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Joel 3:16 - Biblia Torres Amat 1825

16 Y el Señor rugirá desde Sión y hará oír su voz desde Jerusalén , y se estremecerán los cielos y la tierra. Mas el Señor es la esperanza de su pueblo y la fortaleza de los hijos de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 La voz del Señor pronto rugirá desde Sion y tronará desde Jerusalén, y los cielos y la tierra temblarán; pero el Señor será un refugio para su pueblo, una fortaleza firme para el pueblo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 YHVH rugirá desde Sión, Dará su voz desde Jerusalem, y temblarán los cielos y la tierra. Pero YHVH es la esperanza de su pueblo, La fortaleza de los hijos de Israel.

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Joel 3:16
31 Referans Kwoze  

El Señor es mi firme apoyo, mi asilo, y mi libertador. Mi Dios es mi socorro y en él esperaré. El es mi protector y mi poderosa salvación, y el amparo mío.


El Señor dará fortaleza a su pueblo. El Señor colmará a su pueblo de bendiciones de paz.


Pues eres mi esperanza y baluarte fortísimo contra el enemigo,


Es el Nombre del Señor una torre fortísima; a él se acoge el varón justo, y será ensalzado.


Sus ojos verán al rey de los cielos en su gloria; y la tierra la mirarán lejos de ellos.


Pues el Señor es nuestro juez, el Señor nuestro legislador, el Señor nuestro rey; él es el que nos ha de salvar.


Hasta ahora, dirá el, estuve siempre callado, guardé silencio, fui misericordioso; mas ya como voces de mujer que está de parto, así serán las mías: Desolaré y devoraré de un golpe a todos mis enemigos.


En tu boca he puesto mis palabras, y te he amparado con la sombra de mi poderosa mano, para que plantes los cielos y fundes la tierra, y digas a Sión: Tú eres mi pueblo.


¡Oh Señor, fortaleza mía, y el sostén mío, y mi refugio en el tiempo de la tribulación!, a ti vendrán las gentes desde las extremidades de la tierra, y dirán: Verdaderamente que nuestros padres poseyeron la mentira y la vanidad, la cual para nada les aprovechó.


No seas, pues, para mí motivo de temor tú, ¡oh Señor, esperanza mía en el tiempo de la aflicción!


Así lo decreto lleno de celo y encendido en cólera. Grande será en aquel día la conmoción en la tierra de Israel;


Ellos seguirán al Señor, cuando él ruga como león. Rugirá el Señor, y causará asombro a los hijos del mar.


Dijo, pues: El Señor rugirá desde Sión, y hará oír su voz desde Jerusalén , y se marchitarán los más hermosos pastos, o praderas, y se agostarán las cimas del Carmelo.


Ruge el león de Judá: ¿Quién no temerá? El Señor Dios ha hablado, ¿quién se retraerá de profetizar?


Bueno es al mismo tiempo el Señor, y consolador es de sus hijos en tiempo de la tribulación; y conoce y protege a los que ponen en él su esperanza.


Porque esto dice el Señor de los ejércitos: Aún falta poco tiempo y yo pondré en movimiento el cielo y la tierra, y el mar y todo el universo.


Y pondré en movimiento las gentes todas, porque vendrá el deseado de todas las gentes; y henchiré de gloria este templo, dice el Señor de los ejércitos.


Y los haré fuertes en el Señor, y en mi Nombre seguirán adelante, dice el Señor.


Y yo haré fuerte la casa de Judá, y salvaré la casa de José; y los haré volver de sus errores, pues que me apiadaré de ellos; y serán como eran antes que yo los desechase; puesto que yo soy el Señor Dios suyo, y los oiré benigno.


Dirigid vuestros pasos hacia la ciudad fuerte, oh vosotros cautivos que tenéis esperanza, pues te anuncio, oh pueblo mío, que te daré doblados bienes.


Mas con decir: Una vez todavía, declara el cambio de las cosas movibles o instables como cosas hechas sólo para algún tiempo, a fin de que permanezcan aquellas que son inconmovibles.


El segundo ay se pasó, y bien pronto vendrá el ay tercero, o la tercera desdicha.


En esto apareció un gran prodigio en el cielo, una mujer vestida del sol, y la luna debajo de sus pies, y en su cabeza una corona de doce estrellas.


Y siguieron relámpagos, y voces, y truenos, y se sintió un gran terremoto, tal y tan grande, como nunca hubo desde que hay hombres sobre la tierra.


Y aquel Señor a quien se debe el triunfo de Israel, no te perdonará; ni se arrepentirá de esto; porque no es él un hombre para que tenga que arrepentirse.


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