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Jonás 4:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Y nacido que hubo el sol, dispuso el Señor que soplase un viento solano que quemaba; hería el sol en la cabeza de Jonás , quien se abrasaba y deseaba la muerte, diciendo: Mejor me es morir que vivir.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Así que cuando el sol se intensificó, Dios proveyó un viento abrasador del oriente para que soplara sobre Jonás. El sol pegó sobre su cabeza hasta que se sintió tan débil que deseaba morirse y exclamó: «¡Es mejor morir que vivir así!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Al salir el sol, Yavé hizo soplar viento caliente desde el este. El sol acaloró tanto a Jonás que éste se desmayó. Se deseó la muerte y dijo: 'Mejor es morir que vivir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció que al salir el sol, ’Elohim envió un sofocante viento oriental, y el sol hirió la cabeza de Jonás, de modo que se desmayaba y deseaba morir, y dijo: ¡Más me vale morir que vivir!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Además, Dios dispuso que, al salir el sol, se levantara un viento sofocante; el sol le daba en la cabeza a Jonás y le hacía desfallecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: 'Me es mejor la muerte que la vida'.

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Jonás 4:8
23 Referans Kwoze  

Otras tantas nacían también de otra, menudas y quemadas del viento abrasador,


Y prosiguió su camino una jornada por el desierto; y habiendo llegado allá y sentándose debajo de un enebro pidió para su alma la separación del cuerpo, diciendo: Bástame ya, Señor, de vivir; llévate mi alma; pues no soy yo de mejor condición que mis padres.


Se fue Acab a su casa indignado y bramando de cólera por la respuesta que le había dado Nabot, jezraelita diciendo: No te doy yo la heredad de mis padres. Y echándose sobre su cama, volvió su rostro hacia la pared, y no quiso comer nada.


Le respondió Job: Has hablado como una de las mujeres sin seso. Si recibimos los bienes de la mano de Dios, ¿por qué no recibiremos también los males? En medio de todas estas cosas no pecó Job en cuanto dijo.


Por esta causa mi alma quisiera más un patíbulo, y cualquier muerte para mis huesos.


Ni de día el sol te quemará, ni de noche te dañará la luna.


Enmudecí, y no abrí mi boca, porque todo lo hacías tú.


No seas, pues, fácil en airarte, porque la ira se abriga en el corazón del insensato.


¡Oh tú, el querido de mi alma!, dime dónde tienes los pastos, dónde el sesteadero al llegar el mediodía, para que no tenga yo que ir vagueando tras de los rebaños de tus compañeros.


No padecerán hambre ni sed, ni el ardor del sol les ofenderá; porque aquel Señor que usa de tanta misericordia para con ellos, los conducirá, y los llevará a beber en los manantiales de las aguas.


Mas ella fue arrancada con ira, y echada por tierra, y un viento abrasador secó sus frutos; se marchitaron y secaron sus robustas varas, y el fuego la devoró.


Porque el infierno o sepulcro dividirá unos hermanos de otros. El Señor enviará un viento abrasador que se levantará del desierto, el cual agotará sus manantiales y secará sus fuentes. El rey arrebatará del país todos los más preciosos tesoros.


Dijo entonces Moisés a Aarón: Esto es lo que tiene dicho el Señor: Yo haré conocer mi santidad en los que se llegan a mí, y a vista de todo el pueblo seré glorificado. Lo que oyendo Aarón, no habló palabra.


Y había el Señor preparado un gran pez, para que se tragara a Jonás ; el cual estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez.


Mas el Señor envió un viento recio sobre el mar, con lo que se movió en ella una gran borrasca; de suerte que se hallaba la nave a riesgo de estrellarse.


Ahora bien, Señor, te ruego que me quites la vida, porque para mí es ya mejor morir que vivir.


Pero el Señor dijo a Jonás : ¿Crees tú razonable enojarte por causa de la hiedra? Y respondió él: Razón tengo para encolerizarme hasta desear mi muerte.


diciendo: Estos últimos no han trabajado más que una hora, y los has igualado con nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor.


He aquí que estoy a la puerta de tu corazón, y llamo; si alguno escuchare mi voz y me abriere la puerta, entraré a él, y con él cenaré, y él conmigo.


porque el Cordero, que está en medio del solio, será su pastor, y los llevará a fuentes de aguas vivas, y Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos.


Le manifestó, pues, Samuel, una por una todas las palabras, sin ocultarle nada; y Helí respondió: El es el Señor, haga lo que sea agradable a sus ojos.


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