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Job 4:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 Tus palabras eran el sostén de los vacilantes, y tú fortalecías las trémulas rodillas de los débiles.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Al que tropezaba enderezaban tus palabras, Y esforzabas las rodillas que decaían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tus palabras daban apoyo a los que caían; animabas a los de rodillas temblorosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Con tu palabra sostenías a aquel que vacilaba, robustecías las piernas de los endebles;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Tus palabras sostenían al que tambaleaba, Y afirmabas las rodillas decaídas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 que con tus palabras sostenías a los vacilantes, robustecías las rodillas que se rinden.

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Job 4:4
15 Referans Kwoze  

Bienaventurado me llamaba todo el que oía mis palabras; y decía bien de mí cualquiera que me miraba;


Si quería ir a sus reuniones, me sentaba en el primer lugar; y estando sentado como un rey rodeado de sus guardias, no por eso dejaba de ser el consolador de los afligidos.


Tú eras antes el que amaestraba a muchos; tú dabas vigor a los agobiados.


Mas ahora que el azote ha descargado sobre ti, estás abatido; te ha tocado el Señor, y te has conturbado todo.


Y así el Señor alarga la mano a todos los que van a caer, y endereza a todos los agobiados.


Hay quien hace inconsideradamente una promesa, y al instante, como herido de una espada, se ve estimulado de su conciencia; mas la lengua de los sabios acarrea la salud y bienestar.


Como manzanas de oro en lecho o canastillo de plata, así es la palabra dicha a su debido tiempo.


El Señor me dio una lengua sabia, a fin de que sepa y sostener con mis palabras al que está desmayado; él me llama por la mañana, me llama de madrugada a mis oídos, para que le escuche como a maestro.


Se le cambió al instante al rey el color del rostro, le llenaban de turbación los pensamientos que le venían, y se le desencajaban las junturas de los riñones, y se batían una contra otra sus rodillas.


Ahora, por el contrario, debéis usar con él de indulgencia y consolarle, porque quizá con la demasiada tristeza no acontezca que ese tal dé al través, y se desespere.


Pero Dios que consuela a los humildes, nos ha consolado con la venida de Tito;


Procurad que ninguno vuelva a otro mal por mal; sino tratad de hacer siempre bien unos a otros, y a todo el mundo.


marchad con paso firme por el recto camino, a fin de que alguno por andar claudicando en la fe no se aparte de ella, sino antes bien se corrija.


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