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Levítico 11:3 - Biblia Torres Amat 1825

3 Todo cuadrúpedo que tiene hendida la pezuña en dos partes y rumia, podéis comerle;

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Biblia Reina Valera 1960

3 De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, este comeréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 puedes comer cualquier animal rumiante y que tenga las pezuñas totalmente partidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ustedes comerán el animal de pezuña partida, hendida en dos uñas y que rumia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Comeréis cualquiera que entre los animales tenga pezuña hendida y sea rumiante.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Podéis comer todos los de pezuña hendida, casco partido y que rumian;

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Levítico 11:3
17 Referans Kwoze  

Si entrare la sabiduría en tu corazón, y se complaciere tu alma en la ciencia,


Dejad las niñerías; y vivid y caminad por las sendas de la prudencia.


Decid a los hijos de Israel: De todos los animales de la tierra de estos son los que podéis lícitamente comer.


Todo animal que bien que tenga uña, no la tiene dividida, ni rumia, será impuro o sucio; y el que le tocare muerto, quedará contaminado.


mas todo aquel que aunque rumia y tiene pezuña, no le tiene partida, como el camello y otros semejantes, no lo comáis, antes le tendréis por inmundo.


Así el querogrilo o puerco espín, el cual rumia y no tiene la uña partida, es inmundo;


también la liebre, que si bien rumia, no divide la uña;


y el cerdo, que, teniendo hendida la uña, no rumia.


Eran éstos de mejor índole que los de Tesalónica, y así recibieron la palabra de Dios con gran ansia y ardor, examinando atentamente todo el día las Escrituras, para ver si era cierto lo que se les decía.


Por lo cual salid vosotros de entre tales gentes, y separaos de ellas, dice el Señor, y no tengáis contacto con la inmundicia o idolatría;


Todo animal que tiene la uña hendida en dos partes y rumia, le podéis comer.


Asimismo tendréis por inmundo el cerdo; porque si bien tiene la uña hendida, no rumia. No comeréis de la carne de estos animales, ni tocaréis sus cuerpos muertos.


Vela sobre ti mismo, y atiende a la enseñanza de la doctrina, insiste y sé diligente en estas cosas; porque haciendo esto, te salvarás a ti y también a los que te oyeren.


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