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Jeremías 45:5 - Biblia Torres Amat 1825

5 ¿Y tú pides para ti portentos o cosas grandes? No tienes que pedirlas; porque he aquí que yo enviaré desastres sobre todos los hombres, dice el Señor; pero a ti te salvaré la vida en cualquier lugar a donde vayas.

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Biblia Reina Valera 1960

5 ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 ¿Buscas grandes cosas para ti mismo? ¡No lo hagas! Yo traeré un gran desastre sobre todo este pueblo; pero a ti te daré tu vida como recompensa dondequiera que vayas. ¡Yo, el Señor, he hablado!”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 ¿Y tú reclamas para ti cosas extraordinarias? No reclames tanto, pues voy a descargar calamidades sobre todos los mortales, dice Yavé, pero a ti te concederé la vida. La guardarás como un premio por dondequiera que vayas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 ¿Y tú buscas para ti grandezas? ¡No las busques! porque he aquí, Yo traigo mal sobre toda carne, dice YHVH. Pero tu vida te será dada por botín en todos los lugares adonde tú vayas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 ¿Y tú buscas para ti cosas grandes? No las busques. Porque yo voy a traer desgracias sobre todo mortal -oráculo de Yahveh-, pero a ti te daré tu vida por botín a dondequiera que vayas.

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Jeremías 45:5
19 Referans Kwoze  

Viendo, pues, Dios que la tierra estaba corrompida (por cuanto lo estaba la conducta de vida de todos los mortales sobre la tierra),


Y le dijo el Señor: Por cuanto has hecho esta petición, y no has pedido para ti larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino que has pedido sabiduría para discernir lo justo,


Da, pues, a tu siervo un corazón dócil para que sepa hacer justicia, y discernir entre lo bueno y lo malo; porque si no, ¿quién será capaz de gobernar este pueblo, este pueblo tuyo tan numeroso?


Mas Eliseo replicó: Pues, ¿no estaba yo presente en espíritu cuando aquel hombre saltó de su coche para ir a tu encuentro? Ahora bien, tú has recibido dinero, y has recibido ropas para comprar olivares, y viñas, y ovejas, y bueyes, y esclavos y esclavas.


¡Oh Señor!, no se ha enorgullecido mi corazón, ni mis ojos se han mostrado altivos. No he aspirado a cosas grandes, ni a cosas elevadas sobre mi capacidad.


Pues el Señor rodeado de fuego y armado de su espada juzgará a todos los mortales; y será grande el número de aquellos a quienes el Señor quitará la vida.


El que se quede en esta ciudad, perecerá al filo de la espada, o de hambre, o de peste; mas aquel que salga y se entregue a los caldeos que os tienen sitiados, salvará la vida y tendrá esto por una ganancia.


Porque esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Toma de mi mano esa copa de vino de mi furor, y darás a beber de él a todas las gentes a quienes yo te envío;


y beberán de él, y se turbarán y perderán el juicio, a vista de la espada que yo desenvainaré contra ellas.


y asimismo a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos. A cada uno de estos pueblos le di a beber del cáliz de la ira para irritarlo contra su hermano, y a todos cuantos reinos hay en la superficie de la tierra; y el rey de Sesac, o Babilonia, lo beberá después de ellos.


Hasta el cabo del mundo llegó el estrépito de las armas de los caldeos; porque el Señor entra en juicio con las naciones, y disputa su causa contra todos los mortales. Yo he entregado a los impíos, dice el Señor, al filo de la espada.


Así habla el Señor: Cualquiera que se quede en esta ciudad morirá a cuchillo, o de hambre, o de peste: pero el que se refugiare a los caldeos vivirá y pondrá a salvo su vida.


sino que te libraré de todo trance, y no morirás a cuchillo, antes bien conservarás segura tu vida, porque tuviste confianza en mí, dice el Señor.


Por tanto, espérame, dice el Señor, en el día venidero de mi resurrección ; porque mi voluntad es congregar las naciones y reunir los reinos; y entonces derramaré sobre ellos mi indignación, y toda la ira y furor mío; de modo que el fuego de mi celo devorará toda la tierra.


Estad siempre unidos en unos mismos sentimientos y deseos, no buscando cosas altas, sino acomodándoos a lo que sea más humilde. No queráis teneros dentro de vosotros mismos por sabios o prudentes.


de manera que podamos animosamente decir: El Señor es quien me ayuda; no temeré cosa que hagan contra mí los hombres.


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