Jeremías 50:27 - Biblia Torres Amat 1825

²⁷ Exterminad a todos sus guerreros, sean conducidos al matadero; ¡ay de ellos!, porque ha llegado ya su día, el día de su castigo.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

²⁷ Matad a todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay de ellos! pues ha venido su día, el tiempo de su castigo.

Biblia Nueva Traducción Viviente

²⁷ Maten incluso a sus becerros; ¡para ellos también será terrible! ¡Masácrenlos a todos! Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.

Biblia Católica (Latinoamericana)

²⁷ Degüellen todos sus novillos, que marchen al matadero. ¡Ay de ellos, porque ha llegado su día, la hora de su castigo!'

La Biblia Textual 3a Edicion

²⁷ ¡Pasad a cuchillo a todos sus novillos° Y desciendan ellos al matadero! ¡Ay de ellos! Pues ha llegado su día, El tiempo de su visitación.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

²⁷ Haced matanza en sus toros: bajen todos al matadero ¡ay de ellos!, pues ha llegado su día, el tiempo de su castigo.

Jeremías 50:27 Referans Kwoze

Job 18:20

En este su día terrible quedarán atónitos los que vendrán después, y horrorizados sus compañeros.

Salmos 22:12

Cercado me han novillos en gran número; recios y bravos toros me han sitiado.

Salmos 37:13

Pero el Señor se reirá de él como quien está previendo que le llegará su día.

Isaías 21:12

Duro anuncio contra la Arabia: Vosotros dormiréis a la noche en el bosque sobre el camino de Dedanim.

Isaías 34:6

Y caerán con éstos a tierra los unicornios y los toros con los poderosos; la tierra se embriagará de la sangre de ellos, y de la grasa de los cuerpos sus campiñas.

Isaías 34:7

Porque ha llegado el día de la venganza del Señor, el año o tiempo de hacer justicia a Sión.

Jeremías 12:3

En cuanto a mí, ¡oh Señor!, tú me conoces bien, me has visto, y has experimentado qué tal es mi corazón para contigo. Reúnelos como rebaño para el sacrificio, y destínalos aparte para el día de la mortandad.

Jeremías 25:34

Prorrumpid en alaridos vosotros, ¡oh pastores!, y alzad el grito y cubríos de ceniza, ¡oh mayorales de la grey!, porque se han acabado vuestros días y vais a ser despedazados, y siendo vasos preciosos caeréis por tierra y os haréis pedazos.

Jeremías 27:7

Y todos estos pueblos serán esclavos suyos, y de su hijo, y del hijo de su hijo; hasta que llegue el plazo de la ruina de él mismo y de su tierra o reino, entretanto le servirán muchas naciones y grandes reyes.

Jeremías 46:21

También sus soldados mercenarios, que vivían en medio de ella como becerros cebados, volvieron las espaldas y echaron a huir; y no pudieron hacer frente al enemigo, porque llegó para ellos el día de su ruina, el día de su castigo.

Jeremías 48:10

Maldito aquel que ejecuta de mala fe y con negligencia la obra que el Señor le manda; y maldito el que por lo mismo veda a su espada verter sangre.

Jeremías 48:15

Devastado ha sido el país de Moab, y taladas sus ciudades, ha sido degollada toda su escogida juventud, dice aquel rey cuyo nombre es Señor de los ejércitos.

Jeremías 48:44

El que huyere del espanto caerá en la fosa, y quien saliere de la fosa quedará preso en el lazo; porque yo haré que llegue sobre Moab el tiempo de su castigo, dice el Señor.

Jeremías 50:11

Ya que saltáis de contento, y habláis con arrogancia por haber devastado la heredad mía; ya que retozáis como novillos sobre la hierba, y mugís como toros,

Jeremías 50:31

Aquí estoy yo contra ti, ¡oh soberbio Baltasar!, dice el Señor Dios de los ejércitos; porque ha llegado tu día, el día de tu castigo.

Jeremías 51:40

Los conduciré como corderos al matadero, y como carneros y cabritos.

Lamentaciones 1:21

Han oído mis gemidos y no hay nadie que me consuele, todos mis enemigos han sabido mis desastres, y se han regocijado de que tú los hayas causado. Tú me enviarás el día de la consolación; y entonces ellos se hallarán en el estado en que me hallo.

Apocalipsis 18:10

Puestos a lo lejos por miedo de sus tormentos, dirán: ¡Ay, ay de aquella gran ciudad de Babilonia, de aquella ciudad poderosa! ¡Ay, en un instante ha llegado tu juicio!

Apocalipsis 19:17

Vi también a un ángel que estaba en el sol, y clamó en alta voz, diciendo a todas las aves que volaban por medio del cielo: Venid, y congregaos a la cena grande de Dios,