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Jeremías 34:20 - Biblia Torres Amat 1825

20 Los entregaré, digo, en poder de sus enemigos, y en manos de los que ansían quitarles la vida; y sus cadáveres servirán de pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Los entregaré en manos de sus enemigos y ellos los matarán. Sus cuerpos serán alimento para los buitres y para los animales salvajes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Los entregaré a sus enemigos, y sus cadáveres serán pasto de las aves y de las fieras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Sí, a éstos los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida. Sus cuerpos muertos serán comida de las aves de los cielos y de las bestias de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.

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Jeremías 34:20
25 Referans Kwoze  

Los de la casa de Jeroboam que murieren en poblado, serán comidos de los perros, y los que murieren en el campo, serán devorados por las aves del cielo; porque el Señor es el que lo ha dicho.


El que del linaje de Baasa muriere en la ciudad, será comido de los perros, y el que muriere en el campo, será pasto de las aves del cielo.


Los cadáveres de tus siervos los han arrojado para pasto de las aves del cielo, han dado las carnes de sus santos a las bestias de la tierra.


Por tanto, así habla el Señor a los habitantes de Anatot, que atentan contra tu vida, y te dicen: No profetices en el nombre del Señor, si no quieres morir a nuestras manos.


¿Es acaso para mí la heredad mía alguna cosa exquisita, como ave de varios colores? ¿Es ella como el ave toda matizada de colores? Venid bestias todas de la tierra, corred a devorarla.


Morirán de varias enfermedades, y no serán llorados ni enterrados, yacerán como estiércol sobre la superficie de la tierra, y serán consumidos con la espada y el hambre, y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.


Y en este sitio disiparé yo los designios de los habitantes de Judá y de Jerusalén ; exterminaré a éstos con la espada, a la vista de sus enemigos, y por mano de aquellos que buscan su perdición, y daré sus cadáveres en pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.


Y tras esto, dice el Señor, yo entregaré a Sedecías, rey de Judá, y a sus servidores, y a su pueblo, y a los que hayan quedado en la ciudad salvos de la peste, y de la espada, y del hambre, los entregaré, digo, en poder del rey de Babilonia Nabucodonosor, y en poder de sus enemigos, y en poder de los que buscan cómo matarlos, y serán pasados a cuchillo, y no se aplacará, ni perdonará, ni tendrá compasión.


Yo te entregaré, ¡oh príncipe impío!, en poder de los que buscan cómo matarte, y de aquellos cuyo rostro te hace temblar, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en poder de los caldeos.


Entonces el rey Sedecías juró secretamente a Jeremías, diciendo: Te juro por el Señor que ha creado en nosotros esta alma, que no te quitaré la vida, ni te entregaré en manos de esos hombres que desean matarte.


E hizo matar el rey de Babilonia, en Reblata, a los hijos de Sedecías, delante de los ojos de éste; a todos los nobles de Judá los hizo morir el rey de Babilonia.


¿Y qué harás ahora, oh desolada hija de Sión? ¿Qué harás? Por más que te vistas de grana, aunque te adornes con joyas de oro, y pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanarás; tus amantes te han desdeñado, quieren acabar contigo.


Esto dice el Señor: He aquí que yo entregaré al faraón Efre, o Vafres, rey de Egipto, en poder de sus enemigos, en manos de aquellos que buscan su perdición, así como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, enemigo suyo, que buscaba cómo perderlo.


Y haré que tiemble Elam delante de sus enemigos, y a la vista de aquellos que intentan su ruina. Enviaré calamidades sobre ellos, la furibunda indignación mía, dice el Señor, y enviaré tras ellos la espada que los persiga hasta acabarlos.


Y los cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá nadie que las ahuyente.


Porque esto dice el Señor Dios: He aquí que yo te entregaré en poder de aquellos que tú aborreciste, en poder de aquellos de quienes se hartó tu alma.


Y a ti y a todos los peces de tus ríos os arrojaré al desierto; tú caerás muerto sobre la superficie de la tierra, sin que nadie te recoja y dé sepultura, a las bestias de la tierra y a las aves del cielo te entregué para que te devoren.


Y te arrojaré en tierra, te dejaré en medio del campo, y haré bajar sobre ti todas las aves del cielo, y que se ceben en ti todas las bestias de la tierra.


Tus cadáveres servirán de pasto a todas las aves del cielo y bestias de la tierra sin que nadie cuide de ahuyentarlas.


Y añadió: Ven acá y echaré tus carnes a las aves del cielo y las bestias de la tierra.


Y el Señor te entregará en mis manos, y yo te mataré y cortaré tu cabeza; y daré hoy los cadáveres del campo de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, para que sepa todo el mundo que hay Dios en Israel;


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