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Juan 9:29 - Biblia Torres Amat 1825

29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; mas éste no sabemos de dónde es.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ese, no sabemos de dónde sea.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Sabemos que Dios le habló a Moisés, pero no sabemos ni siquiera de dónde proviene este hombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos ni siquiera de dónde es.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés, pero éste, no sabemos de dónde es.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero éste no sabemos de dónde es'.

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Juan 9:29
28 Referans Kwoze  

a quienes diréis: Esto manda el rey: Meted a ese hombre en la cárcel, y alimentadle con pan de dolor y agua de aflicción, hasta que yo vuelva victorioso.


Mas Jehú salió a donde estaban los oficiales de su señor; los cuales le preguntaron: ¿Todo va bien? ¿A qué ha venido a ti ese mentecato? Les respondió Jehú: Vosotros conocéis a ese hombre, y lo que puede haber dicho.


Hizo conocer a Moisés sus caminos, y a los hijos de Israel su voluntad.


Mas envió a Moisés, siervo suyo, y a Aarón, a quien había elegido.


Estando después en los campamentos se atrevieron contra Moisés, y contra Aarón, el consagrado al Señor.


Bien que yo soy un gusano, y no un hombre; el oprobio de los hombres, y el desecho de la gente.


Acordaos de la ley de Moisés, mi siervo, que le di en Horeb para todo Israel, la cual contiene mis preceptos y mandamientos.


Dijo entonces Moisés: En esto conoceréis que el Señor me ha enviado a ejecutar todas las cosas que veis, y que no las he forjado yo en mi cabeza.


Pero los fariseos, oyéndolo, decían: Este no lanza los demonios sino por obra de Beelzebub, príncipe de los demonios.


y dijeron: Este dijo: Yo puedo destruir el templo de Dios y reedificarlo en tres días.


Y comenzaron a acusarlo, diciendo: A éste le hemos hallado pervirtiendo a nuestra nación, y prohibiendo pagar los tributos a César, y diciendo que él es el Cristo o el ungido rey de Israel.


Porque la ley fue dada por Moisés; mas la gracia y la verdad fue traída por Jesucristo.


Pero de éste sabemos de dónde es; mas cuando venga el Cristo nadie sabrá su origen.


Entretanto, prosiguiendo Jesús en instruirlos, decía en alta voz en el templo: Vosotros pensáis que me conocéis, y sabéis de dónde soy; pero yo no he venido de mí mismo, sino que quien me ha enviado es veraz, al cual vosotros no conocéis.


Les respondió Jesús : Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es digno de fe. Porque yo sé de dónde he venido, y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy,


Sobre lo que decían algunos de los fariseos: No es enviado de Dios este hombre, pues no guarda el sábado. Otros, decían: ¿Cómo un hombre pecador puede hacer tales milagros? Y había desacuerdo entre ellos.


Llamaron, pues, otra vez al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.


Respondió aquel hombre, y les dijo: Aquí está la maravilla, que vosotros no sabéis de dónde es éste, y con todo ha abierto mis ojos,


Hasta esta palabra la estuvieron escuchando; mas aquí levantaron el grito diciendo: ¡Quita del mundo a un tal hombre, que no es justo que viva!


Pero ayudado del auxilio de Dios, he perseverado hasta el día de hoy, testificando la verdad a grandes y a pequeños, no predicando otra cosa más que lo que Moisés y los profetas predijeron que había de suceder,


Así que a este Moisés, a quien desecharon, diciendo: ¿Quién te ha constituido nuestro príncipe y juez?, a este mismo envió Dios para ser el caudillo y libertador de ellos, bajo la dirección del ángel, que se le apareció en la zarza.


Ni después se vio jamás en Israel un profeta como Moisés, con quien conversase el Señor cara a cara;


nos ha hablado últimamente en estos días, por medio de su Hijo Jesucristo, a quien constituyó heredero universal de todas las cosas, por quien creó también los siglos y cuanto ha existido en ellos.


El cual siendo como es el resplandor de su gloria y vivo retrato de su sustancia, y sustentándolo y rigiéndolo todo con sola su poderosa palabra, después de habernos purificado de nuestros pecados, está sentado a la diestra de la majestad en lo más alto de los cielos,


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