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Jeremías 33:26 - Biblia Torres Amat 1825

26 podrá en tal caso suceder que yo deseche el linaje de Jacob y de David, siervo mío, de modo que yo deje de elegir de su descendencia príncipes de la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob . Mas yo haré volver los que fueron llevados cautivos, y tendré de ellos misericordia.

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Biblia Reina Valera 1960

26 también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Nunca abandonaré a los descendientes de Jacob o de mi siervo David ni cambiaré el plan de que los descendientes de David gobiernen a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob. En cambio, yo los restauraré a su tierra y tendré misericordia de ellos».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 en ese caso ¡tampoco me preocuparé de la familia de Jacob y de David, mi servidor, ni tomaré más de entre sus descendientes a quienes gobiernen la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob!; pues quiero que vuelvan de su cautiverio y demostrarles así compasión.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 también es cierto que no desecharé el linaje de Jacob y de David mi siervo, dejando de tomar de su descendencia quien sea señor sobre el linaje de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque cambio su suerte y les tengo compasión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 tanto más cierto es que no rechazaré la descendencia de Jacob y de mi siervo David, ni dejaré de tomar de entre sus descendientes gobernantes para la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob, pues voy a cambiar su suerte y tendré compasión de ellos'.

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Jeremías 33:26
17 Referans Kwoze  

EL CETRO NO SERA QUITADO DE JUDA, ni de su posteridad el caudillo, hasta que venga el que ha de ser enviado, y éste será la esperanza de las naciones.


Estos son los hijos de la provincia de Judea, que del cautiverio de Babilonia, a que habían sido conducidos por Nabucodonosor, rey de Babilonia, se pusieron en camino, y regresaron a Jerusalén y Judá, cada cual a su pueblo.


Finalmente, los sacerdotes y levitas, y los del pueblo, y los cantores, y los porteros, y los natineos se establecieron en sus ciudades; y de cuantos israelitas volvieron, se fue cada cual a su pueblo.


Cuando el Señor haga volver a Sión los cautivos, será indecible nuestro consuelo.


Y los pueblos los hospedarán, y los acompañarán a su país; y la casa de Israel los poseerá en la tierra del Señor para siervos y siervas; y quedarán cautivos los que los habían cautivado, y súbditos sus opresores.


En el momento de mi indignación aparté de ti mi rostro por un poco; pero en seguida me he compadecido de ti con eterna misericordia, dice el Señor que te ha redimido.


Anda y repite en alta voz estas palabras hacia el septentrión, y di: Conviértete, ¡oh tú, rebelde Israel!, dice el Señor; que no torceré yo mi rostro para no mirarte; pues yo soy santo y benigno, dice el Señor, y no conservaré siempre mi enojo.


¿No es Efraín para mí el hijo querido, el niño que yo he criado con ternura? Desde que yo le he hablado, le traigo siempre en la memoria; por eso se han conmovido por amor suyo mis entrañas. Y tendré para con él entrañas de misericordia, dice el Señor.


Esto dice el Señor, aquel Señor que envía el sol para dar luz al día, y ordena el curso de la luna y de los astros para esclarecer la noche; el que alborota el mar, y al instante braman sus olas; el que se llama Señor de los ejércitos.


Esto dice todavía el Señor: Cuando alguno pudiere medir allá arriba los cielos, y escudriñar allá abajo los cimientos de la tierra, entonces podré yo reprobar a todo el linaje de Israel por sus fechorías, dice el Señor.


¿No has tú hecho alto en lo que habla este pueblo, que dice: Las dos familias que el Señor había escogido están desechadas? De tal manera desprecian ellos a mi pueblo, que a sus ojos ya no es nación.


Por tanto, esto dice el Señor Dios: Yo ahora volveré a traer los cautivos de Jacob , y me apiadaré de toda la familia de Israel, y me mostraré celoso de la honra de mi santo Nombre.


Pero me apiadaré de la casa o reino de Judá; y la salvaré por medio del Señor su Dios, por mí mismo, y no por medio de arcos ni espadas, ni por medio de combates, o de caballos, ni caballeros.


Y la sembraré yo para mí como preciosa simiente sobre la tierra, porque me apiadaré de aquella nación que fue llamada: No más misericordia. Y al que dije que no era mi pueblo, le diré: Pueblo mío eres tú; y él dirá: Tú eres mi Dios.


Y yo haré fuerte la casa de Judá, y salvaré la casa de José; y los haré volver de sus errores, pues que me apiadaré de ellos; y serán como eran antes que yo los desechase; puesto que yo soy el Señor Dios suyo, y los oiré benigno.


El hecho es que Dios permitió que todas las gentes quedasen envueltas en la incredulidad, para ejercitar su misericordia con todos.


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