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Jeremías 35:4 - Biblia Torres Amat 1825

4 y los introduje a la casa del Señor, en el aposento llamado de los Tesoros, donde estaban los hijos de Hanán, hijo de Jegedelías, varón de Dios; aposento que estaba junto al tesoro de los príncipes, sobre la tesorería de Maasías, hijo de Sellum, el cual era el guarda del atrio del templo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 y los llevé a la casa de Jehová, al aposento de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, varón de Dios, el cual estaba junto al aposento de los príncipes, que estaba sobre el aposento de Maasías hijo de Salum, guarda de la puerta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Los llevé al templo y fuimos a la habitación asignada a los hijos de Hanán, hijo de Igdalías, hombre de Dios. Esta habitación se encontraba junto a la que usaban los funcionarios del templo, encima de la habitación de Maaseías, hijo de Salum, el portero del templo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 y los llevé a la Casa de Yavé, al departamento de Ben Yojanán, hijo de Jegdelías, hombre de Dios; ése está al lado del departamento de los jefes y encima del que tiene Masías, hijo de Selum, guardián de la puerta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 y los llevé a la Casa de YHVH, al aposento de los hijos de Hanán ben Igdalías, varón de Dios, el cual estaba junto al aposento de los príncipes, sobre el aposento de Maasías ben Salum, guarda de la puerta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 y los llevé al templo de Yahveh, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Yigdalías, hombre de Dios, que está junto a la sala de los príncipes, por encima de la sala de Maasías, hijo de Salún, guardián del vestíbulo.

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Jeremías 35:4
35 Referans Kwoze  

Pero el Señor dirigió su palabra a Semeías, varón de Dios, diciendo:


Mas he aquí que mientras Jeroboam estaba en el altar y echaba el incienso, llegó de Judá a Betel por orden del Señor un varón de Dios,


Oyéndolo, pues, el profeta que lo había hecho volver atrás, dijo: El varón de Dios es, que fue desobediente a la orden del Señor; y el Señor lo entregó a un león que lo ha despedazado y muerto, según se lo había ya anunciado el Señor.


Por lo cual dijo a Elías: ¿Qué te he hecho yo, oh varón de Dios? ¿Has entrado en mi casa para renovar la memoria de mis pecados, y en castigo de ellos hacer morir a mi hijo.


Y dijo la mujer a Elías: Ahora acabo de reconocer en esto que tú eres un varón de Dios, y que verdaderamente la palabra de Dios está en tu boca.


Entonces un varón de Dios vino a encontrar al rey de Israel, y le dijo: Esto dice el Señor: Por cuanto han dicho los siros: El Señor es Dios de los montes y no es Dios de los valles, por lo mismo yo entregaré en tu mano toda esa gran muchedumbre; con lo que acabaréis de conocer que yo soy el Señor.


Y destacó un capitán de cincuenta soldados, con los cincuenta que le estaban subordinados; el cual salió en busca de él; y hallándolo sentado en la cima del monte, le dijo: Varón de Dios, el rey ha mandado que bajes de ahí.


Entonces el sumo sacerdote Joíada mandó hacer una arca , y abrir encima de ella un agujero; y la colocó cerca del altar, a mano derecha de los que entraban en la Casa del Señor. Y los sacerdotes que estaban de guardia en las puertas echaban en ella todo el dinero que se ofrecía al templo del Señor.


Además, se llevó el general del ejército a Saraías, primer sacerdote, y a Sofonías, segundo sacerdote y a tres porteros.


Fue, pues, y se lavó siete veces en el Jordán conforme a la orden del varón de Dios, y se volvió su carne como la carne de un niño tierno, y quedó limpio.


Giezi, sirviente del varón de Dios, dijo: Mi amo ha andado muy comedido con este Naamán de Siria, no queriendo aceptar nada de lo que le ha traído. Vive Dios que he de ir corriendo a alcanzarlo y sacar de él alguna cosa.


Por lo cual el rey de Israel destacó gente a aquel puesto, indicado por el varón de Dios, y lo ocupó de antemano y se resguardó allí repetidas veces.


Había puesto el rey a la puerta de la ciudad aquel capitán que le servía de bracero, al cual atropelló el gentío a la entrada de la puerta, y murió conforme a lo que había predicho el varón de Dios, cuando fue el rey a buscarlo.


Uno de los capitanes, que servía de bracero al rey, respondió al varón de Dios, y dijo: Aunque el Señor hiciese compuertas en el cielo, y lloviese trigo, ¿podrá algún día suceder lo que tú dices? Le contestó Eliseo: Lo verás con tus ojos; mas no comerás de ello.


Por eso tenían cada uno su habitación alrededor del templo del Señor, y abrían a su tiempo las puertas por la mañana.


Distribuyó también, según las disposiciones de su padre David, las funciones de los sacerdotes en sus ministerios; y estableció el orden que debían guardar los levitas respecto al canto y al cumplimiento de sus oficios delante de los sacerdotes, según el rito de cada día; y el repartimiento de los porteros en cada una de las puertas; porque así lo había ordenado David, varón de Dios.


Más vale un solo día de estar en los atrios de tu templo, que millares fuera de ellos. He escogido ser el ínfimo en la casa de Dios, más bien que habitar en la morada de los impíos.


He aquí lo que respondió el Señor a Jeremías, cuando el rey Sedecías le envió a decir por Fasur, hijo de Melquías, y por el sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, lo siguiente:


Llegó esto a noticia de los príncipes de Judá, y pasaron desde el palacio del rey a la casa del Señor, y se sentaron en el tribunal que está a la entrada de la puerta nueva de la casa del Señor.


Llevé, pues, conmigo a Jezonías, hijo de Jeremías, hijo de Habsanías, y a sus hermanos, y a todos sus hijos, y a la familia toda de los recabitas;


Y el general del ejército se llevó también a Saraías, que era el primer sacerdote, a Sofonías que era el segundo, y a tres guardas del atrio.


Y en cada una de las cámaras había un postigo enfrente de las puertas, junto a las cuales lavaban el holocausto.


Ellos edificaron su puerta junto a la puerta mía, o de mi templo; y sus postes junto a los postes míos, y no había más que una pared entre mí y ellos, y profanaron mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron; por esta causa los consumí lleno de indignación.


Esta es la bendición que Moisés, varón de Dios, dio antes de su muerte a los hijos de Is-rael.


Pelea valerosamente por la fe, y victorioso arrebata y asegura bien la vida eterna, para la cual fuiste llamado, y diste un buen testimonio, confesando la fe delante de muchos testigos.


Te conjuro, pues, delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar vivos y muertos, al tiempo de su venida y de su reino,


Con esta ocasión se presentaron a Josué en Gálgala, los hijos de Judá, y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le habló de esta manera: Tú sabes lo que acerca de mí y de ti dijo el Señor en Cadesbarne a Moisés, varón de Dios.


Vino a la sazón un varón de Dios a Helí, y le dijo: Esto dice el Señor: ¿No es así que yo me manifesté visiblemente a la familia de Aarón, tu padre, cuando estaba en Egipto en la casa y bajo el yugo del faraón;


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