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Jueces 7:20 - Biblia Torres Amat 1825

20 y haciendo resonar el ruido alrededor del campamento, por tres puntos diferentes, rotas las vasijas, tomaron las luces en la mano izquierda, y prosiguiendo en tocar las trompetas que tenían en la derecha gritaron todos: ¡La espada del Señor y de Gedeón!

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Enseguida los tres grupos tocaron juntos los cuernos y rompieron las vasijas. Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el Señor y también por Gedeón!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Inmediatamente los tres grupos tocaron el cuerno y rompieron los cántaros. Tomaron las antorchas con la mano izquierda sin dejar de tocar el cuerno que sostenían en la mano derecha, y gritaban: '¡Espada para Yavé y Gedeón!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Entonces, los tres escuadrones hicieron resonar los shofar, quebraron los cántaros, y tomando con su mano izquierda las antorchas y con su diestra el shofar para hacerlo resonar, clamaron: ¡Espada de YHVH y de Gedeón!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Los tres grupos hicieron sonar las trompetas y rompieron los cántaros; y tomando las teas con la mano izquierda y las trompetas con la derecha, las hacían sonar y gritaban: '¡La espada, por Yahveh y por Gedeón!'.

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Jueces 7:20
14 Referans Kwoze  

¡Ay de la corona de soberbia de los embriagados de Efraín, de la flor caduca de la gloria y alegría de los que estaban en Samaria, en la cumbre del fertilísimo valle, dominados por el vino!


¡Oh espada del Señor!, ¿no descansarás tú nunca? Entrate otra vez en tu vaina, mitiga ese ardor, y estáte queda.


En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la última trompeta: porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán en un estado incorruptible, y entonces nosotros seremos transformados.


Mas este tesoro lo llevamos en vasos de barro, frágil y quebradizo; para que se reconozca que la grandeza del poder que se ve en nosotros es de Dios y no nuestra.


Después, nosotros los vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados con ellos sobre nubes al encuentro de Cristo en el aire, y así estaremos con el Señor eternamente.


Por la fe fue trasladado Enoc de este mundo para que no muriese, y no se le vio más, por cuanto Dios le transportó a otra parte que no se sabe; mas antes de la traslación tuvo el testimonio de haber agradado a Dios.


Y cuando los sacerdotes a la séptima vuelta tocaron las trompetas, dijo Josué a todo Israel: Alzad el grito: porque el Señor os ha entregado la ciudad,


Levantando, pues, el grito todo el pueblo, y resonando las trompetas, luego que la voz y el estruendo de ellas penetró los oídos del gentío, de repente cayeron las murallas y subió cada cual por la parte que tenía delante de sí; y se apoderaron de la ciudad,


Y al séptimo, tomen los sacerdotes siete trompetas de las que sirven para el jubileo, y vayan delante del Arca del Testamento, y en esa forma daréis siete vueltas a la ciudad, tocando los sacerdotes sus trompetas.


Por lo demás, no os hemos hecho conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas o ficciones ingeniosas; sino como testigos oculares de su grandeza,


Entrando, pues, Gedeón por un lado del campo, seguido de sus trescientos hombres, al comenzar la vela de la medianoche, y despertados los centinelas, comenzaron Gedeón y los suyos a tocar las trompetas, y a quebrar unas vasijas con otras;


manteniéndose cada uno quieto en su puesto alrededor de los reales enemigos. Con esto todas las tropas de Madián se alborotaron, y dando gritos y aullidos echaron a huir.


Venido, pues, el día siguiente, dividió Saúl el ejército en tres cuerpos, y al rayar el alba entró por medio de los campamentos de los amonitas, y los estuvo acuchillando hasta que el sol comenzó a calentar; desparramándose de tal suerte los que escaparon, que no quedaron dos de ellos juntos.


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