y no hay verdad en nosotros.


Y si guardamos sus mandamientos, con eso sabemos que verdaderamente le hemos conocido.


y nos ha hecho reino y sacerdotes de Dios, Padre suyo. Al mismo la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.


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