8 Pero el ejército de los caldeos fue en persecución de Sedecías, y se apoderó de él en el desierto que está cerca de Jericó , y lo abandonó toda su comitiva.
8 Sin embargo, las tropas babilónicas persiguieron al rey Sedequías y lo alcanzaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.
8 Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, dieron alcance a Sedecías en las llanuras de Jericó y todo su ejército se dispersó, dejándole abandonado.
Y tras esto, dice el Señor, yo entregaré a Sedecías, rey de Judá, y a sus servidores, y a su pueblo, y a los que hayan quedado en la ciudad salvos de la peste, y de la espada, y del hambre, los entregaré, digo, en poder del rey de Babilonia Nabucodonosor, y en poder de sus enemigos, y en poder de los que buscan cómo matarlos, y serán pasados a cuchillo, y no se aplacará, ni perdonará, ni tendrá compasión.
y Sedecías, rey de Judá, no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá en poder del rey de Babilonia, y hablará con él boca a boca, y le verá con sus mismos ojos;
Y a Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes o cortesanos los pondré en manos de sus enemigos, en manos de los que maquinan su muerte, y en manos de los ejércitos del rey de Babilonia que se han retirado de vosotros.
Después el rey Sedecías envió a sacarlo de allí, y lo interrogó secretamente en su palacio, diciéndole: ¿Crees tú que hay efectivamente alguna revelación de parte del Señor? Sí, la hay, respondió Jeremías, y añadió: Tú serás entregado en manos del rey de Babilonia.
¿Y en qué he pecado contra ti, añadió Jeremías al rey Sedecías, contra tus servidores, o contra tu pueblo para que me hayas mandado poner en la cárcel?
Y todas tus mujeres y tus hijos serán llevados a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que caerás prisionero del rey de Babilonia, el cual incendiará esta ciudad.
Pero fue a alcanzarle el ejército de los caldeos, y prendieron a Sedecías en el campo desierto de Jericó , y le llevaron preso a Nabucodonosor, rey de Babilonia, que estaba en Reblata, situada en el territorio de Emat, donde le juzgó.