Y estando ya junto a la gran peña de Gabaón, salió Amasa a encontrarlos. Estaba Joab vestido de una túnica estrecha, ajustada a la medida de su talle, llevando sobre ella ceñida su daga pendiente con su vaina hasta la ingle, fabricada con tal arte, que a un ligero movimiento podía salirse fuera, y darse el golpe.
Y así que le vi, caí a sus pies como muerto. Mas él puso su diestra sobre mí, diciendo: No temas. Yo soy el primero y el último, o principio y fin de todo;
Bien sé que habitas en un lugar donde Satanás tiene su asiento y mantienes no obstante mi Nombre, y no has negado mi fe, aun en aquellos días en que Antipas, testigo mío fiel, fue martirizado entre vosotros donde Satanás mora.
con tanta fuerza que la guarnición o empuñadura entró tras la hoja en la herida, y se quedó cubierta y encajada en la mucha grosura: ni sacó del vientre la daga sino que como se la metió, así la dejó en él; y al instante los excrementos salieron por sus conductos naturales.