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Jeremías 6:12 - Biblia Torres Amat 1825

12 Y sus casas pasarán a ser de otros, y también las heredades y las mujeres, porque yo extenderé mi mano contra los moradores del país, dice el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Sus casas serán dadas a los enemigos, al igual que sus campos y sus esposas porque levantaré mi puño poderoso contra la gente de esta tierra —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Sus casas pasarán a otros, junto con sus campos y sus mujeres, cuando yo extienda mi mano sobre los habitantes de esta tierra, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y sus casas serán entregadas a otros, Juntamente con sus campos y sus mujeres, Porque extenderé mi mano contra los habitantes de esta tierra, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez; porque voy a extender mi mano contra los habitantes del país -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 6:12
26 Referans Kwoze  

Y alzando David los ojos vio al ángel del Señor, que estaba en el aire, con una espada desenvainada en su mano, vuelta contra Jerusalén ; y a su vista, tanto él como los ancianos, vestidos de cilicios, se postraron rostro por tierra.


¡Ay de Asur!, vara y bastón de mi furor; en su mano he puesto mi ira.


Y alzará bandera para servir de señal a un pueblo lejano, y lo llamará con un silbo desde los extremos de la tierra, y he aquí que, diligente, acudirá con la mayor rapidez.


porque el pueblo no se ha convertido hacia aquel que lo hiere, y no ha buscado al Señor de los ejércitos;


Pues la impiedad se encendió cual fuego que devora las zarzas y las espigas, y toma vigor en lo más espeso del bosque, y se eleva en torbellinos de humo densísimo.


¡Ay de aquellos que establecen leyes inicuas, y escriben continuamente sentencias de injusticia,


Tú me abandonaste, dice el Señor, y me volviste las espaldas, y yo extenderé mi mano sobre ti, y te exterminaré, cansado estoy de rogarte.


Y yo mismo pelearé contra vosotros, y os derrotaré extendiendo mi mano y el fuerte brazo mío con furor e indignación y enojo grande.


Sábete que todas las mujeres, que han quedado en el palacio del rey de Judá serán conducidas para los príncipes del rey de Babilonia; y estas mismas te dirán entonces: ¡Oh, cómo te han engañado y prevalecido para daño tuyo los que te lisonjeaban con la paz! Dirigieron tus pasos a un resbaladero, y te han metido en un atolladero, y en seguida te han abandonado.


Y todas tus mujeres y tus hijos serán llevados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que caerás prisionero del rey de Babilonia, el cual incendiará esta ciudad.


Por tanto esto dice el Señor Dios: Ya mi furor y mi indignación está para descargar contra ese lugar que han profanado, contra los hombres y las bestias, contra los árboles de la campiña, y contra los frutos de la tierra, y todo arderá y no se apagará.


Por este motivo yo entregaré sus mujeres a los extraños, sus tierras a otros herederos; porque desde el más pequeño hasta el más grande, todos se dejan llevar de la avaricia; desde el profeta o cantor, hasta el sacerdote; todos se ocupan en la mentira.


Determinó el Señor destruir los muros de la hija de Sión, tiró su cordel, y no retiró su mano hasta que la demolió; se resintió el antemural, y quedó luego arrasada la muralla.


No ha cesado día y noche de descargar sobre mí su mano.


Deshonraban a las mujeres de Sión, violaban a las vírgenes en las ciudades de Judá.


Nuestra heredad ha pasado a manos de extranjeros, en poder de extraños se hallan nuestras casas.


Nos hemos quedado como huérfanos, privados de su padre; están como viudas nuestras madres.


Esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra ti, ¡oh montaña de Seir!, y yo descargaré sobre ti mi mano, y te dejaré asolada y desierta.


Yo conduciré allí los más perversos de las naciones, y ellos poseerán sus casas, y reprimiré así el orgullo de los poderosos, y haré que otros se apoderen de sus santuarios, o cosas santas.


En aquel día se compondrá sobre vosotros una parábola o lamentación, y se os cantará con tono lastimero esta canción: Nosotros hemos sido enteramente asolados; ha cambiado de dueño la herencia de mi pueblo; ¿cómo se retirará de mí el castigo, puesto que vuelve al asirio, el cual se ha de repartir nuestros campos?


Y serán saqueadas sus riquezas, y reducidas a un desierto sus casas, y construirán habitaciones excelentes, mas no las habitarán; plantarán viñas, mas no beberán su vino.


Y extenderé mi brazo contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén ; y exterminaré de este lugar los restos de la idolatría de Baal y los nombres o la memoria de sus ministros y sacerdotes;


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