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Jeremías 37:7 - Biblia Torres Amat 1825

7 Esto dice el Señor Dios de Israel: Diréis al rey de Judá, que os ha enviado a consultarme: Mira que el ejército del faraón que venía a socorreros, se volverá a su tierra, a Egipto;

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Biblia Reina Valera 1960

7 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultaseis: He aquí que el ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se volvió a su tierra en Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 «Esto dice el Señor, Dios de Israel: el rey de Judá te envió a consultarme acerca de lo que va a suceder. Dile a él: “El ejército del faraón está a punto de regresar a Egipto aunque vino aquí para ayudarte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Así dice Yavé, Dios de Israel: Esta es la respuesta que entregarán ustedes al rey de Judá que los envió a consultarme: El ejército de Faraón que había salido de Egipto para ayudarlos, se volverá a su país,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Así dice YHVH Dios de Israel: Diréis así al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultarais: He aquí el ejército de Faraón que había salido en vuestro socorro, se ha vuelto a su tierra en Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 así dice Yahveh, Dios de Israel: de este modo hablaréis al rey de Judá, que os ha enviado a mí para consultarme: mirad: el ejército del Faraón que ha salido en vuestra ayuda se volverá a su país de Egipto;

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Jeremías 37:7
22 Referans Kwoze  

Y al rey de Judá que os ha enviado a consultar al Señor, diréis así: Esto dice el Señor Dios de Israel: Por cuanto has escuchado las palabras de este libro,


Y de allí en adelante no intentó el rey de Egipto salir de su tierra, por cuanto el rey de Babilonia se había alzado con todo lo que había sido del rey de Egipto, desde el río de Egipto hasta el río Eufrates.


Contra el Señor no hay sabiduría, no hay prudencia, no hay consejo que valga.


Anda, pues, ahora y escríbeles esta predicción sobre una tablilla, y regístrala exactamente en un libro, para que sea en los días venideros un testimonio sempiterno.


Que si tú me respondieres: Nosotros confiamos en el Señor Dios nuestro, acaso ¿no es ése aquel mismo cuyos lugares altos y cuyos altares destruyó Ezequías , diciendo a Judá y a Jerusalén : Solamente ante este altar adoraréis con sacrificios a Dios?


Y ahora, ¿qué es lo que pretendes tú con andar hacia Egipto, y con ir a beber el agua turbia del Nilo? ¿O qué tienes tú que ver con el camino de Asiria, ni para qué ir a beber el agua de su río Eufrates?


¡Oh, y cómo te has envilecido hasta lo sumo volviendo a tus malos pasos! Tú serás burlada de Egipto como lo fuiste ya de Asur.


Sí, volverás también de Egipto avergonzada, con tus manos sobre la cabeza; por cuanto el Señor ha frustrado enteramente la confianza tuya, y no tendrás allá prosperidad ninguna.


He aquí lo que respondió el Señor a Jeremías, cuando el rey Sedecías le envió a decir por Fasur, hijo de Melquías, y por el sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, lo siguiente:


Consulta por nosotros al Señor; pues Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos ataca con su ejército, y sepas si el Señor por ventura está en obrar a favor nuestro alguno de sus muchos prodigios, que obligue a aquél a retirarse de nosotros.


Y envió el rey Sedecías a Jucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo de Maasías sacerdote, a decir al profeta Jeremías: Ruega por nosotros al Señor Dios nuestro.


Entretanto el ejército del faraón salió de Egipto; oído lo cual por los caldeos, que tenían cercada a Jerusalén , levantaron el sitio.


Entonces el Señor habló al profeta Jeremías del modo siguiente:


Jerusalén trae a su memoria aquellos días de su aflicción, y sus prevaricaciones, y todos aquellos bienes de que gozó desde los antiguos tiempos; se acordó de todo eso al tiempo que caía y perecía su pueblo por mano enemiga, sin que acudiese nadie a socorrerla; la vieron sus enemigos y se mofaron de sus solemnidades.


Cuando aún subsistíamos, desfallecían nuestros ojos esperando en vano nuestro socorro, poniendo nuestra atención en una nación que no había de salvarnos.


Y el faraón con su gran ejército y su mucha gente no peleará contra el enemigo, cuando éste levante terraplenes, y forme trincheras para matar mucha gente,


Y no inspirarán ya confianza a los de la casa de Israel, a los cuales enseñaban la iniquidad; y no acudirán ya a ellos, ni los seguirán; sabrán que yo soy el Señor Dios.


Por tanto esto dice el Señor Dios: Heme aquí contra el faraón, rey de Egipto, y desmenuzaré su brazo que era robusto pero está ya quebrado; y haré caer de su mano la espada,


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