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Jeremías 32:39 - Biblia Torres Amat 1825

39 Y les daré un mismo corazón y un solo culto; para que me teman todos los días de su vida, y sean felices ellos, y después de ellos sus hijos.

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Biblia Reina Valera 1960

39 Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 Les daré un solo corazón y un solo propósito: adorarme para siempre para su propio bien y el bien de todos sus descendientes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 Y les daré un solo corazón y una sola manera de vivir, para que guarden siempre mi temor, para bien de ellos y de sus hijos después de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 y les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman todos los días, en bien suyo y de sus hijos después de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 Les daré un solo corazón y un solo modo de obrar, para que me teman todos los días en bien suyo y de sus hijos después de ellos.

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Jeremías 32:39
38 Referans Kwoze  

Y estableceré mi pacto entre mí y entre ti, y entre tu posteridad después de ti en la serie de sus generaciones, con alianza sempiterna; para ser yo el Dios tuyo, y de la posteridad después de ti.


Pues bien sé que ha de mandar a sus hijos y a su familia después de sí, que guarden el camino del Señor, y obren según rectitud y justicia: para que cumpla el Señor por amor de Abrahán todas las cosas que le tiene prometidas.


No extiendas tu mano sobre el muchacho, prosiguió el ángel, ni le hagas daño alguno: que ahora me doy por satisfecho que temes a Dios, pues no has perdonado a tu hijo único por amor de mí o por obedecerme.


Al contrario, en Judá obró la mano del Señor, dándoles a todos un mismo corazón para obedecer la palabra del Señor, conforme a la orden del rey y de los príncipes.


Bienaventurado el hombre que teme al Señor, y que toda su afición la pone en cumplir sus mandamientos.


y veas a los hijos de tus hijos y la paz en Israel.


Guíame Señor, por tus sendas, y yo caminaré según tu verdad; alégrese mi corazón de modo que respete tu Nombre.


No envidie tu corazón a los pecadores; sino mantente siempre firme en el temor del Señor,


No habrá allí león, ni bestia alguna feroz transitará por dicho camino, ni allí se hallará; sino que caminarán por aquella senda los que hayan sido libertados de la esclavitud del pecado.


Entonces se oirá la voz de tus centinelas; a un tiempo alzarán el grito, y cantarán cánticos de alabanza, porque verán con sus mismos ojos cómo el Señor hace volver del cautiverio a Sión.


No se fatigarán en vano mis escogidos, ni tendrán hijos que los conturben; porque estirpe de benditos del Señor son, así ellos como sus nietos.


Y les daré un corazón dócil, para que reconozcan que soy el Señor su Dios, y ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios; pues se convertirán a mí de todo corazón.


Mas ésta será la nueva alianza que yo haré, dice el Señor, con la casa de Israel, después que llegue aquel tiempo: Imprimiré mi ley en sus entrañas, y la grabaré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán el pueblo mío.


Y sentaré con ellos una eterna alianza, y no cesaré jamás de hacerles bien; e infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de mí.


Esto decía también el Señor: Paraos en los caminos, ved y preguntad cuáles son las sendas antiguas, cuál es el buen camino, y seguidlo, y hallaréis refrigerio para vuestras almas. Mas ellos dijeron: No lo seguiremos.


Y os daré un nuevo corazón, y pondré en medio de vosotros un nuevo espíritu, y quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.


Y formaré de ellos una sola nación en la tierra, en los montes de Israel, y habrá solamente un rey que los mande a todos, y nunca más formarán ya dos naciones, ni en lo venidero estarán divididos en dos reinos.


Y el siervo mío David será el rey suyo, y uno solo será el pastor de todos ellos; y observarán mis leyes, y guardarán mis preceptos, y los pondrán por obra.


Y morarán sobre la tierra que yo di a mi siervo Jacob , en la cual moraron vuestros padres; y en la misma morarán ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos eternamente; y David mi siervo será perpetuamente su príncipe.


Le respondió Jesús : Yo soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene al Padre sino por mí.


ruego que todos sean una misma cosa; y que como tú, ¡oh Padre!, estás en mí, y yo en ti, así sean ellos una misma cosa en nosotros, para que crea el mundo que tú me has enviado.


el efecto de la cual nos ha hecho Dios ver a nosotros sus hijos, resucitando a Jesús , en conformidad de lo que se halla escrito en el salmo segundo: Tú eres Hijo mío, yo te di hoy el ser.


porque la promesa de este don es para vosotros, y para vuestros hijos, y para todos los que ahora están lejos de la salud, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro.


Para vosotros en primer lugar es para quienes ha resucitado Dios a su Hijo, y le ha enviado a llenaros de bendiciones, a fin de que cada uno se convierta de su mala vida.


Toda la multitud de los fieles tenía un mismo corazón y una misma alma; ni había entre ellos quien considerase como suyo lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.


La Iglesia entretanto gozaba de paz por toda la Judea, y Galilea, y Samaria, e iba estableciéndose o perfeccionándose, procediendo en el temor del Señor, y llena de los consuelos del Espíritu Santo.


Porque si las primicias de los judíos son santas, esto es, los patriarcas, lo es también la masa o el cuerpo de la nación; y si es santa la raíz, también las ramas.


Porque un marido infiel es santificado por la mujer fiel, y la mujer infiel santificada por el marido fiel; de lo contrario, vuestros hijos serían mancillados, cuando ahora son santos.


Por lo demás, hermanos, estad alegres, sed perfectos, exhortaos los unos a los otros, reuníos en un mismo espíritu y corazón, vivid en paz, y el Dios de la paz y de la caridad será con vosotros.


Ojalá que siempre tengan tal espíritu y corazón, que me teman y guarden todos mis mandamientos en todo tiempo, para que sean felices ellos y sus hijos eternamente.


a fin de que temas, ¡oh Israel!, al Señor Dios tuyo, y guardes todos los días de tu vida todos sus mandamientos y preceptos, que yo te ordeno a ti, y a tus hijos y nietos, para que tus días sean prolongados.


Por lo cual nos mandó el Señor practicar todas estas leyes, y temer al Señor Dios nuestro, para que seamos felices todos los días de nuestra vida, como lo somos hoy.


teniendo asimismo el gran sacerdote, Jesucristo, constituido sobre la casa de Dios, o la Iglesia,


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