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Juan 11:35 - Biblia Torres Amat 1825

35 Entonces a Jesús se le arrasaron los ojos en lágrimas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

35 Jesús lloró.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 Entonces Jesús lloró.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Y Jesús lloró.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Jesús lloró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Jesús rompió a llorar.

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Juan 11:35
17 Referans Kwoze  

Y se retiró a toda prisa, porque se le conmovieron las entrañas a causa de su hermano, y se le saltaban las lágrimas; y entrando en su gabinete, prorrumpió en llanto.


Yo en otro tiempo lloraba con el que se hallaba atribulado, y mi alma se compadecía del pobre.


Arroyos de lágrimas han derramado mis ojos, por no haber observado tu santa ley.


Lo vimos después despreciado, y el desecho de los hombres, varón de dolores, y que sabe lo que es padecer; y su rostro como cubierto de vergüenza y afrentado; por lo que no hicimos ningún caso de él.


En todas las tribulaciones que les acontecieron, jamás se cansó el Señor de librarlos, antes bien el ángel que está en su presencia los sacaba a salvo; y él mismo a impulso de su amor y su clemencia los redimió, y los sobrellevó, y los ensalzó en todo tiempo.


Que si no obedeciereis en esto, llorará mi alma en secreto, al ver vuestra soberbia; llorará amargamente, y mis ojos derramarán arroyos de lágrimas, por haber sido cautivada la grey del Señor.


Y tú les dirás entretanto estas palabras: Derramen mis ojos sin cesar lágrimas noche y día, porque Jerusalén , la virgen hija del pueblo mío, se halla quebrantada de una extrema aflicción, con una llaga sumamente maligna.


¿Quién dará agua a mi cabeza, y hará de mis ojos dos fuentes de lágrimas para llorar día y noche la muerte que se ha dado a tantos moradores de la hija de mi pueblo, o de Jerusalén ?


Por eso estoy yo llorando, y son mis ojos fuentes de agua; porque está lejos de mí el consuelo que haga revivir el alma mía. Han perecido mis hijos, pues el enemigo ha triunfado.


Mientras escuchaban estas cosas los presentes, añadió una parábola, atento a que se hallaba vecino a Jerusalén , y las gentes creían que luego se había de manifestar el reino de Dios.


Al llegar cerca de Jerusalén , poniéndose a mirar esta ciudad, derramó lágrimas sobre ella, diciendo:


Jesús al verla llorar, y llorar también los judíos que habían venido con ella, se estremeció en su alma, y se conturbó a sí mismo,


y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Ven, Señor, le dijeron, y lo verás.


Lleguémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, a fin de alcanzar misericordia, y hallar el auxilio de la gracia para ser socorridos a tiempo oportuno.


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