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Jueces 5:23 - Biblia Torres Amat 1825

23 ¡Bendita entre todas las mujeres Jahel, esposa de Haber, cineo, bendita sea en su pabellón!

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Biblia Reina Valera 1960

23 Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al socorro de Jehová contra los fuertes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 “Que sean malditos los habitantes de Meroz —dijo el ángel del Señor—. Que sean completamente malditos, porque no vinieron para ayudar al Señor, para ayudar al Señor contra los poderosos guerreros”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Maldigan a Meroz, dijo el ángel de Yavé, maldigan, maldigan a sus habitantes que no estuvieron allí para ayudar a Yavé, para ayudar a Yavé con los valientes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ¡Maldecid a Meroz! dice el ángel de YHVH, Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron en ayuda de YHVH, En ayuda de YHVH con los valientes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Maldecid a Meroz, dice el ángel de Yahveh, maldecid y maldecid a sus habitantes, porque no vinieron en ayuda de Yahveh, en ayuda de Yahveh, con los héroes.

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Jueces 5:23
23 Referans Kwoze  

A continuación de éstos construyeron los de Tecua; pero los magnates de entre ellos no arrimaron sus hombros para traba-jar en la obra de su Señor.


Mas entretanto, ¿quién se pondrá de mi parte contra los malvados?; ¿quién saldrá a favor mío contra los que obran la iniquidad?


Maldito aquel que ejecuta de mala fe y con negligencia la obra que el Señor le manda; y maldito el que por lo mismo veda a su espada verter sangre.


Al mismo tiempo dirá a los que estarán a la izquierda: Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue destinado para el diablo y sus ángeles.


Porque no me atreveré a tomar en boca, sino lo que Jesucristo ha hecho por medio de mí para reducir a su obediencia a los gentiles, con la palabra y con las obras,


El que no ama a nuestro Señor Jesucristo, sea anatema: Maran Atha.


Porque nosotros somos unos coadjutores de Dios; vosotros sois el campo que Dios cultiva, sois el edificio que Dios construye por nuestras manos.


Y así nosotros como cooperadores del Señor, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.


A la cual se apareció el ángel del Señor, y le dijo: Tú eres estéril y sin hijos; pero concebirás, y parirás un hijo.


con sola la condición de que no hicierais alianza con los naturales de esta tierra, sino que derribarais sus altares. Mas vosotros no habéis querido escuchar mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?


¿Quién es en todas las tribus de Israel el que no se unió al ejército del Señor? Porque estando en Masfa se habían obligado con un solemne juramento a matar a los que faltasen.


Dijeron pues: ¿Quién hay de las tribus todas de Israel que no haya comparecido ante el Señor en Masfa? Y se halló que los moradores de Jabes-Galaad no habían estado en aquel ejército.


que yo llevaré a un sitio del torrente Cisón a Sísara, general del ejército de Jabín, con todos sus carros y su gente, y los entregaré en tus manos.


Se sirvió de uno de la tribu de Efraín para derrotar a los cananeos en la persona de los amalecitas: después se sirvió de una de la tribu de Benjamín contra tus pueblos, ¡oh Amalec! De Maquir, primogénito de Manasés, descendieron los príncipes, y de Zabulón los que han capitaneado hoy el ejército para combatir.


Después de estas reconvenciones vino el ángel del Señor, y se sentó debajo de una encina que había en Efra, y era pertenencia de Joás, cabeza de la familia de Ezri. Y como Gedeón, su hijo, estuviese sacudiendo y limpiando el grano en un lagar para esconderlo de los madianitas,


Por lo que dijo a los vecinos de Soccot: Dadme, os ruego, pan para la tropa que viene conmigo, pues está muy desfallecida, a fin de que podamos perseguir a Zebee y a Salmana, reyes de Madián.


Respondieron los príncipes de Soccot: Pues qué, ¿tienes en tu poder maniatados a Zebee y a Salmana, para pedirnos que demos pan a este su ejército?


Moviendo de allí vino a Fanuel, y propuso lo mismo a los habitantes de aquel lugar, que también le respondieron como los de Soccot.


y conozca todo este concurso de gente, que el Señor salva sin espada ni lanza; porque él es el árbitro de la guerra, y él os entregará en nuestras manos.


Por lo que dijo Saúl a David: He aquí a Merob, mi hija mayor, voy a dártela por esposa. Tú sobre todo sé valiente, y pelea al servicio del Señor. Al mismo tiempo decía Saúl para consigo: No sea yo el que lo mate; sino sean los filisteos los que lo hagan.


Perdóname, mi señor, a tu sierva ese pecado de Nabal; porque seguramente edificará el Señor para ti una casa estable, por cuanto tú, dueño mío, peleas por el Señor; no se halle, pues, culpa ninguna en ti, en todos los días de tu vida.


Oye, pues, ahora, te ruego, mi rey y señor, las palabras de tu siervo: Si es el Señor el que te incita contra mí, acepte el olor de este sacrificio; mas si son los hombres, malditos sean en la presencia del Señor, ellos, que me han hoy desterrado, para que no habite en la heredad del Señor; como quien dice: Anda y sirve a dioses ajenos.


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