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Jeremías 51:56 - Biblia Torres Amat 1825

56 Porque ha venido el ladrón sobre ella, esto es, sobre Babilonia, y han sido cogidos sus valientes, cuyo arco se quedó sin fuerza; porque vengador poderoso es el Señor, el cual les dará la paga merecida.

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Biblia Reina Valera 1960

56 Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

56 Vienen contra Babilonia ejércitos destructores. Apresan a sus hombres valientes y sus armas se quiebran en sus manos. Pues el Señor es Dios que da justo castigo; él siempre le da a cada cual su merecido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

56 Es que viene sobre Babilonia el que la va a destruir; sus soldados son hechos prisioneros, y sus arcos, rotos. Sí, Yavé es el Dios de las represalias que paga estrictamente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

56 Por cuanto el asolador ha venido contra ella, contra Babilonia. Sus valientes han sido apresados y sus arcos destrozados, porque YHVH es un Dios de retribuciones, que da la paga inexorablemente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

56 Es que viene sobre ella, sobre Babel, el devastador; sus guerreros son cazados, sus arcos se han roto. Yahveh es un Dios de represalias que sabe desquitarse.

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Jeremías 51:56
32 Referans Kwoze  

Apoyó su arco o su confianza en el fuerte Dios, y fueron desatadas las cadenas de sus brazos y manos por la mano del todopoderoso Dios de Jacob de donde salió para pastor y piedra fundamental de Israel.


¡Desventurada hija, o ciudad, de Babilonia! Afortunado sea aquel que te diere el pago de lo que nos ha hecho tu padecer a nosotros.


Pero su misma espada traspasará sus propios corazones, y será su arco hecho pedazos.


cómo ha alejado la guerra hasta el cabo del mundo. Romperá los arcos, hará pedazos las armas, y entregará al fuego los escudos.


Allí rompió las saetas y los arcos, los escudos, las espadas; y puso fin a la guerra.


Por esto están doloridas mis entrañas y padezco una congoja semejante a la de una mujer que está de parto; me atemoricé al oírlo, y al verlo quedé sin aliento.


Y se convertirán en pez encendida las aguas de sus torrentes, y en azufre el polvo de Idumea; y arderán sus campiñas como si fueran todas de pez.


Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y quedarán expeditas las orejas de los sordos.


Saldrá preparado para vengarse y para descargar el merecido enojo sobre sus enemigos, y dar el justo pago a sus adversarios; él tratará a las islas o naciones según su merecido.


Esto dice el Señor de los ejércitos: He aquí que yo haré pedazos el arco de Elam, que es el cimiento de su pujanza.


Y la Caldea será entregada al saqueo; quedarán atestados de riquezas todos sus saqueadores, dice el Señor.


Espada contra sus adivinos, y quedarán atontados; espada contra sus valientes, y quedarán llenos de terror.


Y después, ante vuestros ojos, yo pagaré a Babilonia y a todos los moradores de la Caldea todo el mal que hicieron contra Sión, dice el Señor.


Han abandonado el combate los valientes de Babilonia, se han metido en las fortalezas, se acabó su valor, son ya como mujeres, incendiadas han sido sus casas, y hechos pedazos los cerrojos de sus puertas.


Los cielos y la tierra, y cuanto hay en ellos cantarán alabanzas al Señor por lo sucedido a Babilonia; porque del norte le vendrán sus destructores, dice el Señor.


Aun cuando Babilonia se levantare hasta el cielo, y afianzare en lo alto su fuerza, yo enviaré, dice el Señor, gentes que la destruirán.


Huid, ¡oh judíos!, de en medio de Babilonia, y ponga cada cual a salvo su propia vida; no seáis indolentes en orden a su iniquidad; porque ha llegado el tiempo de la venganza del Señor, el cual le dará su merecido.


Tú les darás, ¡oh Señor!, lo que merecen las obras de sus manos.


Y destrozaré el arco que tienes en la mano izquierda, y haré caer de tu derecha las saetas.


Y saldrán los moradores de las ciudades de Israel, y recogerán para el fuego y quemarán las armas, los escudos, las lanzas, los arcos, las saetas, los bastones o garrotes y las picas, y serán leña para el fuego por siete, por muchos, años.


No podrá resistir el que dispara el arco, no se salvará el ligero de pies, ni podrá el de a caballo ponerse a salvo.


Porque se acerca ya el día del castigo del Señor para todas las gentes. Aquello que tú hiciste contra mi pueblo, eso se hará contigo; sobre tu propia cabeza hará Dios recaer tu castigo.


Por cuanto tú has despojado a muchas gentes o naciones, te despojarán a ti todos los que hayan quedado de ellas, en castigo de la sangre humana que has derramado, y de las injusticias cometidas contra la tierra, contra la ciudad y contra todos sus habitantes.


Sí: mía es la venganza, y yo les daré el pago a su tiempo, para derrocar su pie: cerca está ya el día de su perdición, y ese plazo viene volando.


y a vosotros, que estáis al presente atribulados, os haga gozar con nosotros del descanso eterno, cuando el Señor Jesús descenderá del cielo y aparecerá con los ángeles que son los ministros de su poder,


Y los diez cuernos que viste en la bestia, ésos aborrecen a la ramera, y la dejarán desolada, y desnuda, y comerán sus carnes, y a ella la quemarán en el fuego.


¡Oh cielo!, regocíjate sobre ella; como también vosotros, ¡oh santos apóstoles y profetas!, pues Dios condenándola ha tomado venganza por vosotros, os ha hecho justicia.


porque verdaderos son y justos sus juicios, pues ha condenado a la gran ramera, la cual estragó la tierra con su prostitución, y ha vengado la sangre de sus siervos, derramada por las manos de ella.


Se quebró el arco, o la fortaleza, de los fuertes, y los flacos han sido revestidos de vigor.


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