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Juan 14:23 - Biblia Torres Amat 1825

23 Jesús le respondió así: Cualquiera que me ama, observará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos mansión dentro de él.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Jesús contestó: —Todos los que me aman harán lo que yo diga. Mi Padre los amará, y vendremos para vivir con cada uno de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Jesús le respondió: 'Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra morada en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Respondió Jesús, y le dijo: Si alguno me ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Jesús le contestó: 'Si uno me ama, guardará mi palabra, mi Padre lo amará y vendremos a él para fijar morada en él.

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Juan 14:23
30 Referans Kwoze  

Y por fin dijo: Hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra; y domine a los peces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias, y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobre la tierra.


Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de manera que el uno no entienda el habla del otro.


Señor, en todas épocas has sido tú nuestro amparo.


El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo.


Pues esto dice el excelso y el sublime Dios que mora en la eternidad, y cuyo nombre es Santo: El que habita en las alturas y en el santuario, y en el corazón contrito y humillado, para vivificar el espíritu de los humildes y dar vida al corazón de los contritos.


Mi Padre y yo somos una misma cosa.


Si me amáis, observad mis mandamientos.


a saber, el Espíritu de verdad, a quien el mundo, o el hombre mundano, no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conoceréis, porque morará con vosotros, y estará dentro de vosotros.


Quien ha recibido mis mandamientos, y los observa, ése es el que me ama. Y el que me ama, será amado de mi Padre; y yo le amaré, y yo mismo me manifestaré a él.


Pero el que no me ama, no practica mi palabra. Y la palabra que habéis oído, no es solamente mía, sino del Padre, que me ha enviado.


Si observareis mis preceptos, perseveraréis en mi amor; así como yo también he guardado los preceptos de mi Padre, y persevero en su amor.


siendo cierto que el mismo Padre os ama, porque vosotros me habéis amado, y creído que yo he salido de Dios.


Quien come mi carne y bebe mi sangre, en mí mora, y yo en él.


En verdad, en verdad os digo, que quien observare mi palabra, no morirá para siempre.


Dijeron los judíos: Ahora acabamos de conocer que estás poseído de algún demonio. Abrahán murió, y murieron también los profetas, y tú dices: Quien observare mi palabra, no morirá eternamente.


¿O qué consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo, según aquello que dice Dios: Habitaré dentro de ellos, y en medio de ellos andaré, y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


y que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, estando arraigados y cimentados en caridad,


Y ésta es la promesa que nos hizo él mismo, la vida eterna.


Quien dice que mora en él, debe seguir el mismo camino que él siguió.


Esos tales son del mundo, y por eso hablan el lenguaje del mundo, y el mundo los escucha.


Así es que todo hijo de Dios vence al mundo; y lo que nos hace alcanzar victoria sobre el mundo, es nuestra fe.


Puesto que se han descubierto en el mundo muchos impostores que no confiesan que Jesucristo haya venido en carne verdadera; negar esto es ser un impostor y un anticristo.


Y yo no vi templo en ella; por cuanto el Señor Dios omnipotente es su templo, con el Cordero.


Y oí una voz grande que venía del trono, y decía: Ved aquí el Tabernáculo de Dios entre los hombres, y el Señor morará con ellos. Y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios habitando en medio de ellos será su Dios.


Allí no habrá jamás maldición alguna, sino que Dios y el Cordero estarán de asiento en ella, y sus siervos le servirán de continuo.


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