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Jeremías 50:20 - Biblia Torres Amat 1825

20 En aquellos días, dice el Señor, y en aquel tiempo se andará en busca de la iniquidad o idolatría de Israel, mas ésta no existirá ya; y del pecado de Judá, y tampoco se hallará; porque yo seré propicio a los restos de dicho pueblo que me reservaré.

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Biblia Reina Valera 1960

20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 En esos días —dice el Señor—, no se encontrará pecado en Israel ni en Judá, porque perdonaré al remanente que yo guarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 En aquellos días, entonces, se buscará la culpa de Israel, pero no existirá; los pecados de Judá, pero no se hallará ninguno, porque al que salvo, yo le perdono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En aquellos días y en aquella hora, dice YHVH, se buscará la culpa de Israel, y no se hallará, y el pecado de Judá, y no se encontrará, porque Yo habré perdonado al remanente que me haya reservado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 En aquellos días y en aquel tiempo -oráculo de Yahveh-, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.

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Jeremías 50:20
30 Referans Kwoze  

Cuanto dista el oriente del occidente, tan lejos ha echado de nosotros nuestras maldades.


Pusiste a prueba mi corazón, y le has visitado durante la noche; me has acrisolado al fuego, y en mí no se ha hallado iniquidad.


Has aplacado ya toda tu ira; has calmado el furor de tu indignación.


Oíd la palabra del Señor, ¡oh príncipes de Judá que imitáis a los reyes de Sodoma! Escucha atento la ley de nuestro Dios, tú, ¡oh pueblo semejante al de Gomorra!


Porque aun cuando tu pueblo, oh Israel, fuese como la arena del mar, solamente los restos de él se convertirán; pero los restos que se salvaren de la destrucción, rebosarán en justicia.


Venid acá, oh naciones, y escuchad; pueblos, estad atentos; oiga la tierra y toda su población; la tierra toda y cuanto en ella vive.


Tráeme, si no tú a la memoria tus acciones; entremos ambos en juicio: Alega si tienes alguna cosa que te justifique.


Cantad, ¡oh cielos!, alabanzas, porque el Señor ha hecho tan gran misericordia; alégrate, tierra, de un cabo a otro; montes, selvas y todas sus plantas, haced resonar sus alabanzas, porque redimió el Señor a Jacob , y será glorificado en Israel.


Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.


En aquellos días y en aquel tiempo yo haré brotar de la estirpe de David un germen de justicia, el Mesías, el cual gobernará con rectitud, y establecerá la justicia en la tierra.


Y los purificaré de todas las iniquidades con que pecaron contra mí; y les perdonaré todos los pecados con que me ofendieron y despreciaron.


No habrá nadie que se escape; y del resto de los judíos que viven peregrinando en la tierra de Egipto, no habrá ninguno que vuelva a la tierra de Judá, a la cual tanto suspiran ellos volver para habitarla; no volverán a ella sino aquellos que huyan de Egipto.


En aquellos días y en aquel tiempo se reunirán, dice el Señor, los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá para volver a Jerusalén ; y llorando de alegría se darán prisa, y buscarán al Señor su Dios.


¡Oh hija de Sión!, tiene su términos el castigo de tu maldad, el Señor nunca más te hará pasar a otro país. Mas él castigará, ¡oh hija de Edom!, tu iniquidad, él descubrirá tus maldades.


De todas cuantas maldades haya él cometido, yo no me acordaré más; él hallará vida en la virtud que ha practicado.


Se volverá hacia nosotros, y nos tendrá compasión. Sepultará en el olvido nuestras maldades, y arrojará a lo más profundo del mar todos nuestros pecados.


Y dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, el cual pondrá su esperanza en el Nombre del Señor.


Porque he aquí la piedra que yo puse delante de Josué, piedra única, y la cual tiene siete ojos, he aquí que yo la labraré con el cincel, dice el Señor de los ejércitos; y en un día arrojaré yo de aquella tierra la iniquidad.


No hay ídolo en la estirpe de Jacob , ni se ve simulacro en Israel. El Señor su Dios está con él, y en él resuena ya el sonido de las trompetas en señal de la victoria de su rey.


Haced, pues, penitencia, y convertíos, a fin de que se borren vuestros pecados,


Para vosotros en primer lugar es para quienes ha resucitado Dios a su Hijo, y le ha enviado a llenaros de bendiciones, a fin de que cada uno se convierta de su mala vida.


Y si por gracia, claro está que no por obras; de otra suerte la gracia no fuera gracia.


Ni pasa lo mismo en este don de la gracia, que lo que vemos en el pecado. Porque nosotros hemos sido condenados en el juicio de Dios por un solo pecado, en lugar de que seamos justificados por la gracia después de muchos pecados.


Ni tampoco abandonéis más vuestro cuerpo al pecado para servir de instrumentos a la iniquidad; sino antes bien entregaos todos a Dios, como resucitados de muerte a vida, y ofreced a Dios vuestros cuerpos para servir de instrumentos a la justicia o virtud.


como lo hace en todas sus cartas, tratando en ellas de esto mismo; en las cuales hay algunas cosas difíciles de comprender, cuyo sentido los inconstantes en la fe pervierten, de la misma manera que las demás Escrituras, de que abusan para su propia perdición.


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