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Jeremías 49:8 - Biblia Torres Amat 1825

8 Huid, no os volváis a mirar atrás, bajaos a las más profundas simas, ¡oh habitantes de Dedán!, porque yo he enviado sobre Esaú su ruina, el tiempo de su castigo.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 ¡Dense la vuelta y huyan! ¡Escóndanse en cuevas profundas, habitantes de Dedán! Pues cuando yo traiga desastre sobre Edom, ¡a ti también te castigaré!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡Den media vuelta y huyan, escóndanse bien, habitantes de Dedán Porque voy a dejar caer la ruina sobre Esaú, en el momento de su castigo!

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Huid, volveos atrás, cavad refugios, Oh moradores de Dedán; Porque a Esaú le envío su desastre en el tiempo de su visitación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 ¡Huid! ¡Volved! ¡Morad en las cavernas, habitantes de Dedán! Porque la ruina de Esaú yo se la traigo, el tiempo de su castigo.

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Jeremías 49:8
22 Referans Kwoze  

Cesad, pues, de irritar al hombre, que tiene el espíritu en las narices; porque él es el que ha sido considerado excelso o todopoderoso.


Los que moráis por la parte de mediodía, salid al encuentro, llevad agua al sediento, e id provistos de pan para socorro del que huye.


Bañada está toda en sangre la espada del Señor, chorreando grasa y sangre de corderos y de macho cabrío, sangre de gordos carneros; porque las víctimas del Señor están en Bosra; hará él una gran mortandad en el país de los idumeos.


y a las provincias de Dedán y de Tema y de Buz, y a todos aquellos que llevan cortado el cabello a modo de corona,


También sus soldados mercenarios, que vivían en medio de ella como becerros cebados, volvieron las espaldas y echaron a huir; y no pudieron hacer frente al enemigo, porque llegó para ellos el día de su ruina, el día de su castigo.


Desamparad las ciudades, ¡oh habitantes de Moab!, idos a vivir entre las breñas, e imitad a la paloma que hace su nido en la hendidura más alta de la peña.


El que huyere del espanto caerá en la fosa, y quien saliere de la fosa quedará preso en el lazo; porque yo haré que llegue sobre Moab el tiempo de su castigo, dice el Señor.


Huid, salvad vuestras vidas; sed como tamariscos en el desierto.


Huid, escapad lejos a toda prisa, dice el Señor, reposad en las cavernas, vosotros que habitáis en Asor; porque contra vosotros ha formado designios, y ha maquinado males el rey de Babilonia, Nabucodonosor.


Vosotros les arrebataréis sus camellos, y serán presa vuestra sus muchísimos ganados. Yo dispersaré a todos vientos a éstos que se cortan sus cabellos en forma de corona; y de todos sus confines haré venir contra ellos la muerte, dice el Señor.


Exterminad a todos sus guerreros, sean conducidos al matadero; ¡ay de ellos!, porque ha llegado ya su día, el día de su castigo.


Esforzaos, ¡oh hijos de Benjamín!, en medio de Jerusalén , y tocad el clarín de guerra en Tecua, y alzad una bandera sobre Betacarem; porque hacia el septentrión se deja ver un azote y una calamidad grande.


por tanto, esto dice el Señor Dios: Yo descargaré mi mano sobre la Idumea, y exterminaré de ella hombres y bestias, y la dejaré hecha un desierto por el lado del mediodía; y los que se hallan en Dedán o hacia el norte, serán pasados a cuchillo.


y aborrecí, o amé menos, a Esaú y reduje a soledad sus montañas, abandonando su heredad a los dragones del desierto?


Que si los idumeos dijeren: Destruidos hemos sido, pero volveremos a restaurar nuestras ruinas; he aquí lo que dice el Señor de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y serán llamados país impío, pueblo contra el cual está el Señor indignado para siempre.


y decían a los montes y peñascos: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquel Señor que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero,


quienes los oprimieron en tanto grado, que se vieron obligados a abrir grutas y cuevas en los montes para guarecerse, y a fabricar lugares muy fuertes para defenderse.


Viéndose los israelitas estrechados o en apuro (estando ya desalentado todo el pueblo), se ocultaron en cuevas y subterráneos, y entre peñascos, y en las grutas y cisternas.


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