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Jeremías 46:5 - Biblia Torres Amat 1825

5 ¿Pero qué sucederá? Los vi despavoridos, y que volvían las espaldas, muertos sus valientes; huían corriendo sin volverse a mirar atrás: el terror se esparce por todas partes, dice el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

5 ¿Por qué los vi medrosos, retrocediendo? Sus valientes fueron deshechos, y huyeron sin volver a mirar atrás; miedo de todas partes, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Pero ¿qué es lo que veo? El ejército egipcio huye aterrorizado. Sus hombres de guerra más valientes corren sin mirar atrás. A cada paso se llenan de terror —dice el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Pero, ¿qué es lo que veo? Ellos se acobardan y retroceden. Los más valientes son derrotados, huyen sin volver la cabeza, ¡Terror por todas partes!, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero, ¿qué es lo que veo? Están aterrorizados; Sus valientes se baten en retirada derrotados, Y huyen sin mirar atrás cercados de pavor, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero ¿qué veo? Están consternados, vuelven la espalda; sus guerreros, batidos, emprenden la huida sin mirar atrás. ¡Pavor por doquier! -oráculo de Yahveh-.

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Jeremías 46:5
19 Referans Kwoze  

Y le sacaron, y le pusieron fuera de la ciudad; y allí le dijeron estas palabras: Salva tu vida; no mires hacia atrás, ni te pares en toda la región circunvecina, sino ponte a salvo en el monte, no sea que también tú perezcas junto con los otros.


Mirad que va a llegar el día del Señor, día horroroso y lleno de indignación, y de ira, y de furor, para convertir en un desierto la tierra, y borrar de ella a los pecadores.


Y la tierra de Judá será el espanto de Egipto; y cada uno al acordarse de ella temblará, por causa de los designios que a favor de la misma formó el Señor de los ejércitos.


Oíd, ¡oh sordos!, y vosotros, ciegos, abrid los ojos para ver.


Y alzará bandera para servir de señal a un pueblo lejano, y lo llamará con un silbo desde los extremos de la tierra, y he aquí que, diligente, acudirá con la mayor rapidez.


El hecho es que oí las maldiciones de muchos, y el terror se apoderó de mí por todos lados: Perseguidle, persigámosle, oí que decían todos aquellos mismos que vivían en paz conmigo, y estaban a mi lado; observemos si comete alguna falta; que en tal caso, prevaleceremos contra él y tomaremos de él venganza.


¿Cómo ha caído y se pudre en el suelo tu campeón? No se ha mantenido firme; porque el Señor lo ha derribado.


También sus soldados mercenarios, que vivían en medio de ella como becerros cebados, volvieron las espaldas y echaron a huir; y no pudieron hacer frente al enemigo, porque llegó para ellos el día de su ruina, el día de su castigo.


Se apoderarán de sus tiendas y de sus ganados; robarán sus pieles, y todos sus muebles, y sus camellos; y acarrearán de todas partes el terror sobre ellos.


He aquí que yo, dice el Señor de los ejércitos, haré que se llenen de terror todos los pueblos cercanos tuyos, y quedaréis dispersos el uno lejos del otro, sin que haya nadie que reúna a los fugitivos.


¡Ah! No salgáis por los campos, ni andéis por los caminos; pues la espada del enemigo y su terror os cercan por todos lados.


Y haré que queden atónitas de tu desgracia muchas naciones; y que sus reyes tiemblen por causa de ti, poseídos de sumo espanto, cuando mi espada comience a relumbrar delante de sus ojos; y todos de repente se pondrán a temblar por su vida en el día de tu ruina.


Comeréis las carnes de los valientes, y beberéis la sangre de los príncipes de la tierra, sangre de carneros, y de corderos, y de machos cabríos, y de toros, y de animales cebados, y de toda res gorda;


Y Nínive inundada con las aguas ha quedado hecha una laguna. Huyeron sus defensores, y por más que les gritaban: ¡Deteneos!, ¡deteneos!, ninguno volvió a mirar atrás.


Robad, ¡oh caldeos!, la plata, robad el oro. Es inmensa la riqueza de sus preciosas alhajas.


Cerca está el día grande del Señor, está cerca, y va llegando con suma velocidad; amargas voces serán las que se oigan en el día del Señor; los poderosos se verán entonces en aprie-tos.


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